Hace pocos días, Augusto Espinosa presentó su renuncia al cargo de Subsecretario de Educación Superior, labor que desempeñó desde este año. 

Horas antes de su dimisión, en una entrevista concedida a este Diario, proporcionó información sobre los futuros proyectos de la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia Tecnología e Investigación (Senescyt), y sobre el ingreso de los estudiantes a las universidades.

Actualmente, la subsecretaria (e) es María Dolores Cazorla, docente de la Universidad de Guayaquil y de la Escuela Politécnica del Litoral.

Hace poco concluyó el propedéutico en la Universidad de Guayaquil y se presentaron bajas calificaciones en las asignaturas de ciencias exactas. ¿Qué medidas se están considerando para mejorar esta situación?

La situación en la Universidad de Guayaquil es bastante especial. Uno no puede concebir cómo en un mes se pretende hacer todo un proceso de nivelación. En la práctica, no se está haciendo nivelación en esta universidad.

Nosotros estamos ya estructurando lo que será el sistema de nivelación y admisión, el cual esperamos poner en vigencia en junio de este año, para el régimen  Sierra, y la idea es comenzar un plan piloto con un grupo de universidades.

¿En qué consistirá este nuevo sistema de admisión?

En que habrá, efectivamente, un ingreso por mérito, es decir, que habrá una prueba de aptitud para el ingreso. En principio, el estudiante entrará a un sistema de nivelación que, al menos, deberá durar un semestre. En este lapso entonces sí las universidades pueden nivelar a los jóvenes en las asignaturas más complejas, como las ciencias exactas.

Ahora, a futuro, y esto está planeado para el mes de abril de 2012, además del proceso de nivelación va a haber sistema de nivelación paralelo al bachillerato unificado.

¿Cómo se dará esta unificación con el bachillerato?

Consistirá en dotar a los estudiantes de herramientas en línea que puedan facilitar el proceso de aprendizaje.

También habrá  un esquema, coordinado con el Ministerio de Educación, que le permita al docente poder utilizar también estos sistemas en línea para prepararse y ayudarles a los bachilleres.

Es decir, nosotros podemos estar ya confirmando, a partir de este año, el formato con el que los estudiantes ingresarán a la universidad con un sistema que garantice dos cosas. Primero, el acceso por mérito académico; y segundo, la posibilidad de igualar oportunidades.

Si será de un semestre el propedéutico ¿eventualmente desaparecerán los pre de verano?

Ese preuniversitario debería estandarizarse en el Ecuador. Debe haber ese curso hasta que el sistema de educación menor pueda garantizar homogeneidad. Los resultados del nuevo sistema de ingreso serán obligatorios para las universidades públicas, y referenciales para las universidades particulares, en el otorgamiento de becas para los estudiantes.

No todas las facultades están en  capacidad de recibir a la totalidad de aspirantes. ¿Qué se hará al respecto?

Lo primero es que debe haber un proceso de selección; no todo el que quiere entrar a la universidad tiene que entrar. Si quiere entrar a este nivel de educación, el bachiller tiene que probar aptitud. Lo que se piensa erradicar, por ejemplo, son las escenas que vemos en la Universidad de Guayaquil, en donde se establecía un cupo en cada facultad y quien ingresaba era el que más pronto entraba en la cola, si es que no compraba el puesto en la fila, y no el que más mérito tenía.

Lo que también es cierto es que debe existir un proceso racional de definición de cupos en las universidades. Cada una de ellas, mediante un análisis de lo que será la demanda laboral a futuro, establecerá cuáles son los cupos que cada facultad debe ofrecer en determinada carrera. Si revisamos los índices de subempleo, encontraremos muchos profesionales que no encontraron trabajo porque no hay una articulación real entre la oferta académica y lo que el país demanda. 

Esta racionalización de la oferta académica ¿no creará un descontento entre quienes estén empecinados en una determinada carrera?

Lo que creo es que en este proceso debe haber también una capacitación y una orientación vocacional hacia las personas.

Si yo logro, por ejemplo, a los bachilleres que van a entrar a las universidades, explicar qué es lo que hace cada una de las carreras, que tengan con claridad dónde  pueden trabajar, mostrándoles datos de cuántos, digamos, administradores de empresas están subempleados... con esa información le aseguro que el estudiante cambiará un poco el perfil. Muchos ingresan a determinada carrera porque creen que es fácil.

¿De dónde partirá la orientación vocacional universitaria?

La orientación vocacional tiene que partir desde el colegio. En este nivel se le debe mostrar al estudiante las distintas posibilidades de carrera que tienen y, cuando ellos las observen, conocer el potencial que hay dentro de ellos. Estoy seguro de que así irán cambiando las preferencias en cuanto a lo que deben seguir en la universidad .