“Es bastante limitado que lo único que los una sea el odio”
En su oficina, ubicada en el tercer piso de la sede de Alianza PAIS en Quito, hay un desfile de militantes, asambleístas y simpatizantes. Su agenda está copada y la cercanía de la campaña electoral es el asunto predominante. Mientras Galo Mora se reúne a la brevedad posible con las “delegaciones” que llegan de distintas ciudades, en la sala contigua un equipo discute estrategias.
¿Cómo está la agenda electoral de Alianza PAIS?
Del 28 de julio al 12 de agosto realizaremos 24 convenciones provinciales. La preparación ha sido ardua y compleja. Nuestra política interna es de profundo respeto a la democracia... y nos referimos a la creación de un poder popular basado en barrios, parroquias, comunas y provincias, es decir, una democracia que opera de abajo hacia arriba. La comisión tripartita ha trabajado mucho para hacer un mapeo y un balance.
¿Qué se abordará en esas convenciones?
El instructivo contempla la nominación de aspirantes a precandidatos, pero lo fundamental será estructurar y discutir el nuevo programa de gobierno, como hicimos en el 2006, pero analizando los nuevos escenarios que vivimos.
Un segundo tema será la elección de directivas provinciales con un carácter formal y no transitorio, y registrar las afiliaciones. Finalmente estará la nominación de aspirantes a precandidatos, para que luego la Dirección Nacional haga las observaciones necesarias y se trasladen a la convención nacional de octubre próximo, en donde se decidirán los candidatos a presidente, vicepresidente y asambleístas.
Siendo Alianza PAIS un movimiento relativamente joven, con respecto a las otras organizaciones políticas, que no han escatimado esfuerzos en difundir sus propuestas y han empezado ya su campaña, ¿cómo está el trabajo de Alianza PAIS en las comunidades?
El asentamiento y la profundización de la democracia está precisamente en asumir una responsabilidad colectiva, para que no vengan resoluciones predeterminadas, para que no pensemos en cumplir órdenes sino que seamos deliberantes en su profundidad. ¿Qué es más importante que la denominación de precandidatos? La discusión del programa. Eso es fundamental porque ahí se asienta la base doctrinaria y la lógica de un proceso renovador... Creemos en un pragmatismo del movimiento de izquierda que parte por hacer efectivo el primer criterio de un movimiento humanista, socialista o como quiera llamarse: combatir contra la pobreza, una lucha que tiene que asentarse en la gente que requiere esa transformación.
Tras la experiencia de cinco años en el Gobierno, ¿ hacia dónde irá ese nuevo plan de trabajo, qué áreas habrá que fortalecer?.
La soberanía integral comprende una diversidad inmensa de áreas: decisiones de carácter económico, en soberanía internacional, en relaciones políticas, con qué sectores se harán alianzas, profundizar la redistribución de la riqueza.
Ahí existe un tema determinante, el socialismo antiguo planteaba la redistribución de la riqueza a partir de una casi incomprensible pobreza de recursos, entonces se repartía demagogia y no riqueza. Creemos que es el momento de aprovechar todas las circunstancias como lo ha hecho el Gobierno de Rafael Correa.
No habría existido la transformación del sistema vial sin recursos, o tanta inversión en vivienda, en educación y salud sin recursos. No es magia lo que se puede hacer y seguimos viviendo en un país tercermundista -como nos han llamado-, pero hemos dado un salto cualitativo extraordinario que mientras más avanza tiene objetivos más lejanos, como la profundización de las relaciones de producción, la ley agraria y la seguridad, que es un clamor nacional y que no se resuelve solo con un Código Penal sino con una redistribución de la riqueza. El 80% de los robos y asaltos son por la pobreza y el 20% restante debe ser profundamente observado porque existe crimen organizado extremadamente peligroso y no podemos permitirlo.
Los temas que ha mencionado: reforma agraria, por ejemplo, son parte de la agenda programática de los indígenas. ¿Cómo fortalecer alianzas?
