La embajada de Reino Unido se confina bajo el resguardo policial
Tres días después de conocerse la advertencia de Gran Bretaña sobre una posible violación a la embajada ecuatoriana en Londres para detener a Julian Assange, la legación inglesa en Quito vive un autoencierro y se maneja con hermetismo ante la prensa nacional y extranjera que acude al sitio para conocer cómo se han manejado los servicios consulares y comerciales, luego de la crisis entre ambos países.
Rodrigo Proaño, jefe del operativo de protección a la Embajada de Reino Unido en la capital, informó que desde el miércoles, a las 18:30, 25 uniformados, entre personal de tropa y antimotines, custodian las instalaciones del edificio.
De hecho, el resguardo policial está enfocado también en los edificios contiguos a la embajada: hoteles de primera clase y entidades financieras internacionales.
Al momento, el ingreso al edificio diplomático se encuentra cercado con dos rejas metálicas de 1,80 metros, las cuales son vigiladas por guardias de seguridad privados.
Ellos se encargan de revisar quién ingresa al edificio y quién no, sobre todo porque en las mismas instalaciones se concentran las oficinas de la Embajada de Alemania y de la Unión Europea.
Varios ciudadanos británicos que requieren servicios de legalización, certificación o testificación de documentos, servicios notariales, etc., han evitado ir a su embajada desde que el posible asalto a la sede diplomática de Ecuador en Londres se hizo público por los medios.
El londinense Aaron St. Clair deseaba información sobre cómo obtener el certificado de soltería para, después, contraer matrimonio en Ecuador. No obstante, prefirió alejarse de la embajada por el despliegue policial en la zona y la inspección constante de los guardias privados para el ingreso.
Estos casos se repiten después de que algunas organizaciones sociales (como Diabluma, Colectivo 30-S, Juventud Comunista del Ecuador, Anonymus, entre otras) han anunciado que realizarán plantones diarios en el sector, hasta que Gran Bretaña otorgue el salvoconducto para que el fundador de WikiLeaks pueda llegar a Ecuador.
La bandera de Gran Bretaña ya no flamea en el lugar. Solamente la de Alemania y la Unión Europea se mantienen en el edificio de la zona comercial de Quito. Proaño indicó que se consideró quitar el estandarte para “que grupos extremistas pro Assange no ofendieran ese símbolo nacional”.
Las autoridades británicas en Quito han mantenido hermetismo y silencio sobre cuál es el estado de la atención al público nacional y europeo o el estado actual de las alianzas de comercio e inversiones entre entes públicos y privados.
De hecho, la prensa en general está impedida de llegar hasta los exteriores de la embajada debido al fuerte resguardo policial levantado en los últimos días.