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El Telégrafo

“Afortunadamente yo tengo la película bastante clara”

“Afortunadamente yo tengo la película bastante clara”
03 de julio de 2011 - 00:00

Quiere ser Presidente del Ecuador, pero depende de la decisión de Jaime Nebot. Para ello tiene una organización desde hace tres años: Movimiento Cambio. No comulga con la Constitución vigente, pero no haría una Constituyente para cambiarla. Eso sí, “volaría” el llamado Quinto Poder. Se define un fanático del libre mercado, califica de mercantilistas socialistas a quienes están en el poder. Luis Fernando Torres no tiene dudas: se mete en la pelea para las elecciones de 2013.

Amigos cercanos y ex coidearios, informados de estas ‘pretensiones’, se acogen al anonimato para confesar: “(Torres) Tiene aires de estadista, pero todavía le falta”. “En realidad busca crear una plataforma para negociar una candidatura con quienes se postulen”. “Es una buena persona, pero como político ya tocó techo. No va a pasar de asambleísta de su provincia”.

Su paso por la Presidencia de la República, con León Febres Cordero, como Asesor Jurídico, cuando tenía apenas 21 años, le abrió el horizonte del poder muy temprano. Quienes lo vieron por esas épocas lo percibían como un potencial político, algo tímido, aunque abierto a toda experiencia. También cuentan que ahora se reúne  con quienes hace acuerdos a largo plazo, con promesas de crear un gran frente, en alianza con poderosos intereses locales de la Sierra centro y de Quito. Promete, según dice un empresario, “recuperar las condiciones para la libre empresa y el emprendimiento social”. 

Durante la entrevista con este Diario reconoce dos cosas claves, que según otros consultados no cuadran del todo con lo que proclama. Primero: “Gracias a que llegó el presidente Rafael Correa las cosas se han aclarado, ya sabemos dónde estamos unos y dónde estamos otros”. Segundo: “Ciertos medios de comunicación reemplazaron a los partidos desde finales de la década de los 90. Varios de los periodistas que ahora son víctimas, digamos, del Gobierno, fueron los principales detractores del sistema de partidos. Ellos inventaron la palabra partidocracia y aniquilaron a los partidos, pues querían sustituirlos desde hace 13 años, lo cual era inaudito. Los medios de comunicación no están para sustituir a los partidos. Ese error lo están pagando ahora  algunos  de ellos y ciertos periodistas”.

Y frente a eso hace una teorización: como los partidos políticos son débiles y la sociedad  ha cambiado tanto que “ya no podemos pensar en tener los mismos partidos de masas, el Ecuador debe tener partidos de opinión, no verticales, sino horizontales”. Pone un ejemplo: “El PSC debe reconstituirse de una manera diferente, con una visión distinta, como un partido de opinión horizontal y  que defienda las cosas de forma clara y coherente”.

Eso sí, se elogia: “Afortunadamente tengo la película bastante clara. No soy de aquellos confundidos que apoyaron al Presidente (Rafael Correa) en el 2006 y 2009 y ahora son opositores de última hora. He mantenido una línea de abierta confrontación con el actual modelo y  con el Presidente, a quien respeto en lo político, pues me parece coherente. Créame, soy de los pocos políticos ecuatorianos de la oposición que puede plantear un  programa alternativo al del actual Gobierno”.

¿Cómo nace la idea de ser presidente?

Siempre tuve una visión nacional del Ecuador, desde muy joven pensé en cambiar el país. Pasé por una etapa de aprendizaje, de experiencias, aciertos y errores. Nunca descarté la posibilidad de ser presidente. No he sido ambicioso y tampoco ingenuo para ser candidato por ser candidato. Soy candidato porque tengo convicciones. Si no las tuviera, hace tiempo habría preferido estar en la vida privada, donde no me va mal, vivo en paz y controlo mi tiempo en el 90 por ciento.

¿Cómo va a trabajar para llegar a la Presidencia?

