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El Telégrafo

Humberto Ceballos: “El folclore es vida, pasión e historia”

Humberto Ceballos: “El folclore es vida, pasión e historia”
08 de julio de 2011 - 00:00

El II Festival  Internacional de Danzas Folclóricas “Tradición y Modernidad: Guayaquil 2011”, organizado por la compañía de danzas costeñas Retrovador y la Universidad de Guayaquil, se inauguró el   lunes con la participación de los dos países invitados, Chile y Colombia.

El grupo colombiano Anti Chaski Kuna es una espiral de danza y cultura que nace en el año 2008 y uno de sus integrantes más reconocidos, Humberto Ceballos, -bailarín, director y maestro coreográfico de danza- que  mantiene una cosmovisión andina y plantea la unificación latinoamericana, nos habla sobre su visión del folclore.

¿Cómo ingresó al mundo del folclore?

Yo empecé hace siete años en un grupo de danza en Cali. Había sido despedido de mi trabajo y decidí montar una empresa en mi casa. Un día mi hija llegó a la casa diciendo que un grupo de folclore había ido a su colegio y que ella quería participar en este. Fui a averiguar y por cosas de la vida me encontré con un compañero de colegio y decidí inscribirme. Al principio, la directora  no me quería en el grupo porque era torpe y tieso, pero con el tiempo fui volviéndome necesario dentro del grupo. Aprendí todos los pasos, movimientos y así me   involucré. Luego la manera como manejaban el grupo no superaba las expectativas que tenía frente al trabajo colectivo, entonces decidimos irnos y crear un grupo al que le pusimos Anti Chaski Kuna, que    en quichua  significa “Mensajeros de los Andes”. Digo decidimos porque cuatro integrantes de mi familia son parte del grupo(mi esposa, hija, yerno y yo).

Si el grupo anterior no cumplía las expectativas, ¿qué  era  lo  que  buscaba?

Nuestro grupo tiene una dirección colectiva, porque nos parece que las estructuras piramidales también   cumplen su ciclo, puede ser que funcionen de alguna forma pero empiezan a adquirir ciertos vicios que han heredado de la sociedad, entonces quizá nosotros le apostamos a miradas diferentes y le seguiremos apostando.

Cada miembro de nuestro grupo tiene un rol  y ese rol le permite ser parte de las decisiones finales, pero antes de tomarlas realizamos consensos y no es una cosa impuesta por un director, que es típico de una democracia -en la que, la verdad, yo no creo-, porque la democracia tiene muchos vicios. Es más, inclusive, nos cuesta la dirección colectiva, pero por lo menos estamos pensando de otra manera, tratando de ver  si podemos alcanzar un grado de conciencia y un pensamiento   más limpio frente a lo que nos ofrece la democracia.

¿Cuál es la visión que tiene su grupo sobre el   folclore?

Nosotros manejamos una cosmovisión andina. El trabajo con el que empezamos es con una idea latinoamericana, haciendo investigación de las danzas de Ecuador, Perú, Bolivia y Colombia. Lo hicimos  simplemente para repensarnos el tema del folclore y tener en cuenta una frase que regularmente repito “nuestro horizonte no tiene frontera y nuestro viento no tiene bandera”. Necesitamos hacer de Latinoamérica nuestro pueblo. El folclore latinoamericano, para nosotros, representa la ancestralidad y no se puede convertir en un espectáculo, por el contrario debe ser un espacio en el que   se fomente la concienciación de nuestros pueblos, de nuestra identidad, dignidad y  el amor por lo propio.

¿Cómo considera usted que el folclore aporta al desarrollo de la sociedad?

La cosmovisión andina nos llama a considerar a la tierra y al agua un ser vivo y nosotros   sincronizando ese concepto  asumimos esta cosmovisión y le damos el  contexto que pretendía el imperio incaico. El folclore es vida, pasión e historia.  Lo que nosotros hacemos con la danza es manifestar ese amor por la tierra, sentirla como nuestra. Hay un precepto de un indígena norteamericano que dice que la tierra no pertenece al hombre, sino el hombre a la tierra, y basados en ese tipo de  conceptos, que no siendo sudamericanos son ancestrales, nos permitimos tener otra mirada  contraria a la mirada consumista que hay. Es decir, ser conscientes de eso y terminar con el mercantilismo en el que  someten a los mal llamados recursos naturales.

¿Cómo es visto el folclore en Colombia?

En Cali, que es donde vivimos, lo que sucede es que se mantiene una hegemonía salsera. Cali es salsa por donde quiera que uno vaya. Sin embargo, nosotros hemos empezado a hacer esfuerzos, realizamos talleres de danza en los parques y hacemos un evento que se llama “Peña al Parque”, en el que conseguimos que los grupos andinos se presenten totalmente gratis, como un acto de hermandad, y con el único fin de mostrarle al público lo hermoso que es el folclore. Lo hacemos a través de una autogestión, vendiendo empanadas, chicha y   un sinnúmero de cosas,   entre los mismos integrantes del grupo. Nosotros hemos empezado a ganar territorio. El lema de la peña que organizamos en Cali es “Porque el parque es nuestro territorio, Peña al Parque”. La gente piensa que su territorio es solamente donde está parada y es un error. Por medio del folclore  podemos transformar la mente del pueblo y fomentar el amor por nuestras raíces.

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