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El Telégrafo

“Es bastante limitado que lo único que los una sea el odio”

“Es bastante  limitado  que lo único que los una sea el odio”
22 de julio de 2012 - 00:00

En su oficina, ubicada en el tercer piso de la sede de Alianza PAIS en Quito, hay un desfile de militantes, asambleístas y simpatizantes. Su  agenda está copada y la cercanía de la campaña electoral es el asunto predominante. Mientras Galo Mora se reúne a la brevedad posible con las “delegaciones” que llegan de distintas ciudades, en la sala contigua un equipo discute estrategias.

¿Cómo está la agenda electoral de Alianza PAIS?

Del 28 de julio al 12 de agosto realizaremos 24 convenciones provinciales. La preparación ha sido ardua y compleja. Nuestra    política interna es de  profundo respeto  a la democracia...  y  nos referimos a la creación de un poder popular basado en barrios, parroquias, comunas y  provincias, es decir,   una  democracia que opera de abajo hacia arriba. La comisión tripartita ha trabajado mucho para  hacer un mapeo  y un balance.

¿Qué se abordará en esas convenciones?

El instructivo contempla la nominación de aspirantes a precandidatos, pero lo fundamental será  estructurar y  discutir el nuevo programa de gobierno, como hicimos en el 2006, pero analizando  los nuevos escenarios que vivimos.

Un segundo tema será  la elección de   directivas provinciales con un carácter   formal y no transitorio, y registrar las afiliaciones. Finalmente estará la nominación de aspirantes a precandidatos, para que  luego   la Dirección Nacional haga  las observaciones necesarias  y  se trasladen  a la convención nacional de octubre próximo, en donde se decidirán los candidatos a presidente, vicepresidente y asambleístas.

Siendo Alianza PAIS un movimiento relativamente   joven, con respecto a las otras organizaciones políticas, que no han escatimado esfuerzos en difundir sus propuestas y han empezado ya su campaña, ¿cómo está el trabajo de Alianza PAIS en las comunidades?

El asentamiento y la profundización de la democracia está precisamente en  asumir una responsabilidad colectiva, para que no   vengan resoluciones predeterminadas, para que no pensemos   en cumplir órdenes  sino que seamos  deliberantes en su profundidad. ¿Qué es más importante que la denominación de precandidatos? La discusión del programa. Eso es fundamental porque ahí se asienta la base doctrinaria y la lógica de  un proceso renovador... Creemos en un pragmatismo del movimiento de izquierda  que parte por hacer efectivo el primer criterio de un movimiento humanista, socialista o como quiera llamarse:   combatir contra la pobreza, una lucha que tiene que asentarse en la gente que requiere  esa transformación.

Tras la experiencia de cinco años en el Gobierno, ¿ hacia dónde irá ese nuevo plan de trabajo, qué áreas habrá que fortalecer?.

La soberanía integral comprende  una diversidad inmensa de áreas: decisiones de carácter económico, en soberanía internacional, en relaciones políticas, con qué sectores se harán alianzas, profundizar la redistribución de la riqueza.

Ahí  existe un tema  determinante,  el socialismo antiguo planteaba la redistribución de la riqueza a partir de una casi incomprensible pobreza de recursos, entonces se repartía demagogia y no  riqueza. Creemos que es el momento de aprovechar todas las circunstancias como lo ha hecho el Gobierno de Rafael Correa. 

No habría existido la transformación del sistema vial sin recursos, o tanta inversión en vivienda, en educación y salud sin recursos. No es magia lo que se puede hacer  y seguimos viviendo  en un país tercermundista -como nos han llamado-, pero hemos dado un salto cualitativo extraordinario que  mientras más avanza tiene objetivos  más lejanos, como  la profundización de las relaciones de producción, la ley agraria y la seguridad, que es un clamor nacional y que no se resuelve  solo con un Código Penal sino con una  redistribución de la riqueza. El 80% de los robos y asaltos son por la pobreza y el 20% restante debe ser profundamente observado porque existe   crimen organizado extremadamente peligroso y no podemos permitirlo.

Los  temas que ha mencionado:   reforma agraria, por ejemplo, son parte de la agenda programática de los indígenas. ¿Cómo  fortalecer alianzas?

