La Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE) informó ayer de la salida permanente de los miembros de las órdenes religiosas Carmelitas Descalzos y Heraldos del Evangelio de la provincia de Sucumbíos, donde han ocurrido enfrentamientos entre sus seguidores.

Rafael Ibarguren, administrador apostólico de la provincia e integrante de los Heraldos, dejará su cargo, que lo asumirá Ángel Polivio Sánchez, actualmente delegado pontificio, comunicó una fuente de la Conferencia Episcopal.
Los miembros de ambas órdenes salieron de la provincia en los últimos días, convocados en Quito por la jefatura de la Iglesia Católica en Ecuador, y ya no volverán, según la fuente.

Con esa decisión salomónica, la Conferencia Episcopal quiere dar por cerrado este conflicto latente desde hace meses, cuando el presidente de Ecuador, Rafael Correa, se enfrentó al Vaticano por elegir a Ibarguren como obispo de la provincia, en sustitución del carmelita español Gonzalo López Marañón.

El monseñor cesado inició ayer un ayuno indefinido con el objetivo de impulsar el proceso de reconciliación entre los seguidores de ambas órdenes cristianas.

En un comunicado de las organizaciones sociales de la provincia amazónica se informó que el religioso, de 77 años, realizará el ayuno en el patio de la Capilla del Belén, en  Quito,  con el lema: “Para curar heridas y reconciliar Sucumbíos”.

En otro boletín de prensa se anunció que    un grupo de ciudadanos de la localidad mantiene una vigilia desde el 7 de enero en el patio de la Catedral para rechazar la presencia de los Heraldos del Evangelio.   Además,  se denunció que el pasado domingo un grupo de ochos personas -cuatro  adultos, una joven y tres niños- fue  agredido  por el movimiento Renovación Carismática, afín a los Heraldos del Evangelio.

Según el boletín, las personas que son miembros de las organizaciones sociales también fueron maltratadas por elementos de la Fiscalía provincial, los cuales arrestaron a dos personas y retiraron a la fuerza unas cámaras fotográficas con las que    registraban los incidentes.

El    16 de mayo la situación se agudizó cuando los Heraldos del Evangelio despidieron a la mayoría de   los empleados de la radio Sucumbíos, que es administrada por la Iglesia Católica, lo que  provocó  la reacción de grupos sociales, que exigen la salida de la congregación y la intervención del Gobierno.