La fiesta se realiza dos veces al año
El cantón Mira tiene un toro con cuernos de fuego
Mira (Carchi).-
Una corrida de toros es una fiesta popular, pero en el cantón Mira, en la provincia de Carchi, el festejo se torna especial. La corrida se hace con un toro que tiene los cachos cubiertos de fuego, que de acuerdo a historiadores locales tendría su origen en la antigua España.
Manuel Torres, uno de los habitantes del sector, ha crecido con esta tradición. Él relata que esta fiesta anteriormente se la hacía una vez al año, ahora 2 veces, en febrero por las fiestas de la Virgen de la Caridad (patrona) y en agosto por el aniversario de cantonización.
Precisamente para festejar los 34 años de vida político-administrativa del cantón Mira, que se cumplió el 18 de agosto pasado, los mireños participaron en la fiesta del novillo. Previo al evento central se efectúa el acarreo de la chamiza, chilca y achupallas por las principales calles de la urbe, señal que anuncia la corrida del ‘Novillo de Bombas’.
De acuerdo a la historiadora Rosa Cecilia Ramírez, en el siglo XVII Mira formaba parte de la villa de Ibarra. Dos siglos más tarde se convirtió en parroquia de Imbabura y en 1880, al crearse la provincia de Veintimilla (actual Carchi), pasa a ser parte del cantón Tulcán.
Luego, conforme se fueron creando los cantones Montúfar y Bolívar, Mira fue parroquia de estos cantones. El 27 de septiembre de 1934 formó parte del cantón Espejo. Pero el 7 de agosto de 1980 la Cámara Nacional de Representantes aprobó la creación del cantón Mira, en la presidencia de Jaime Roldós Aguilera.
La corrida del novillo se efectúa en el estadio Galo Plaza, donde se congregan cientos de visitantes procedentes de varios sectores de Carchi e Imbabura, para disfrutar no solo de la corrida, sino también del pase de la Virgen de la Caridad, la quema del castillo, quema de la chamiza, y por supuesto el baile popular amenizado por bandas de pueblo.
Para que el novillo corra con los cachos incendiados, se prepara unas ‘bombas’ de cebo que son adheridas a los cachos naturales del animal. Para que esta tradición siga viva, se debe contar con la colaboración del hacendado que presta el novillo, la persona que elabora la ‘bomba’ o aditamento para que le prendan fuego y la persona arriesgada que se atreva a colocárselos en los cachos del semoviente. Una vez que se enciende, el voluntario corre para no ser alcanzado por el toro con cachos de fuego.
Tanto ha llamado la atención esta fiesta que otros municipios quieren tenerla en sus programas festivos, pero al ser algo particular, propio del cantón Mira, no es posible disfrutarla en otras latitudes. “En mantenerla única, radica que sea un patrimonio intangible”, señaló la sicóloga Mariana Proaño.