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El Telégrafo

El temporal de 1998 en este territorio manabita provocó la destrucción total y, en algunos casos, parcial de casas

El caserío fantasma que dejó ‘El Niño’ (Galería)

Muchas personas prefirieron abandonar sus casas y no regresar. No quisieron enfrentar otro fenómeno ‘El Niño’ en Nueva Comunidad Río Manta. Foto: Rodolfo Párraga/ El Telégrafo
Muchas personas prefirieron abandonar sus casas y no regresar. No quisieron enfrentar otro fenómeno ‘El Niño’ en Nueva Comunidad Río Manta. Foto: Rodolfo Párraga/ El Telégrafo
30 de junio de 2014 - 00:00 - Redacción Manta

A su paso, el río Manta se llevó todo lo que estuvo a su alcance. Su cauce natural desapareció y el fenómeno ‘El Niño’ dio una fuerza incontrolable a sus aguas. Era el invierno de 1998.

Desde su casa de caña, que tiene un par de cortinas como una especie de puerta de entrada, Barbarita Palma recuerda lo que fue aquella fatal época en Nueva Comunidad Río Manta. Las lluvias eran intensas, imprevistas y, muchas veces, devastadoras. Al igual que Barbarita, quienes vivían a un costado del caudal sufrieron, ya que sus casas se iban desbaratando con el paso de aquel río que alguna vez les sirvió para nadar, jugar, lavar la ropa o simplemente observarlo.

De las construcciones de cemento que había en el sitio, cerca de lo que hoy es el redondel de la Avenida de la Cultura y Circunvalación, la mayoría quedó en pie, pero en condiciones inhabitables.

El río invadió los terrenos y el agua sobrepasaba el metro de altura en su interior y se formó una capa de lodo de más de 40 centímetros. Por varios años, este sector estuvo deshabitado. En la actualidad, Barbarita vive nuevamente allí.

Regresó en 2004, junto con su esposo, Pablo Marino, y su hijo Pablo, de 11 años. El pequeño juega sin saber lo que pasó ahí.

“Yo quiero ser futbolista, mira que soy mejor que Messi”, dice el menor. La mujer observa a su alrededor y dice: “Ojalá que ahora no llueva tan fuerte por aquí”. Este sector, aledaño al barrio 15 de Septiembre, fue uno de los que más estragos sufrió con el invierno en 1998. Con la construcción de las avenidas principales en el sitio, el cauce del río fue desviado, con lo que el lugar corre menos riesgo de sufrir algún tipo de percance en relación a lo sucedido 16 años atrás.

Cerca de la casa de Barbarita y su familia hay cinco construcciones de cemento, cuatro de ellas están deshabitadas. En el piso de una de estas hay una capa de lodo de alrededor de 10 centímetros. Estas viviendas no tienen puertas. Una de estas edificaciones tiene tres pisos. Su parte más alta sirve de descanso para un grupo de buitres. La quinta casa, la más grande (de tres pisos y terraza), luce deteriorada por el paso del tiempo. Está parcialmente construida, despintada, pero se ve un pequeño detalle: hay dos antenas colocadas en el lugar, de las utilizadas para señal de televisión por cable, teléfono o internet. Ambos platos tienen la marca de una telefónica local.

Un perro empieza a ladrar desde la terraza del inmueble. Al llamar a la puerta aparece don Raúl Cantos, quien no da mayores referencias de lo que fue el fenómeno ‘El Niño’ en 1998 en el sector, ya que no vivía allí.

Otra construcción que se suma a este caserío fantasma es un local grande. “Eso que está ahí alguna vez fue La Cañada, el prostíbulo más conocido de Manta”, comentó Cantos.

Miguel Camino, exdirector regional Manabí de la Secretaría de Gestión de Riesgos, indicó que, como medida de prevención, hace varios años se colocaron muros de protección de roca, que “en condiciones normales aguantan, pero con un fenómeno ‘El Niño’ nunca se sabe”.

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