Con la reforma agraria hemos avanzado, pero seguramente no con la velocidad   que quisiéramos todos. Eso  es fruto de las visiones que pueden ser disímiles, pero no contradictorias. Eso requiere del fortalecimiento de la confianza mutua con muchos sectores indígenas, cholos, montubios... Quizá tenga que ser muy preciso: jamás abandonaremos la tesis de una izquierda profundamente creativa,  renovada en su  espíritu. 

Queremos que todo el cúmulo de experiencias de la humanidad sea aprovechado  para no cometer los mismos errores  estatizantes equivocados. Queremos   inversión extranjera, pero  siempre y cuando contribuya al desarrollo nacional. Aquí se ha dicho que no tenemos los índices de inversión que Perú  y Colombia, pero veamos la situación en la que viven esos países: todo se llevan las grandes transnacionales. Hay quienes dicen que la renegociación de los contratos mineros -tan soberano- nos trae problemas y al mismo tiempo otros países nos ponen de ejemplo. Una izquierda ilusa y  anacrónica piensa que la abundancia es una maldición y   cuestiona la multiplicación de los panes.

La seguridad,   un tema que actualmente está  politizado, ¿cómo se abordará en el   plan programático para un posible segundo período de gobierno?

Es un tema que se ha politizado en los medios de comunicación. Pero primero coloquémonos en el espacio donde estamos: no somos Tamaulipas ni Ciudad Juárez, pero tampoco se puede ser  insensible frente a un clamor de esta clase.  Por ejemplo, hace unos días saludé con la “Bestia” Quiñónez y ahora me sorprende la noticia de su asesinato.

Sabemos que uno de los sicariatos que más se expresa es  fruto de la usura y es uno de los problemas mayores que hay que investigar. Creo que la redistribución de la riqueza es un punto fundamental, pero   también está el crimen organizado, porque se trata de sentencias que no pueden ser burladas por jueces que se venden al mejor postor.

Bajo esas consideraciones, ¿hacia dónde mira Alianza PAIS para establecer alianzas?

Primero miramos hacia dentro y fortalecemos nuestras  propias organizaciones cantonales, parroquiales y barriales. Nuestra primera y gran fuente organizativa es Alianza PAIS, y   en una segunda instancia  por supuesto hay que mirar al Partido Socialista, con quienes ya tuvimos una alianza en 2006 y un acuerdo, quizá no escrito, con el Partido Comunista. Hoy se ven alianzas con Avanza (de Ramiro González), por ejemplo, y   con todos los que apoyen un proceso democrático, revolucionario, transformador...

En ese mismo proceso, ¿avizora un   acuerdo con  el movimiento de Diego Borja (ex presidente del Banco Central del Ecuador), quien ha cuestionado -lo que él considera- una falta de participación ciudadana al interior de Alianza PAIS?

El 6 de junio pasado el Consejo Nacional Electoral nos comunicó  la desafiliación del compañero Diego Borja, quien era miembro del Comité  Ejecutivo, e inmediatamente se suscitó la presentación de las firmas de su  movimiento  Poder Ciudadano. Creemos que hay muchas afinidades, pero evidentemente el compañero Borja ya no pertenece a la Dirección Ejecutiva de Alianza PAIS por decisión propia. Creemos que tenemos una serie de identidades comunes y en el camino se profundizan o   pueden aflorar contradicciones. No negamos ninguna posibilidad de avanzar y si las críticas de Diego vienen en ese sentido, creo que es muy fácil  criticar desde afuera, pero  habría preferido que en las 12 convocatorias a las que no vino haga esas críticas profundas, acá.

Los partidos y movimientos de oposición también se preparan para los comicios. Entre ellos se autoconvocan a la unidad y ciertos “partidos tradicionales” irán a los próximos comicios tras la bandera de otros movimientos. ¿Cómo  analiza PAIS el escenario político?

