Con una mirada de tristeza, Hugo Almeida, pastor evangélico, ve pasar un bus  de la línea 110 en su barrio del Callejón 10 y  58, en la cooperativa Miami Beach, en el sector del Guasmo, sur de Guayaquil. Él reflexiona sobre la cantidad de asaltos que ocurren en el transporte público. Piensa en  los delincuentes que son aprehendidos y vuelven a delinquir.

“A ellos los vemos nuevamente libres”, comenta. “Se escucha a diario de secuestros, robos, casos de sicariato y de otros delitos, sin embargo, la mayor parte de los implicados sale en libertad porque los jueces así lo deciden y eso no es correcto. A los jueces que se elijan se les debe hacer un seguimiento para que puedan producirse reformas en todos los aspectos. Pienso que el principio del cambio debe partir desde allí”, plantea.

Agrega que en su barrio los moradores harán todo lo necesario para luchar contra la delincuencia, porque están cansados de que las personas honestas deban vivir con miedo  y los delincuentes paseen libremente.

Para Janeth Murillo,  ama de casa y  vecina del sector, ese estado de zozobra es usual. “De aquí mismo se llevaron un carro a eso de las 5 de la mañana. Nos sorprendimos  por el hecho porque nadie se despertó. Fue en  silencio, como expertos; y así muchos casos se han visto en la zona”, comenta.

“Pero es que, si los cogen, en una semana o máximo en dos meses, logran salir, por eso la delincuencia nunca se termina”, manifiesta.

Mientras prepara una mezcla para construcción, el albañil  Alberto Barzola se queja y dice  estar cansado de la intranquilidad.

“Entraron a robar y yo estaba en mi guardia. Ya no se puede estar seguro en ninguna parte. Jueces con mano dura  hacen falta contra  la delincuencia”, asevera.

Mientras el comerciante Miguel Zambrano, presidente de la cooperativa Miami Beach, coincide con sus vecinos y agrega que  a la zona acuden pillos de otros sectores de la urbe para robar. “No es dable que un delincuente que asalte, robe o viole esté solo algunos meses detenido y le den la libertad enseguida. Eso se lo debemos a los jueces”, concluye.