Cumandá Bonilla: “Dos casas de salud salvaron a mi nieto”

“El pasado 14 de agosto, mi hija -Diana Mayorga, de 27 años- tuvo una complicación en su embarazo y tuvo que dar a luz de manera imprevista. Mi nieto nació con solo 22 semanas de gestación y contra todo pronóstico médico el bebé  nació vivo en el Hospital General de Riobamba. Su peso fue de 1 libra con 2 onzas y medía 27 centímetros. En esa casa de salud, todos los médicos hicieron un gran trabajo para estabilizar a Isaac Alejandro (nombre del nieto), pero a los diez días hubo la necesidad de trasladarlo hasta otro hospital porque necesitaba atenciones más avanzadas.

Es así que gracias al seguro del padre del niño y a las políticas gubernamentales para los pacientes en hospitales públicos el niño pudo ser llevado en ambulancia hasta la capital de la República, al hospital de Los Valles, hacia donde fue derivado mi nieto. Ahí recibió todos los cuidados que un ser humano puede tener. Primero Dios y luego los excelentes médicos de las dos casas de salud  salvaron a mi nieto.

En la actualidad, Issac ya está en su hogar, en Baños, porque fue dado de alta el 26 de diciembre, ha cumplido 4 meses 1 semana de nacido y está estable, recuperándose día a día.

Le comento que uno de los momentos más complicados fue cuando nos recomendaron llevarlo a otro hospital. Nos dijeron que lo lleváramos al de Los Valles, que es uno de los más prestigiosos, pero a la vez más caros. Y fue ahí cuando recién me enteré de que el Presidente dio una disposición para que los hijos de los afiliados al IESS pudieran ser atendidos. Ese solo hecho hace que esté agradecida para siempre con todos los especialistas que atendieron a mi nieto y con el presidente de la República, Rafael Correa”. (ver foto principal)

Denisse Solórzano: “Agradecidos, pero hay que seguir mejorando”

“Llevo seis meses viviendo en la urbanización Socio Vivienda Guayaquil. Antes yo vivía en una casa que era alquilada, pero decidí empezar los trámites en los programas del Gobierno para poder tener mi vivienda propia.       

La convivencia en el plan Socio Vivienda es amigable, además tiene los servicios básicos necesarios para llevar una vida digna y eso ha sido un cambio para muchas familias de aquí.         

Es así que todos estamos agradecidos, pero hay que seguir mejorando en ciertos aspectos que forman parte de la vida digna de una población.

Por ejemplo, en el tema de educación nos resulta raro que  los menores que viven en este lugar no tengan cupos en el colegio réplica del Vicente Rocafuerte -que queda en el mismo Socio Vivienda- porque otros niños de sectores más alejados se inscriben. Entonces, así no se está cumpliendo con los dispuesto por el presidente Rafael Correa, quien manifestó que todos los estudiantes deben ser zonificados y en este caso los niños que viven cerca de la réplica deberían tener privilegios en la inscripción.  

Otro de los inconvenientes en la zona era la falta de agua, pero después de que nos organizamos en el barrio pudimos exigir a las autoridades para que conecten el servicio y en los últimos meses se ha regularizado ese tema.

Con respecto al tema de la seguridad, pues tenemos problemas como en cualquier parte de la ciudad. Creo que no hay sitio de Guayaquil en donde se registren cero robos, pero la inauguración de la Unidad de Policía Comuntaria (UPC) nos ayuda mucho.

En Socio Vivienda agradecemos lo hecho por  el presidente Rafael  Correa, pero no por eso dejaremos de pelear por nuestros derechos a vivir más dignamente”.

Catalina Gómez: “Se nota el cambio en el sistema educativo”

“Hace cinco años, cuando Rafael Correa llegó a la Presidencia, debo confesar que no se crearon en mí muchas expectativas porque varias veces se han escuchado ofertas en campaña que jamás se han cumplido.                  

Una vez que se inició el período de Correa, empezaron las transformaciones en varios sectores y se nota en el cambio en el sistema educativo. En mi caso, tengo a un hijo en la réplica del colegio Vicente Rocafuerte y no tengo quejas sobre la educación que ahí se imparte.

Más allá de las novedosas aulas, de los equipos de los laboratorios y de la nueva forma en que los maestros dan sus clases, hay un punto importante que es el de revalorizar a la ciudadanía a través de los servicios.

Una de las primeras decisiones acertadas en el ámbito educativo fue la de acabar con eso del “aporte voluntario” en el que antes debíamos dar 25 dólares al inicio del año lectivo. Eso era ilógico porque el Estado tiene que brindar una educación gratuita y de calidad a todos los jóvenes del país.

Luego recuerdo que se vinieron los cambios en las estructuras físicas. Se cambiaron varios centros de educación. Yo vivo por el sector de la Perimetral y en esa zona se arreglaron varias escuelas, se construyeron nuevas aulas y laboratorios de computación.

Pero como todo, nada es perfecto. Aún existen problemas en los momentos de la inscripción de los niños en los colegios. Se estableció la zonificación, pero esto se cumple a medias. Aún hay personas que con ‘palanca’ logran meter a sus hijos a pesar de no estar en la lista de las instituciones o de las que envía el Ministerio para que puedan estudiar ese año. Son cosas que aún se puede mejorar por parte del Gobierno”.

