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Ecuador, 25 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo

Punto de vista

Escenarios políticos al 2017

Al 23 de febrero de 2015 le podríamos señalar como el día del destape de la contienda electoral hacia el 2017.  Es que en la ciudad de Cuenca se produjo un boom político de difícil entendimiento para todas las ortodoxias: se reunieron públicamente autoridades de gobiernos locales que le ganaron al oficialismo -justamente un año atrás-, en la mayoría de las capitales provinciales del país, las cuales concentran más del 70% del electorado, y bajo el lema de la unidad nacional, la libertad y la democracia se comprometieron a crear un espacio democrático a nivel nacional.

A propósito, una lectura de pragmatismo político nos conduce a formularnos la siguiente pregunta: ¿Cuáles son las posibilidades reales de las organizaciones políticas ganadoras en la escala local en febrero de 2014 y que presenten candidato propio a escala nacional para la presidencia en el 2017?

Los escenarios posibles son tres: el primero, candidatos diversos que fluctuarán entre una base de votos entre el 3 y el 20%. Todos pierden y la reelección del oficialismo será un hecho.

El segundo: alianzas político-electorales por tendencia, a lo cual apela la ortodoxia sociológica, pero sin evaluar el pasado, pues no están claramente definidas las líneas entre tendencias político-ideológicas de las agrupaciones partidarias, peor aún en tiempos en que los envases principistas, son frágiles y agujereados; la espada de Damocles en esta opción es interna: las maniobras y quiebres por candidaturas y protagonismos que cada sujeto de la tendencia levantará.

Esta es la tradición en la izquierda y ya vivida en las últimas elecciones. En el centro social liberal se encuentran los partidos con mayor votación en el 2013, Alianza PAIS y Avanza que aliados verán fácil la victoria. En la derecha, Lasso, empujado por la estrategia oficialista sería el ungido, pero de antemano perdedor por sus antecedentes que el aparataje gubernamental lo evidenciará.

El tercer escenario sería: “todos contra el correísmo”, y cuya base electoral será aquella que entregó sus votos a la oposición -de diferente tinte-, en los territorios. Una potencial unidad en la diversidad, debería tener acuerdos macro: recuperar la esencia democrática de la constitución de Montecristi, esto es recuperación de libertades y derechos (libre pensamiento, libre expresión, libre organización), estado plurinacional, descentralización, soberanía económica frente a los extractores del siglo XXI (China), transparencia, separación de poderes, justicia independiente, control social y participación ciudadana, inversión en la pequeña producción rural y urbana, empleo, seguridad, entre las más importantes y que siguen en la agenda del imaginario colectivo.

Los puntos de desencuentro en  esta opción estarán en la política macroeconómica: relación entre mercado, estado, sociedad y ambiente; tratados de libre comercio y política fiscal, endeudamiento, megaproyectos.

Si la derecha reunida en Cuenca se suma a un proyecto de democracia radical con algunas izquierdas y movimientos sociales, entonces será una posibilidad real, pero seguirá siendo esto, un entuerto para la ortodoxia.

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