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El Telégrafo

El enclave ecuatoriano del aceite de palma africana

El enclave ecuatoriano del aceite de palma africana
05 de febrero de 2012 - 00:00

La ciudad de La Concordia fue fundada hace 52 años, en 1959, por colonos  pichinchanos, tungurahuenses, manabitas, imbaburenses y lojanos. Pero también hubo un número considerable de extranjeros provenientes de  Estados Unidos, Alemania y Japón.

La cabecera cantonal se caracteriza por ser altamente comercial. Aunque posee una destacada actividad agroindustrial dedicada a la producción de aceites crudos obtenidos de la palma africana. De hecho, el 60%  del  palmiste (light) que exporta el país sale de esta zona.

Conforme al marco jurídico actual, es el octavo cantón de la provincia de Esmeraldas. La urbe está conformada por la cabecera cantonal La Concordia y tres parroquias: Plan Piloto, Monterrey y Villegas. Ostenta la calidad de cantón desde hace cuatro años por decisión de la Asamblea Nacional.    

Limita al norte con Quinindé, al sur con Santo Domingo de los Tsáchilas, al este con Pichincha y al oeste con Manabí. Tiene una población de 42.924 habitantes que viven en un área de 560 kilómetros cuadrados.

En esta zona noroccidental de la cordillera de Los Andes cae entre 2.000 y 3.000 milímetros de agua lluvia anualmente y se registra entre 600 y 800 horas luz en el mismo periodo de tiempo. Es decir, los cielos están la mayor parte del tiempo nublados. Y es que llueve constantemente  durante seis meses al año.

Esto provoca abundancia. No hay sequías por lo que, en los campos, la producción es constante y los agricultores se benefician con el riego natural.

La característica del suelo es franco arenoso limoso y  predominantemente arcilloso, lo que lo vuelve atractivo para el  cultivo de diversos productos tropicales.

En la zona predominan las plantaciones de palma africana. Esta especie tiene una gran adaptación en climas cálidos, húmedos y soleados. Sin embargo, la alta pluviosidad de la zona ha sido la clave para su crecimiento. La producción del aceite de palmiste se exporta a Europa, Colombia y Venezuela. Otro porcentaje lo adquieren las fábricas de aceites nacionales como La Fabril, Danec y Epacan.

Otros de los productos que se cosechan y exportan en menor medida son el cacao, banano ecológico (va a Japón y no tiene químicos), maracuyá, piña, papaya, caucho, palmito, minicorn (choclos diminutos) y el palo de balsa.

La ciudad, al igual que las grandes urbes, basa su actividad productiva en el consumo que demanda la comercialización de bienes y servicios en todas las áreas.

La presencia de puntos de comida es mayoritario, debido a que es una ciudad de paso de vehículos  que se dirigen hacia el norte y centro del país hacia la ciudad de Esmeraldas.

Hay tres agencias bancarias que tienen como principal función el pago de sueldos y salarios a los obreros de las extensas plantaciones existentes, así como el pago a proveedores.  

La hotelería es numerosa para quienes deben quedarse poco tiempo en la ciudad. Cuenta con un solo hotel tres estrellas que sirve a los visitantes.

Cocina concordense

La gastronomía es variada y los platos típicos se asemejan a la cocina esmeraldeña, basada en mariscos y verde. Pero también hay influencia manabita con la famosa sal prieta.

Probablemente el plato más famoso del lugar es el “arroz concordense”, que  consiste en la mezcla de arroz colorado con mariscos y diversas carnes. Fue creado por los nativos de la zona y es el más apetecido.

Dentro del cantón no hay líneas de buses urbanos. El único medio de transporte son las tricimotos que cobran una tarifa de 25 centavos el traslado a cualquier punto de la ciudad. Estos vehículos  tienen prohibido salir del área urbana debido a  su endeble condición y al riesgo de accidentes en la carretera.

La infraestructura para el desarrollo del  turismo está en proceso. Uno de los atractivos es el pin ball, un juego que con una pistola de aire se lanza bolas de pintura entre competidores. También hay salto libre que lo ofrece una escuela de entrenamiento a principiantes y profesionales; buceo en la laguna de Flor del Valle, en el río Quinindé,  y en el río Cómo hacemos.

El principal atractivo es  el bosque “La Perla”, que consta de una selva virgen de 286 hectáreas donde habitan  caimanes, tigrillos, guatusas, osos perezosos, marsupiales, nutrias de río y más de 256 especies de pájaros.

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