Primero cuidamos la organización, la lealtad y  la estrategia de Alianza PAIS. Soy sincero: no me preocupa mucho lo que hagan ellos, pero necesariamente hay que advertir cómo está el tablero. Creo que esa supuesta Unidad Plurinacional de las Izquierdas -que tiene todo el derecho a reclamar su espacio- haría mejor en socializar un programa de transformación nacional en lugar  de ser tan anticorreístas, porque es la única pancarta que se observa en todos lados. Es muy limitado, incluso intelectualmente, que lo único que los una sea el odio,  me parece completamente anacrónico y absolutamente antiético.

Por otro lado, creo que hay movimientos  que tienen todo el derecho a reproducir programas que fueron un fracaso para el pueblo ecuatoriano, pero le corresponderá al pueblo juzgar a quienes fueron corresponsables de las mayores tragedias de la historia republicana, a quienes fueron autores de las mayores traiciones a los  ecuatorianos, a quienes se declararon los mejores aliados de George Bush. Todos aquellos que ya tuvieron la oportunidad y   que ahora se presentan como banqueros amigos de la gente, tienen que afrontar su responsabilidad histórica innegable.  El ajuste de cuentas con la historia, de la que hablaba el compañero presidente, tiene que ver también con eso, no solo con reivindicar a Alfaro y a Manuela, pues el Alzheimer social tiene un solo sello   y se llama impunidad.

La palabra soberanía siempre ha estado presente en  el discurso del Gobierno y últimamente ha prevalecido en  política internacional.  ¿Cómo  interpreta PAIS ese término con miras a los próximos comicios?

En el Ecuador solo se invocaba esa palabra para hablar de conflictos bélicos,  pero jamás quienes invocaron esa palabra -como en el gobierno de Sixto Durán  Ballén- hablaban de  una soberanía integral, aplicable a la toma de decisiones económicas, en el planteamiento de una plataforma económica social, en donde realmente  debemos hablar de soberanía. Si  se declara el mejor amigo de Bush y se instauran  las líneas que los convierten en  lacayos de una política imperial, no se puede hablar de soberanía; si los servicios de inteligencia estaban al mando de una embajada no se puede hablar de soberanía.

Solo la decisión política de Rafael Correa ha hecho que el abanico universal de  actores en el mundo  pueda ser observado y que Ecuador también se convierta en actor. También es justo  reconocer que estábamos  invisibilizados a nivel universal y que hoy Grecia clama por una política   como la aplicada en  Ecuador y que desde España  los indignados  pidan apoyo...

En  estos cinco años  Alianza PAIS conoció   la labor de sus compañeros y otros decidieron  separarse del movimiento. En el caso de los legisladores, ¿cómo serán evaluados frente a  una eventual reelección?

Con respecto a los que se han ido, no hay ningún proceso que no haya tenido apóstatas, delatores, renegados y  desertores; pero la vida da vueltas y aquellos que han renegado tendrán la oportunidad de mostrar su verdadero rostro ante la gente, que finalmente será la que evalúe su actuación. 

En cuanto a nosotros, es una elección compleja,  donde tenemos que trabajar como si no tuviéramos un solo voto y   en función de la unidad. Las aspiraciones   son legítimas, pero las ambiciones son absurdas. Con  ese planteamiento debemos aspirar a que  nuestras convenciones nos ofrezcan candidatos que cumplan  fielmente el programa, respeten  y comprendan la doctrina, tengan  coraje para enfrentar tentaciones, sean  incorruptibles y tengan  perspectiva electoral, porque alguien que no cumpla con ninguna de esas condiciones no podría representarnos, aunque gane.

El presidente Rafael Correa no ha confirmado su candidatura a la reelección y el vicepresidente Lenín Moreno no participará. ¿Se barajan  nombres para formar  ese binomio?

En el caso del presidente Correa, la decisión está principalmente en   su familia; pero en el caso de Lenín, su trabajo lo ha colocado en  un pedestal muy alto, difícil de alcanzar y quizá más aún de superar. Todas las aspiraciones son legítimas y pueden ser diáfanas y transparentes, y hay muchos nombres para ello, incluso algunos pueden estar escondidos.

¿Habrá rostros nuevos?

Cuando Rafael y Lenín se postularon casi nadie en el territorio nacional los conocía y su participación fue exitosa, y precisamente eso es lo que envidia la oposición, que quizá deba ser más sincera en decir qué es lo que odia de este Gobierno.

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