Con palos, piedras y  puños partidarios  de los grupos de oposición, que respaldan el No, se enfrentaron a simpatizantes del Gobierno, que defienden el Sí, en los exteriores de la Delegación Electoral del Guayas, al norte de Guayaquil.  

Varias personas resultaron golpeadas y al menos cuatro de ellas con  roturas  en la cabeza como consecuencia de los fuertes choques. Otras también sufrieron asfixia debido a  que la  Policía Nacional uso gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes que desde las 08:30  se concentraron afuera del organismo electoral, donde se realiza el conteo de  votos, que ayer sumaba 15 puntos de ventaja a favor del Sí.

Los primeros en llegar  fueron los simpatizantes  oficialistas, entre ellos el Frente de Educadores Eloy Alfaro y el Partido Comunista del Ecuador,  quienes se colocaron  con banderas verdes y rojas a favor del Sí al pie de la puerta del recinto electoral.  Entre este grupo se pudo observar al jefe político del Guayas, Bairon Valle,  y al ex ministro del Litoral, Nicolás Issa, entre otros. 

Aproximadamente a las 10:00  llegaron   con banderas de Guayaquil y gritando consignas contra el Gobierno los partidarios del No, afines a la agrupación política Madera de Guerrero, liderados por el asambleísta Andrés  Roche, el  socialcristiano Raymundo Chedraui, entre otros.  El Movimiento Popular Democrático (MPD) también se unió a esta fuerza de choque contra los partidarios del Sí  y llevó hasta el lugar a decenas de sus militantes.       

“Guayas dijo Sí, Guayas dijo Sí”, respondían los simpatizantes del Gobierno a la oposición y quince  minutos  después se produjo el enfrentamiento. Piedras, botellas de plástico y vidrio se lanzaban de un bando a otro, mientras otros se enfrentaban con palos, puños y patadas. De inmediato se escucharon cinco  detonaciones de bombas de gases lacrimógenos, lanzadas por miembros de la  Policía Nacional y de la Infantería de Marina que pretendían  frenar los disturbios. Los manifestantes se dispersaron y corrieron en posiciones opuestas.  pero  cuarenta minutos más tarde,  a las 11:00,  se produjo un nuevo enfrentamiento y  la fuerza pública usó otra vez gas pimienta. Fue entonces cuando varias personas resultaron heridas y otras asfixiadas como el director nacional del MPD, Eduardo Mendoza, que acusó a la fuerza pública de represión.

Durante los choques, los efectivos decomisaron una mochila que supuestamente contenía armas y municiones, pero esta versión fue desmentida por el   comandante de Policía del Distrito Metropolitano de Guayaquil, Ramiro Mantilla,  quien llegó  hasta el lugar para supervisar el operativo a fin de controlar los desmanes.

Mantilla dijo que el bolso contenía piedras  y botellas, pero no específico de qué tendencia. Además reportó que  no  hubo detenidos y que se registraron dos heridos leves, aunque entre la multitud se vieron al menos cuatro, además,  la militante de Alianza PAIS, Pierina Correa, dijo que tres  miembros de su agrupación tenían heridas.   

Antes de los incidentes,  el operativo de seguridad se reforzó  en el recinto electoral con  200  militares, 100 policías y unos 50 vigilantes, quienes instalaron un  cerco  policial a lo largo de las avenidas Democracia y Robert Gilbert. 

El viceministro de la política,   Alexis Rivas, que se encontraba ayer en la Delegación provincial, condenó estos hechos y acusó a la oposición de querer caotizar el proceso de escrutinio.  “Estos son hechos vergonzosos, producto de la desesperación porque el Sí va ganando”, mencionó.

Sin embargo, Rivas  expresó su preocupación porque  en  cinco días solo se ha contabilizado el 42% de las actas y pidió celeridad en el proceso.

En el lugar también se hizo presente el gobernador del Guayas, Roberto Cuero, quien acusó al alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, de convocar a los manifestantes de mercados y la Bahía para que vayan al organismo electoral.

El Ejecutivo provincial a su vez rechazó las acusaciones de militantes del MPD que mencionaron que  él ordenó a la fuerza pública reprimir a los manifestantes que respaldaban la tendencia del No. “Esa es otra mentira”, afirmó el gobernador.