Con la reforma agraria hemos avanzado, pero seguramente no con la velocidad que quisiéramos todos. Eso es fruto de las visiones que pueden ser disímiles, pero no contradictorias. Eso requiere del fortalecimiento de la confianza mutua con muchos sectores indígenas, cholos, montubios... Quizá tenga que ser muy preciso: jamás abandonaremos la tesis de una izquierda profundamente creativa, renovada en su espíritu.
Queremos que todo el cúmulo de experiencias de la humanidad sea aprovechado para no cometer los mismos errores estatizantes equivocados. Queremos inversión extranjera, pero siempre y cuando contribuya al desarrollo nacional. Aquí se ha dicho que no tenemos los índices de inversión que Perú y Colombia, pero veamos la situación en la que viven esos países: todo se llevan las grandes transnacionales. Hay quienes dicen que la renegociación de los contratos mineros -tan soberano- nos trae problemas y al mismo tiempo otros países nos ponen de ejemplo. Una izquierda ilusa y anacrónica piensa que la abundancia es una maldición y cuestiona la multiplicación de los panes.
La seguridad, un tema que actualmente está politizado, ¿cómo se abordará en el plan programático para un posible segundo período de gobierno?
Es un tema que se ha politizado en los medios de comunicación. Pero primero coloquémonos en el espacio donde estamos: no somos Tamaulipas ni Ciudad Juárez, pero tampoco se puede ser insensible frente a un clamor de esta clase. Por ejemplo, hace unos días saludé con la “Bestia” Quiñónez y ahora me sorprende la noticia de su asesinato.
Sabemos que uno de los sicariatos que más se expresa es fruto de la usura y es uno de los problemas mayores que hay que investigar. Creo que la redistribución de la riqueza es un punto fundamental, pero también está el crimen organizado, porque se trata de sentencias que no pueden ser burladas por jueces que se venden al mejor postor.
Bajo esas consideraciones, ¿hacia dónde mira Alianza PAIS para establecer alianzas?
Primero miramos hacia dentro y fortalecemos nuestras propias organizaciones cantonales, parroquiales y barriales. Nuestra primera y gran fuente organizativa es Alianza PAIS, y en una segunda instancia por supuesto hay que mirar al Partido Socialista, con quienes ya tuvimos una alianza en 2006 y un acuerdo, quizá no escrito, con el Partido Comunista. Hoy se ven alianzas con Avanza (de Ramiro González), por ejemplo, y con todos los que apoyen un proceso democrático, revolucionario, transformador...
En ese mismo proceso, ¿avizora un acuerdo con el movimiento de Diego Borja (ex presidente del Banco Central del Ecuador), quien ha cuestionado -lo que él considera- una falta de participación ciudadana al interior de Alianza PAIS?
El 6 de junio pasado el Consejo Nacional Electoral nos comunicó la desafiliación del compañero Diego Borja, quien era miembro del Comité Ejecutivo, e inmediatamente se suscitó la presentación de las firmas de su movimiento Poder Ciudadano. Creemos que hay muchas afinidades, pero evidentemente el compañero Borja ya no pertenece a la Dirección Ejecutiva de Alianza PAIS por decisión propia. Creemos que tenemos una serie de identidades comunes y en el camino se profundizan o pueden aflorar contradicciones. No negamos ninguna posibilidad de avanzar y si las críticas de Diego vienen en ese sentido, creo que es muy fácil criticar desde afuera, pero habría preferido que en las 12 convocatorias a las que no vino haga esas críticas profundas, acá.
Los partidos y movimientos de oposición también se preparan para los comicios. Entre ellos se autoconvocan a la unidad y ciertos “partidos tradicionales” irán a los próximos comicios tras la bandera de otros movimientos. ¿Cómo analiza PAIS el escenario político?
Primero cuidamos la organización, la lealtad y la estrategia de Alianza PAIS. Soy sincero: no me preocupa mucho lo que hagan ellos, pero necesariamente hay que advertir cómo está el tablero. Creo que esa supuesta Unidad Plurinacional de las Izquierdas -que tiene todo el derecho a reclamar su espacio- haría mejor en socializar un programa de transformación nacional en lugar de ser tan anticorreístas, porque es la única pancarta que se observa en todos lados. Es muy limitado, incluso intelectualmente, que lo único que los una sea el odio, me parece completamente anacrónico y absolutamente antiético.
