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El Telégrafo

Flores y mariscos dan la bienvenida a las ballenas en Ecuador

Flores y mariscos dan la bienvenida a las ballenas en Ecuador
09 de junio de 2012 - 00:00

Ya sea apreciando dos chorros de vapor de agua expulsados al aire con fuerza o dos jorobas en la superficie marina, la experiencia de avistar yubartas, como son conocidas las ballenas jorobadas, resulta única.

Durante un acto oficial, las autoridades del Municipio de Salinas, del Ministerio de Turismo (Mintur) y del Medio Ambiente inauguraron oficialmente la XI temporada de avistamiento de ballenas jorobadas en las zonas costeras de Ecuador.

Antonio Perrone, subsecretario de Turismo de la Zona 5, tiene ya 20 años promocionando la observación de estos cetáceos, por lo que resalta la labor que cada año cumplen las autoridades provinciales y cantonales. “No se garantiza si se verá o no a las ballenas, pero al menos una vez en la vida hay que intentarlo”, menciona el funcionario. 

Por su parte, Enrique Bucheli Tapia, capitán del Puerto de Salinas, habla del trabajo de las instituciones a cargo del control portuario. “Llevamos un proceso de más de 45 días de capacitación para dar más seguridad a los turistas”, comenta el oficial de la Marina.

El uniformado destaca que anualmente realizan los controles a las embarcaciones que obtienen el permiso para navegar con fines turísticos. Este proceso consiste en una inspección previa cuando salen del Puerto de Salinas.

Según Bucheli, en este balneario solo están autorizados a zarpar mensualmente 15 yates o botes a motor y 12 en la comuna de Ayangue.

Beatriz Ladines, delegada del Ministerio del Ambiente al acto de inauguración, explica aspectos técnicos de las ballenas y la razón de su viaje. Estos mamíferos no solo llegan a Ecuador sino que se ubican a lo largo del  perfil costanero sudamericano y parte del de Centroamérica.

La bióloga Ladines describe el proceso migratorio de estos grandes cetáceos que viajan durante dos meses desde la Antártida hasta aguas más cálidas buscando comida y un espacio tranquilo para poder aparearse y dar a luz a sus crías.

Por este motivo un acuerdo interinstitucional declaró 47 mil hectáreas marino-costeras como áreas protegidas, luego de haber pasado por estudios científicos.

La experta comenta que por medio del Sistema de Manejo de Visitantes (Simavis), el Ministerio ayuda a las personas que antes trabajaban de manera informal y que actualmente laboran dentro de la zona protegida.

Denis Córdova Secaira, uno de los operadores turísticos que trabaja en la península de Santa Elena, resalta el apoyo que dan al avistamiento de ballenas por medio de descuentos a los visitantes y regulando a los operadores turísticos y a los dueños de las embarcaciones para promover este atractivo natural.

Finalizado el acto oficial de inauguración de la temporada, vino el viaje a altamar. El periplo inicia con un sol abrasador en medio del cielo y golpeando la cabeza de los turistas.

Como las primeras ballenas recién están llegando pocos tienen suerte y logran ver el chorro de vapor que dejan las yubartas en el horizonte.

Ayangue es otra historia. Jéssica Falconí, de Ecuador; y Ben Hasse, de Holanda, son los biólogos participantes en el coloquio científico organizado por el Mintur sobre estos mamíferos marinos.

Hasse vive en Ecuador desde hace 25 años. Explica que las yubartas no son exclusivas del país y afirma que varios científicos han confirmado la aparición de estos enormes animales en diferentes puntos del océano Pacífico, desde el norte de Perú hasta Costa Rica.

Ya en el  mar, dos jorobas, una grande y una pequeña de aproximadamente 3 ó 4 metros de longitud, se distinguen en la superficie. Falconí, quien decide hacer de guía en la expedición, resalta que a inicios de junio se observa más a las madres con sus crías, las que se acercan curiosas cuando hay botes.

Sin embargo, menciona que entre julio y agosto se disfruta de las danzas que realizan para atraer a la pareja y procrear. Para complementar el viaje turístico, los habitantes de Ayangue preparan un banquete de mariscos como parte del festival gastronómico.  

La “ceremonia mítica” es un ritual ancestral de la cultura Valdivia, que da la bienvenida a las jorobadas, realizado por un shaman y dos vírgenes que dejan ofrendas florales en el mar.

Terminada la ceremonia, ya es de tarde en esta comuna de Santa Elena. Los turistas tendrán que esperar un nuevo día para volver a ver a las yubartas, las célebres ballenas jorobadas.

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