Eran las 20:30 del viernes y la farra aún no empezaba en los centros de diversión de la Zona Rosa de Guayaquil, cuando el intendente de Policía, Julio César Quiñónez, junto con un piquete de agentes, apareció en el lugar. El objetivo era comprobar que la ordenanza que había emitido horas antes, fuera acatada por los propietarios y administradores de los bares y discotecas.

La medida dictada y que tiene carácter preventivo, dispone que las promociones denominadas ‘barra libre’ u ‘hora feliz’ sean restringidas en los bares y discotecas, puesto que, según la Intendencia de Policía, no  garantizan  que a  los clientes que pagan por ese  servicio se les sirva licores originales, y no adulterados.

Provisto de un scanner portátil que al activarlo frente a una botella con determinado licor refleja en su pantalla digital el nivel de grados de alcohol y el código del registro sanitario, el Intendente revisó, de manera aleatoria, envases con whisky, vodka, ron, tequila y demás bebidas fuertes que son de mayor demanda entre los trasnochadores.

En otras ocasiones, cuando el trago estaba servido en vasos, Quiñónez recurrió a su olfato para intentar distinguir el auténtico aroma de un licor importado de marca con el de un posible falsificado.

No obstante, debido al incumplimiento de las normas jurídicas que rigen el actuar de las licoreras, bares, y discotecas, el Intendente  procedió a clausurar varios locales durante el operativo que se extendió hasta cerca de las 00:00.

En cuanto a la clausura que se realizó a algunos locales, el Intendente dijo que aquella acción se fundamenta en la vulneración de los derechos de las personas para disponer de bienes y servicios de óptima calidad, tal como lo manda el artículo 52 de la Carta Magna.

Es decir, según la Intendencia,  los establecimientos vendían productos de mala calidad, y no era la primera vez, pues la clausura se debe a la reincidencia en perjuicio de los derechos del consumidor.

Mientras tanto, los propietarios y dependientes de los centros se mostraron contrariados con la medida, al considerarla ‘poco eficaz’.

Isaac Ruiz, administrador de un bar, señaló que la medida no es óptima, ya que perjudica enormemente los ingresos  de los establecimientos.

“Ya nos vimos seriamente afectados con los horarios de atención y ahora ya no se nos permite publicitar los negocios con promociones”, dijo Ruiz, quien agregó que la mayoría de los bares en Guayaquil ha recurrido a este tipo de ‘ganchos’ para atraer a la clientela.

El mismo criterio tuvo Miguel Salinas, dueño de El Colonial, a quien  le preocupa  la regulación. Teme que su negocio, con 30 años de funcionamiento, quiebre.

Quiñónez informó que los diferentes comisarios de Policía que estén de turno tienen la consigna de realizar operativos sorpresivos en diferentes puntos de la ciudad, como es el Suburbio, Alborada y Urdesa, para constatar que se respete la medida y tomar acciones pertinentes en caso de posibles incumplimientos.