Por otro lado, creo que hay movimientos que tienen todo el derecho a reproducir programas que fueron un fracaso para el pueblo ecuatoriano, pero le corresponderá al pueblo juzgar a quienes fueron corresponsables de las mayores tragedias de la historia republicana, a quienes fueron autores de las mayores traiciones a los ecuatorianos, a quienes se declararon los mejores aliados de George Bush. Todos aquellos que ya tuvieron la oportunidad y que ahora se presentan como banqueros amigos de la gente, tienen que afrontar su responsabilidad histórica innegable. El ajuste de cuentas con la historia, de la que hablaba el compañero presidente, tiene que ver también con eso, no solo con reivindicar a Alfaro y a Manuela, pues el Alzheimer social tiene un solo sello y se llama impunidad.
La palabra soberanía siempre ha estado presente en el discurso del Gobierno y últimamente ha prevalecido en política internacional. ¿Cómo interpreta PAIS ese término con miras a los próximos comicios?
En el Ecuador solo se invocaba esa palabra para hablar de conflictos bélicos, pero jamás quienes invocaron esa palabra -como en el gobierno de Sixto Durán Ballén- hablaban de una soberanía integral, aplicable a la toma de decisiones económicas, en el planteamiento de una plataforma económica social, en donde realmente debemos hablar de soberanía. Si se declara el mejor amigo de Bush y se instauran las líneas que los convierten en lacayos de una política imperial, no se puede hablar de soberanía; si los servicios de inteligencia estaban al mando de una embajada no se puede hablar de soberanía.
Solo la decisión política de Rafael Correa ha hecho que el abanico universal de actores en el mundo pueda ser observado y que Ecuador también se convierta en actor. También es justo reconocer que estábamos invisibilizados a nivel universal y que hoy Grecia clama por una política como la aplicada en Ecuador y que desde España los indignados pidan apoyo...
En estos cinco años Alianza PAIS conoció la labor de sus compañeros y otros decidieron separarse del movimiento. En el caso de los legisladores, ¿cómo serán evaluados frente a una eventual reelección?
Con respecto a los que se han ido, no hay ningún proceso que no haya tenido apóstatas, delatores, renegados y desertores; pero la vida da vueltas y aquellos que han renegado tendrán la oportunidad de mostrar su verdadero rostro ante la gente, que finalmente será la que evalúe su actuación.
En cuanto a nosotros, es una elección compleja, donde tenemos que trabajar como si no tuviéramos un solo voto y en función de la unidad. Las aspiraciones son legítimas, pero las ambiciones son absurdas. Con ese planteamiento debemos aspirar a que nuestras convenciones nos ofrezcan candidatos que cumplan fielmente el programa, respeten y comprendan la doctrina, tengan coraje para enfrentar tentaciones, sean incorruptibles y tengan perspectiva electoral, porque alguien que no cumpla con ninguna de esas condiciones no podría representarnos, aunque gane.
El presidente Rafael Correa no ha confirmado su candidatura a la reelección y el vicepresidente Lenín Moreno no participará. ¿Se barajan nombres para formar ese binomio?
En el caso del presidente Correa, la decisión está principalmente en su familia; pero en el caso de Lenín, su trabajo lo ha colocado en un pedestal muy alto, difícil de alcanzar y quizá más aún de superar. Todas las aspiraciones son legítimas y pueden ser diáfanas y transparentes, y hay muchos nombres para ello, incluso algunos pueden estar escondidos.
¿Habrá rostros nuevos?
Cuando Rafael y Lenín se postularon casi nadie en el territorio nacional los conocía y su participación fue exitosa, y precisamente eso es lo que envidia la oposición, que quizá deba ser más sincera en decir qué es lo que odia de este Gobierno.