Hay un comité exploratorio para ver las posibilidades de una candidatura presidencial, con una plataforma muy clara, coherente. Me interesa ser candidato a la Presidencia para producir un quiebre y darle al país una oportunidad en una economía de mercado y en un Estado constitucional libertario.

¿Cuál es la estructura política de su movimiento?

Apelo a las nuevas generaciones de ciudadanos,  universitarios, profesionales, muchos vinculados con el PSC y algunos al Movimiento Cambio, el cual lidero a nivel nacional; y grupos independientes con el ideal de transformar el país para bien. Solo teniendo más libertades tendremos menos pobres.

Mientras explica su pensamiento y proyecciones, sus ojos se agrandan, acude a la memoria. Sus ex colaboradores en el Congreso y en la Alcaldía de Ambato reconocen que es un convencido.  “Lo que quiere lo busca de cualquier forma, hasta que lo consigue”, dice una ex funcionaria de la Alcaldía ambateña. Y uno de sus alumnos de Derecho Constitucional Comparado, en la Universidad Andina, dice que su convicción conservadora se desborda por los poros.

Revela que no escatima momento para ‘picar’ sobre Correa,  caerle todo el tiempo por todo, aunque lo hace “muy a lo constitucionalista”.

Sus ex coidearios están seguros de que buscará una alianza con el PSC sobre la base de una presión política, suponiendo que en este tiempo adquiera popularidad y reconocimiento en sus zonas de influencia.

¿Cómo es su relación con  el PSC?

Muy buena. El PSC ojalá pueda cuanto antes reconstituirse. Si no lo hace, no habrá una fuerza política que al menos represente algo de la nueva política.

¿Quienes forman parte de su Movimiento?

Muchos jóvenes  vinculados históricamente con el PSC, por eso no hay incompatibilidad alguna. Por ejemplo, en Latacunga tenemos a un gran taurino, Manolo Espinosa. Nuestras bases sociales son de empresarios, grupos de intelectuales, no socialistas mercantilistas.

Y cuenta que muchos alcaldes que estuvieron con él cuando presidió la Asociación de Municipalidades del Ecuador (AME), entre 1998 y el 2000, “me están ayudando a consolidar el movimiento en algunas zonas del Ecuador”.

¿Trabaja con el sector indígena?

Tengo buenas conexiones con varios dirigentes indígenas, especialmente en el cantón Ambato, en Cotopaxi, Chimborazo, con los que no están en la línea de Pachakutik o de la Conaie.

En su discurso no deja fuera los ataques a quienes han salido del Movimiento País y ahora aparecen como opositores de Correa. Por ejemplo a Alberto Acosta (“quien dice que se necesita profundizar la revolución socialista”) y a Gustavo Larrea (“quien fue el que contribuyó a destituir a los diputados en el 2007): “¿Qué clase de opositor es el que cree en las libertades individuales o en la economía de mercado? O ¿un opositor más bien cercano a esos grupos subversivos?

Con ellos no puedo aliarme, porque si hoy cuestiono el modelo del presidente de la República, que diría yo del modelo que ellos proponen. Aquí no es que podemos unirnos todos, pero invito a los que no somos socialistas mercantilistas”.
Y en su pragmatismo reconoce que Correa “tiene grandes posibilidades de ser reelegido”, por el voto duro del 40%.

Pronostica que Correa tendría riesgo de perder si hay segunda vuelta. Por eso cree que Nebot debería jugarse, “podría pelear una segunda vuelta con más fuerza que otros, gracias a la votación consolidada de Guayaquil. Si el Presidente asegura el 40% de entrada, Nebot fácilmente llega a un 35% en primera vuelta. En segunda vuelta es otro cantar”. 

Y ahí deja entrever su apuesta: “Mi opción presidencial parte de que el Alcalde de Guayaquil no quiera ser candidato; pero si quiere, seré el primero en apoyar esa opción”.

¿Sería el vicepresidente de Jaime Nebot?

No, puedo contribuir desde otras áreas.

¿O presidente o presidente?

No, yo soy un hombre de convicciones. Sé cuál es el norte del país. Mi obligación es tener una plataforma coherente, alternativa, que mejore el discurso político.

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