Ecuatorianos siguen refugiados un mes después del seísmo en Lorca
Mientras que los bolivianos damnificados por el seísmo que hace un mes asoló la ciudad española de Lorca, en Murcia (este), han recobrado la normalidad, más de 250 familias de ecuatorianos permanecen refugiadas y algunas tantean incluso la posibilidad de retornar a sus países.
Dos terremotos, de 4,4 y 5,1 grados de magnitud en la escala Richter, asolaron Lorca en la tarde del 11 de mayo pasado y dejaron nueve muertos, tres centenares de heridos, miles de damnificados y cuantiosos daños materiales en todo tipo de infraestructuras, desde viviendas hasta monumentos.
Entre la inmigración de Bolivia en Lorca también hubo muchos damnificados, entre 500 y 600, según la cónsul en la región, María Celia Orellana, quien explicó hoy a Efe que sólo dos familias que quedaban en el campamento volvieron hace dos días a sus viviendas.
Del resto de damnificados bolivianos por la tragedia, unos pudieron volver a sus casas, otros han trasladado su residencia a otros municipios o a casas en la playa o en el campo cedidas por sus empleadores, explicó Orellana.
Además, nueve personas que en el momento del seísmo tenían dificultades retornaron al país con ayuda del Estado boliviano, después que vieran agravada su situación en España.
Por parte de la colonia ecuatoriana, la Secretaría Nacional del Migrante (SENAMI) informó de que al cumplirse este sábado un mes desde la tragedia, 250 familias, unas 500 o 600 personas de las 3.000 damnificadas, permanecen en el campamento de refugiados de La Torrecilla, a las afueras de Lorca.
El representante de la SENAMI en España, Óscar Jara, explicó a Efe que los refugiados en el campamento de La Torrecilla no han podido regresar a sus viviendas por haber quedado estas inhabitables o porque aún no han podido ser realojadas.
Cecilia Erique, la cónsul ecuatoriana en Murcia, dijo también que en el campamento ha sido montada una escuela a la que acuden cinco niños.
Según Erique, hay cuarenta solicitudes de repatriación "en estudio", aunque la mayoría de ecuatorianos que pensaron volver al país tiene dudas al saber que las condiciones de la ayuda oficial española les impide regresar a España en el término de cinco años.
Aunque ya funciona desde hace unos días, la SENAMI inaugurará mañana sábado de manera oficial una sede consular móvil que tiene como tarea ayudar a los ecuatorianos a tramitar las ayudas oficiales y a resolver gestiones de diversa índole que generó el terremoto.
En palabras de Jara, la apertura de esta Casa de Ecuador en Lorca "responde al compromiso del Gobierno de Quito de atender de manera efectiva a los compatriotas damnificados".
Entre los ecuatorianos y demás damnificados hay aún alrededor de un millar de personas en La Torrecilla, a unos ocho kilómetros del centro de Lorca, mientras que en la ciudad prosigue el derribo de unos noventa edificios de viviendas que fueron marcados por los técnicos con códigos "rojo" o "rojo-rojo" en vista del grave riesgo de colapso estructural.
Además, otros 25 edificios, varias casas unifamiliares y una iglesia han debido ser demolidos.
Entre la infraestructura inservible o dañada seriamente hay trece iglesias y las sedes de centenares de empresas, bares, restaurantes y comercios que sufrieron daños superiores a los 60 millones de euros (87 millones de dólares).
Muchos comercios pudieron reabrir sus puertas al público pero otros negocios se acabaron al quedar los edificios reducidos a escombros.
El ayuntamiento de Lorca recordó hoy que el próximo día 18 termina el plazo para solicitar ayudas públicas para la reparación y reconstrucción, las cuales beneficiarán a propietarios, usufructuarios o arrendatarios de viviendas afectadas y que esas viviendas siniestradas constituyan su domicilio habitual.
Para este sábado a las cinco de la tarde (15:00 GMT), la misma hora en que el primer seísmo sacudió la ciudad, un grupo de damnificados ha propuesto una "cadena de abrazos solidarios" por todo Lorca.
Y también una plataforma ciudadana llamada Lorca-11 de Mayo se concentrará en la plaza de España lorquina para ofrecer un tributo a las víctimas y reivindicar que tampoco ellos, los que se han quedado sin casa y sin negocios, queden en el olvido.