Distribución de curules en manos de Corte Constitucional
La asignación de escaños aún es confusa para los ecuatorianos. Todo depende de fracciones matemáticas que no siempre se entienden. El problema radica cuando el ente electoral convoca a elecciones pluripersonales, en las que se eligen a varios candidatos procedentes de la lista de los partidos y movimientos.
El 27 de diciembre de 2011, la Asamblea Nacional aprobó con 63 votos la reforma a la Ley Orgánica Electoral y de Organizaciones Políticas o también denominada Código de la Democracia. En el veto parcial, el Ejecutivo incluyó dos métodos para la distribución de curules, uno para la elección de asambleístas nacionales y otro para los provinciales.
En las elecciones de 2009 se utilizó el método D’Hondt, para escoger a los asambleístas nacionales, y el método Hare, para los provinciales. Pero para las próximas elecciones (17 de febrero de 2013), se tiene previsto emplear el método Webster para elegir a los asambleístas nacionales y el D’Hondt para los provinciales.
La posibilidad de que se aplique esta decisión enfrenta a los movimientos y partidos políticos grandes con los pequeños. Los unos porque quieren el método D’Hondt y los otros porque se sienten más cómodos con el de Webster. Es así que el artículo 164 de la Ley Electoral es motivo de una demanda de inconstitucionalidad que será resuelta en las próximas horas por la Corte Constitucional (CC).
El matemático de la Escuela Politécnica Nacional, Germán Rojas, explica que un mejor reparto de curules se haría si se estableciese un método correcto de votación, un solo voto como establece la Constitución y no un voto fraccionado, que se aplica en el proceso de votación en plancha o entre listas.
Para él, el mayor inconveniente se da al momento de contar los votos válidos de una organización política -precisamente- porque el electorado tiene estas dos opciones para expresar su voluntad en las urnas. Cuando se vota en plancha el voto se lo entrega por completo a un partido o movimiento político, pero cuando se vota por personas ese voto se fracciona.
Por ejemplo, cuando se vota para elegir a 15 asambleístas nacionales, no es que se vota 15 veces, en la práctica ese voto se fracciona por 15. Si se vota en plancha, en cambio, el voto si bien se lo entrega a la tienda política de preferencia, también se fracciona entre los 15 candidatos de esa lista.
Rojas señala que eso es algo que aún no se entiende en el espectro electoral. Según él, el problema radica en que se mezclan en el ánfora los votos por partidos y personas y al final se contabilizan todos los votos por persona y se les asigna a cada uno un voto total, cuando solo debe ser una fracción. “Mezclan fracciones con enteros y a las fracciones les dan el mismo peso”, resalta el catedrático, no sin antes, añadir que eso se podría corregir con el voto electrónico.
Una vez realizado el conteo de votos el organismo electoral procede a la repartición de escaños a través del mecanismo seleccionado por las mayorías en la Asamblea.
Los métodos Hare y Webster son similares en los resultados, en el sentido de que reparten los escaños entre las organizaciones políticas pequeñas y los que obtienen menor cantidad de votos. En tanto, el método D’Hondt exige un mayor número de votos para poder acceder a un escaño y beneficia a las mayorías.
En el caso del método D’Hont o conocido también como de Divisores Continuos, los votos se dividen para 1, 2, 3, 4... (depende del número de escaños que se quiere asignar) y los que tienen mayor puntaje acceden.
En el Webster la división es por impares 1, 3, 5, 7... y beneficia directamente a las minorías, quienes obtienen escaños, pero representan a menos personas. Igual resultado se obtiene con Hare aunque se emplea otra fórmula matemática de coeficientes y residuos.
Alfredo Serrano, del PSC, recuerda que en 2004, el entonces Tribunal Constitucional declaró inconstitucional el método D’Hondt, ante el pedido realizado por su agrupación política.
Califica de “barbarie jurídica”, el hecho de que ahora la CC analice la implementación de este recurso que ya fue declarado inconstitucional.
“No era justo que con el 40% de los votos se lleven el 100% de escaños. Eso no es equitativo”, sostiene el ex diputado.
Criterio con el que coincide el legislador Vicente Taiano, quien añade que lo mejor es buscar un método que permita que los puestos vayan en proporción a los votos que se obtengan.
Para el asambleísta por el PSP, Gilmar Gutiérrez, este método elimina -prácticamente- a las minorías. “Los independientes, las organizaciones políticas que no están debidamente estructuradas van a desaparecer, porque quedarán las listas fuertes”, precisa.
Virgilio Hernández, de PAIS, apoya la implementación del método D’Hondt, porque considera que garantiza el principio constitucional de alternabilidad y de proporcionalidad y evita la pugna de poderes.
Paúl Salazar, vicepresidente del CNE, cree que la última palabra la tiene la Corte Constitucional. Ahora los partidos exhortan al CNE que resuelva el tema de las alianzas y de los distritos de Pichincha, Guayas y Manabí, en donde está el 52% del electorado.