Un calado permanente de 11 metros de profundidad  en el canal de acceso al Puerto Marítimo de Guayaquil  está cerca de convertirse en   realidad.

Lo mismo el retiro definitivo del material rocoso que se encuentra en el lecho submarino, -al ingreso de la vía acuática-, frente a Data en la zona conocida como “Los Goles”.

Ambas condiciones topográficas en esta ruta, de 52 millas náuticas, han sido una limitante  para las importaciones y exportaciones nacionales.

Para llegar al nivel óptimo que requieren los buques de gran tamaño  se trabaja en dos frentes: uno,  en  China, buscando otra draga de succión en marcha, similar a la que ya existe, pero esta vez   con una capacidad de 7.000 metros cúbicos.

Con esta nave se superará  casi    5 veces  las operaciones de succión de sedimentos que realiza actualmente la  “Francisco de Orellana” (de 1.500 metros cúbicos), que fue adquirida en España.

El gerente general de la Autoridad Portuaria de Guayaquil, Vicente Pignataro, explicó que un grupo de técnicos ecuatorianos se encuentra en el país asiático para concretar la adquisición.

Aclaró que no es un equipo nuevo, pero que está en perfectas condiciones    para  trabajar inmediatamente en Guayaquil.

Agregó que esta nave costaría entre    25 y   30 millones de dólares, que se   financiará con un crédito del Banco del Estado.

Una vez entregados esos valores a la empresa proveedora del buque, este arribaría a la ciudad en unos noventa días. La de origen español y comprada  en el 2008 tuvo un precio de  26 millones de dólares.

El proceso de adquisición actual lo lleva adelante la Dirección General de Intereses Marítimos (Digeim) organismo planificador y ejecutor al más alto nivel del Estado de las políticas marítimas nacionales.

El primer retiro masivo de sedimentos en el canal (aproximadamente 4 millones de metros cúbicos) lo  realizó   el barco holandés Volvox Hollandia en el 2003.

La entonces Fundación Dragado del  Puerto Marítimo contrató al Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos para que efectúe los estudios. La compañía Van Oord ejecutó la obra con un costo de  18 millones de dólares.

Identifican roca

El otro frente en el que   trabajan es un proceso licitatorio que será convocado en noviembre para que una empresa internacional, -se espera que sea  belga u holandesa-, se encargue de retirar el producto rocoso que se halla  en el fondo del canal. 

“Es un hito lo que se ha hecho en este tema. Al fin sabemos exactamente lo que hay allí. Se trata de tres elementos: la coquina (residuos de moluscos), las areniscas (arena consolidada de alta resistencia) y la arcillolita (piedra de arcilla). La identificación de todo esto estuvo a cargo de  Geoestudios, una empresa nacional de ingeniería”, precisó Pignataro.

Al menos 120 días tardó la firma privada en determinar qué es cada compuesto. Para el efecto fue necesario tomar muestras a unos 30 metros de profundidad. 

El funcionario manifestó que son unos 200 mil metros cúbicos de piedra   que se debe sacar. Ese proceso de limpieza tardaría unos sesenta días.
“Con la nueva draga  y  la succión completa  del material pétreo tendremos los 11 metros de profundidad que demanda el comercio exterior ecuatoriano, durante las 24 horas y  ya no dependeremos más de las mareas altas”, afirmó.

Adicionalmente se  investiga en estos momentos el comportamiento que tienen los sedimentos.

La misma firma Geoestudios y una compañía extranjera son las encargadas del análisis. El objetivo es saber de dónde vienen, hacia dónde se mueven y otros aspectos de orden técnico del material que está en las profundidades.
“La sedimentación es bastante agresiva. Basta con observar lo que sucede río arriba, con el islote formado en las inmediaciones de La Puntilla”, recalcó el titular de la APG. 

Aunque la competencia en esa zona la tiene la Secretaría Nacional del Agua (Senagua), Pignataro indicó que estarían dispuestos a trabajar en el lugar afectado si es que se llega a un acuerdo con la entidad.