Arturo Ortiz: “Ningún gobierno nos ha ayudado como este”

“Antes que nada debo informarle que soy el presidente de la  Asociación de Pequeños Productores de Café Especial de Marcabelí y Balsas (Apecam). El segundo punto en el que me siento en la obligación de referirme es en el agradecimiento a este gobierno. Podemos dar testimonio de la magnífica colaboración que hemos recibido del Ejecutivo.

Somos una asociación en la provincia de El Oro en la que estamos aglutinados siete cantones como son Marcabelí, Balsas, Piñas, Zaruma, Portovelo, Atahualpa y Las Lojas. A esto se suman cuatro cantones de Loja en donde se produce el mejor café de nuestra región.

Hemos recibido, durante estos cinco años, la cooperación de los ministerios de Agricultura e Inclusión Económica y Social para la concreción de proyectos. Además, a través de instituciones vinculadas al Gobierno, hemos podido conseguir los materiales que son necesarios para el cultivo del café, como son el plástico, fertilizantes, entre otros.

Nuestra posición no puede ser otra que la de respaldar una gestión del presidente Correa. Ningún gobierno nos ha ayudado como este y eso debe rescatarse.

En donde vamos, a través de reuniones con agricultores de otras provincias, solo escuchamos palabras de agradecimiento y de conformidad sobre la cooperación que tiene el Ejecutivo con los hombres y mujeres que trabajamos la tierra día a día.

Los ministerios, por su parte, han trabajado en su propia organización, lo que permite que podamos, Gobierno y agricultores, tener mejores resultados en los proyectos. Esperamos que esta decisión de Correa se mantenga en lo que resta de su administración”.

María Jama: “Una vía hizo que la vida sea mejor acá”

“Desde que en julio del año anterior el presidente Rafael Correa entregó la nueva vía acá (Monte Sinaí, al noroeste de Guayaquil) la vida se nos ha facilitado porque antes, hace dos años que llegué al sector, era bastante complicado lidiar con el lodo que se acumulaba en la única vía que nos permite entrar a la zona.

En mi caso, yo vivo en la Sergio Toral (que se ubica junto a Monte Sinaí) y tengo que caminar cerca de 40 minutos todos los días para ir a recoger a mis hijos a la escuela. Antes, además de peligroso porque me podía caer, el hecho de no tener una calle en buen estado hacía que fuera peligroso ese recorrido. Además, los policías no podían entrar a la zona para hacer sus rondas y eso llevaba a que los asaltos fueran todos los días.

Pero desde julio las cosas han cambiado. Hay días en que pienso que una vía hizo que la vida fuera mejor  acá y que gracias a la acción del Gobierno ahora podamos vivir de manera más digna y tranquila.  

Pero también el hecho de que  hayan frenado las invasiones favoreció  la situación. Yo vivo en una invasión que ahora está consolidada, según me explicaron, y se están haciendo planes de vivienda para poder reubicarnos. Eso también es bueno.

Finalmente y gracias a la nueva carretera el aspecto de la seguridad mejoró mucho. Ahora hasta militares he visto por las diferentes invasiones de por acá.

Además, desde que el Gobierno comenzó a trabajar en la zona he visto a los moradores unirse para realizar mejoras en sus barrios. Por ejemplo, las organizaciones barriales ahora se reúnen cada semana para conocer los problemas y dárselos a conocer a las autoridades”.

Ricardo García: “La seguridad laboral no tiene un precio”

“Fueron tiempos jodidos, realmente. Trabajaba en una empresa de construcción con un ‘contrato’ hablado en donde me decían que me iban a pagar por horas laboradas y me prometieron que en seis meses me renovarían el contrato de trabajo. Pero eso no sucedió y me despacharon. 

Lo que estoy contando pasó hace ocho años. Luego de ese episodio muchas otras decepciones laborales ocurrieron, pasando exactamente lo mismo, faltándome el respeto a mi mano de obra.

Cuando Correa llegó al Gobierno, con toda sinceridad, me sentí incrédulo con las promesas de campaña que hacía en 2006. Se hablaba desde aquella época de terminar con los abusos laborales, de acabar con la tercerización. Se me hizo difícil creer que esto sucedería porque una vez que desde el Gobierno se avisó que se la eliminaría  enseguida salieron los sectores de la producción y de los grandes grupos de poder para rechazar la medida con la excusa de que se elevarían los niveles de desempleo en el país y, realmente, los trabajadores preferimos trabajar en malas condiciones que no hacerlo.

Pero la idea fue madurando, ya en 2008, en la Asamblea que se hizo en Monstecristi, salió el Mandato 8 que daba por terminada la tercerización. Al principio temí que pasara lo que los empresarios habían dicho, pero poco a poco me di cuenta de que se estaba haciendo respetar la ley. Al poco tiempo pude conseguir una oportunidad de trabajo y, le cuento, lo primero que saqué frente al empleador fue la Constitución. ¡La cara que me puso!, si supiera. Le molestó el gesto pero a la larga me sirvió para hacer respetar mis derechos. En realidad, la estabilidad laboral no tiene  precio”.