El Primer Festival Internacional Dramaturgias del Mundo que tuvo su inicio en Quito, el lunes 27 y culmina   hoy en el Puyo,  trajo de visita a la actriz y directora chilena Ana Harcha. El pasado miércoles en las instalaciones del Instituto Superior Tecnológico de Artes del Ecuador (ITAE) se realizó una lectura dramática de sus textos.

Esta chilena de apariencia sencilla,  voz fina y hablar pausado, que ha desarrollado una parte de su trabajo en Santiago de Chile y otra parte, sobre todo de investigación, en España-Valencia. Es autora de obras como  Tango, Perro!, Kinder, Mi hija es un perro, Lulú y Hazme el favor de quemar la casa. 

Además de actriz y directora, ¿ en qué otras áreas se desempeña?

La verdad es que “híbrido” en muchas actividades en relación al teatro. Trabajo como investigadora, profesora de teatro,  como directora y dramaturga y todas esas vías por las cuales yo trabajo en el teatro van nutriendo recíprocamente a la otra.

Mi trabajo creativo se nutre de mi trabajo de investigación y el de investigación también de la parte creativa.

¿Qué la motivó a escribir obras de teatro?

En primera instancia fui actriz y empecé a escribir teatro, porque como actriz tenía graves problemas en el sentido de que  cuando una obra no me representaba, completamente en su estética, ética, y todo lo que trataba en esta  no podía actuar. Me ponía a dirigir  y a pensar que era lo que yo habría hecho si hubiera escrito la obra. No me relajaba nunca como actriz, siempre estaba un poco dirigiendo.

Creo que mi necesidad de escribir teatro viene de una frustración con la actuación también, porque la encontraba como un lugar demasiado  sumiso a los deseos de ciertos directores.

¿Como directora de qué manera trabaja  con sus actores?

Para mí, el actor es un creador. Esa es la forma en la que yo trabajo, nunca trabajo pensando que el texto que yo escribí es lo que tienen que seguir al pie de la letra los actores, porque yo sé que estoy haciendo una creación que está viva porque es   trabajada con gente viva.

¿Cómo concibe el teatro?

Para mí, el teatro tiene que ver con el juego y con el rito del juego. Cuando empecé a hacer teatro sentía que necesitaba invitar a ese ejercicio, a esa canalización de la comprensión del teatro como un rito de encuentro del juego. Hacer teatro solo no se puede, es sin sentido, creo que el teatro es un arte integrador. No puede ser uniformable.

¿Cómo ve  que se   consolida  el hecho de ser dramatugo?

Yo creo que hay una normalización cada vez mayor, cada vez suena menos bicho raro ser dramaturgo y, también, creo que se da de formas distintas en los diferentes contextos.

El asunto del teatro tiene que ver mucho con los contextos, pienso que generalizar mucho no es   bueno, porque las percepciones que tienes, dependiendo de donde trabajes, son distintas. Por ejemplo, en España hay un decaimiento   grande del valor del texto, es bien poco lo que se valora  del texto porque hay una urgencia de que hable el cuerpo.

En Chile pasa otra cosa, hay  una discusión respecto a lo que es la dramaturgia contemporánea, aún hay una fe fuerte en el texto. Hay una relación texto-puesta en escena.

¿Considera  que hay algo imprescindible que tiene que hacer un artista?

Viajar, darse vuelta, tener otras percepciones. Eso enriquece. Si permaneces siempre en el mismo lugar las percepciones se pueden volver cerradas y  a la hora de crear será siempre lo mismo.

Para usted, ¿qué es ser dramaturgo?

No sé. No pienso que soy dramaturga, primero pienso que soy una persona  que necesita expresarse, comunicarse con otras personas en el mundo. Por algo uno elige lo que uno elige hacer.

Yo no soy dramaturga, soy Ana Harche, una persona, soy Ana, ni siquiera sé si los apellidos sirven de mucho. Me interesa el teatro porque es el medio en el que yo hasta ahora he descubierto  que me puedo ofrecer más claramente. La dramaturgia para mí es un medio   que  profundamente me interesa, que es comunicarme con el resto de las personas con las que vivimos juntas en un espacio común.

A veces toma la forma de dramaturgia, otras de dirección, otras veces de intervención  callejera, otras de performance  y, a veces, entre otras cosas, yo también bordo, hago bordados medios políticos. Lo que me importa es estar cerca.

Entonces, la dramaturgia es solo un canal...

La dramaturgia es un medio que me da más facilidades    que quizás otros medios de escritura, como la narrativa, porque la dramaturgia es una escritura que se escribe para ser trabajada con otros, es más directa. Después llega a un grupo, hay una relación mucho más mediata con los otros.

En realidad es una excusa para encontrarme, por eso escribo dramaturgia. No tiene sentido que yo escriba una obra para guardarla en el clóset o para publicarla no más. En mi caso, entiendo a la dramaturgia como algo para hacer un gesto vivo, entonces necesita encontrarse luego con gente.

La dramaturgia es como una invitación a un cumpleaños, todos tienen que disfrutarla y  posee un efecto acción-inmediato.