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El Telégrafo

Chevi Muraday: “Todo bailarín debe saber comunicar”

Chevi Muraday: “Todo bailarín debe saber comunicar”
17 de junio de 2011 - 00:00

Riguroso en la técnica, el coreógrafo español Chevi Muraday, invitado a participar en los eventos de danza de Guayaquil, Manta, Quito y Cuenca que integran la Red Ecuatoriana de Festivales Internacionales de Artes Escénicas, ve más importante que sus bailarines, y cualquier intérprete, tengan ese poder de comunicación. Luego de su clase magistral en el Centro de Arte, el pasado miércoles, expuso su visión sobre la danza contemporánea y cuales son las razones que lo han traído a Ecuador, en 2 ocasiones, además de ser parte de los programas de la red.

¿A qué se debe su segunda visita a Guayaquil para bailar y dar cursos especiales?

Tengo el honor de ser invitado por mi amigo y ex alumno Jaime Tamariz para sus producciones teatrales y en su adaptación de Alguien voló sobre el nido del cuco estoy trabajando el movimiento escénico, coreografía, dentro de la obra. Además,   he traído jóvenes españoles que bailan en una pequeña coreografía de unos cuantos minutos en esa obra.

¿De dónde surge esa posibilidad de trabajar con actores de teatro y cine como antes lo ha hecho?

Es un trabajo que hago desde hace muchos años y mi obra está   vinculada al teatro, siempre.  Y en España colaboro con los mejores directores teatrales. Hace poco estuve 3 meses con Gerardo Vera para terminar Woyzeck para el Teatro María Guerrero y con Juan Carlos Pérez de la Fuente, Magüi Mira, Julio Médem en cine. Tengo una lectura de trabajo muy particular, muy global y me entiendo muy bien con los directores de escena, pero  ellos requieren de mi aportación.

¿La obra Veintisiete, que  presentó en Manta y Guayaquil, lo guió a trabajar  videodanza?

Durante muchos años la hemos hecho con mi compañía Losdedae y acabé recién un corto dirigido por Javier Cardenete, que se   difunde en distintos festivales. Creo que se estrena  mañana -ayer- en Guayaquil, se llama Los Mundos Lisérgicos, es la primera vez que se hace cine y danza en España. He trabajado mucho con la imagen, en Veintisiete hay material de video que recolecté y que se proyecta a la vez que bailamos. Realmente esa pieza es una retrospectiva que me pidieron hacer luego de ganar el Premio Nacional de Danza.

¿Cómo siente que  ha progresado desde que mereció ese premio?

No puedo decirlo, eso debe hablarlo más el público. Son quince años con la compañía, residente en el Municipio de Alcalá de Henares en Madrid. Hacemos un trabajo  permanente durante muchos años, pero en los últimos, después del premio, se han abierto más puertas y estamos trabajando   más. Aunque hay una crisis enorme  en Europa estamos sobreviviendo y no es poco.

¿Por qué crea Losdedae?

En el 97 volví luego de estar 7 años fuera del país bailando con diversas compañías como Pina Bausch y Rui Horta. En España había   carencia de danza contemporánea o del trabajo que yo hacía y decidí montar una compañía. Lo hice por la necesidad, no tanto coreográfica, sino de bailar ya que no había compañías en las que pudiese desarrollarme como bailarín en ese momento.

¿Cómo se da la posibilidad de participar en festivales del país?

Fue un poco rodado, Jaime me llamó para su nueva producción y justo era el momento que estaba el festival de danza Guayaquil y los demás de Ecuador. Ha habido un compromiso con los organizadores de cada festival y   decidieron invitarme a todos, en las 4 ciudades: Cuenca, Manta, Quito y Guayaquil.

Manta lo recibió el martes, ¿qué tal la estadía en esa ciudad?

Fantástica. Los organizadores han sido magníficos, nos han cuidado mucho con sus limitaciones, pero con mucha tenacidad para resolver en todo momento cualquier problema. La acogida del público fue fantástica, estaba     encantado y fue una buena función la que ofrecimos.

Hace poco dio un curso en La Fábrica Cuerpo Espacio, pero ¿por qué la clase magistral?

Es algo bastante común dentro de los festivales invitar a los coreógrafos a mostrar su trabajo y acercarse un poco más a los futuros bailarines de cada ciudad. Jorge Parra -organizador del encuentro en Guayaquil- me lo propuso al igual que los de Manta y las di para que la gente que estudia danza tenga un mayor acercamiento a mi trabajo y al ver Veintisiete comprendan por qué surge.

¿Es el objetivo de las clases   pasar de la técnica a la interpretación como se dio aquí?

Por supuesto. La danza es uno de los mayores medios de comunicación que hay. Soy muy riguroso y la técnica tiene que estar y está presente en todos mis trabajos, pero mucho más importante es saber comunicar. Ese poder de comunicación tiene que tenerlo cualquier intérprete y es una de las exigencias que tengo hacia mis bailarines.

¿Notó problemas en los estudiantes de danza locales?

En la clase magistral noté que aquí no hay realmente el trabajo de suelo, que se llama “release”, que es el contacto del cuerpo con el suelo. No hay mucho aquí. No es un problema, es un proceso de enseñanza, de la formación de cada bailarín que también he vivido.

Por su formación en varios países  ¿ve complicado trabajar con bailarines de distintos géneros?

Es más enriquecedor. Creo que la diversidad es   mejor, porque es muy importante que el bailarín tope con la danza contemporánea.

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