Anonymous “puso orden” en debate sobre WikiLeaks
¿Julian Assange es ladrón o no? ¿Es un paradigma del periodismo? ¿Es un comunicador en pleno derecho al acceso de la información? ¿O era un robo de información clasificada lo que se hizo desde WikiLeaks? Estas fueron las preguntas que pretendieron responder en Ciespal, en Quito, tres periodistas y un catedrático la tarde del jueves pasado.
Lo lúdico, haciendo un guiño a lo simbólico, fue el uso de la máscara de Anonymous como medidor del tiempo de disertación de los ponentes. Ignacio López Vigil, el moderador y manipulador de dicha máscara, advirtió que “no significa una tendencia de la moderación sino una herramienta metodológica”.
Juan Carlos Calderón, director de la revista Vanguardia, expuso que para “culpar a Assange de un supuesto delito de hackear, o de ser ladrón, tendríamos que extender esta inculpación a todos los diarios que publicaron sus escritos o sus informaciones bajo la coautoría coadyuvante, que se usó, por ejemplo, en el caso El Universo”.
Luego cuestionó la gestión ilegal para obtener información: “Creo, en primer lugar, de la función ética de un periodista: el fin no justifica los medios. El bien común no justifica la obtención ilegal de información”.
Pero luego, optó por aupar la idea de que toda información que proviene del Gobierno debe ser de libre acceso. “Cuando los gobiernos dicen que hay información que tiene que ser reservada yo me espanto; me parece que todo lo público tiene que discutirse en público porque somos los mandantes, los ciudadanos los que pagamos el arriendo de esos funcionarios que tienen que rendirle cuentas a los ciudadanos”, dijo.
Orlando Pérez, director de El Telégrafo, cuestionó el foro. “¿Qué hizo Julian Assange y WikiLeaks? y ¿Qué provocaron?”, propuso como preguntas importantes.
WikiLeaks difundió datos importantes para el público. A partir de ello Pérez puntualizó: “Me parece que lo público en el Ecuador es maltratado, incluso para El Telégrafo, lo público es un sustantivo que lo construimos y defendemos, pero para algunos, afuera, los de la prensa privada y varios sectores políticos, lo público es un adjetivo. Gracias a la existencia de lo público se nos permite hablar con otra altura, con otro nivel y en direcciones distintas un debate de si somos buenos periodistas o periodistas héroes”.
“La información que se difundió y que luego usaron los medios basados en WikiLeaks es lo de fondo”, analizó. Para Pérez, luego de WikiLeaks se conoce una historia reciente que no empata con la que se contó en los medios privados.
“Creo que se ha dicho tanto del tema que la estridencia mediática va a tener costos. Veo dos: mientras más crece la información sobre un tema y la opinión sobre algo, más maniquea se vuelve la opinión pública. El otro costo es que el estruendo agotará la lógica mediática, porque el mercado pide novedad y el tema entra en obsolescencia y el tema Assange pronto lo hará”, analizó el catedrático Hernán Reyes.
“Por eso hay que ver lo que nos revela el caso Assange. Empieza a verse que el orden mundial no es como se pinta y está lejos de ser mínimamente justo. Estados Unidos es el implicado en el caso Assange, eso es algo que muchos medios de comunicación lo han obviado intencionalmente, por autocensura, ignorancia o compromisos. Esa es la piedra de toque”, dijo.
En dicho debate también participó el corresponsal de Radio Francia Internacional, Eric Samson. “Quisimos, especialmente, que Diego Cornejo, presidente de la Asociación Ecuatoriana de Editores de Periódicos, estuviera porque creemos que representa a un grupo importante de la prensa ecuatoriana”, dijo Fernando Checa, director de Ciespal. Cornejo días antes en una entrevista llamó “pirata informático” a Assange. El Universo y El Comercio, miembros del gremio, también usaron datos de Wikileaks.