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El Telégrafo

Héctor Caicedo fue trasladado a Machachi

Jorge Luis no ejecutó su rito antes de su último vuelo

Los féretros fueron llevados desde la capilla de la Base Aérea hasta el camposanto. Foto: Álvaro Pérez |  El Telégrafo
Los féretros fueron llevados desde la capilla de la Base Aérea hasta el camposanto. Foto: Álvaro Pérez | El Telégrafo
23 de febrero de 2014 - 00:00 - Redacción Quito

Los cuerpos de 2 de los 3 militares fallecidos, el pasado jueves, en el accidente de un helicóptero Dhruv ocurrido cerca de Huigra, en la provincia del Chimborazo, fueron sepultados ayer en el cementerio El Batán (en el centro-norte de Quito).

Antes, a las 10:30, se realizó una misa en honor al teniente Jorge Luis Flores y al sargento Cristian Unda   en la capilla ardiente levantada en la Base Aérea Mariscal Sucre,  con la presencia  de  familiares, compañeros de milicia  y amigos.

En tanto, los restos del piloto presidencial  Héctor Caicedo fueron trasladados a Machachi, de donde era oriundo, y velados en el teatro Carlos Brito Benavides, bajo la escolta de cadetes de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE).    

En Quito, los consternados familiares de los fallecidos y demás presentes acompañaron el traslado de los féretros hacia el camposanto capitalino, alrededor de las 11:30.

La Junta Investigadora de Accidentes (JIA) sigue averiguando las causas del siniestro.Luis Flores, tío de Jorge Luis Flores, manifestó que a su sobrino siempre le gustó la vida castrense, vocación que siguió desde pequeño porque su padre, Manuel, también fue militar. “Jorge Luis era un joven apegado a la familia y le gustaba mucho lo que hacía”, señaló.

El tío mencionó que Jorge Luis Flores se había casado el pasado 22 de diciembre, tras 12 años de noviazgo, y que aún no tenía hijos.

También relató que el joven oficial tenía la costumbre de  llamar por teléfono a su padre  antes de iniciar un vuelo. Pero que coincidentemente, en esta ocasión, no lo hizo.

“Yo me enteré de la noticia del accidente antes que mi hermano, pero  me  dijo que como Jorge Luis siempre lo llamaba (y no lo había hecho),  había que esperar”, dijo.

“Él hizo varios cursos en el exterior y estudió en la Escuela Superior Militar de Aviación Cosme Renella”, contó sobre la formación profesional de su sobrino.

De su parte, Carol Pozo, amiga de la familia Flores hace 8 años, y quien también se mostraba apenada por el hecho, aseguró:  “Era un joven responsable y con gran visión en la vida”.

En tanto, los familiares del sargento Cristian Unda apenas podían contener el llanto por las consecuencias del sinestro.

Rosa Unda, tía del militar, manifestó entre sollozos la cercanía que tenían y que desde muy niño siempre fue para él la “tía Rosa”.   

Por otro lado, Fabián Pazos Narváez, quien piloteaba la aeronave accidentada y fue el único sobreviviente, continúa recuperándose en una clínica particular en la ciudad de Guayaquil.

El presidente Rafael Correa recibió la noche del viernes los cuerpos de los fallecidos en la Base Aérea Mariscal Sucre y ayer, en su informe semanal en Quito, expresó su pesar por lo acontecido.

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