Los deudores de buena fe también acudieron a hacer un recálculo
Acreedores empezaron a recuperar su dinero
En un bus alquilado y aún sin desayunar después de cuatro horas de viaje desde Cañar hasta Guayaquil, unas veinte personas llegaron temprano a las oficinas del Banco Central del Ecuador (BCE), para alcanzar un deseo que daban casi por perdido: recuperar el dinero depositado en el banco de Los Andes, cerrado en 2006.
Ninguno parecía menor de 65 años, pero cualquier signo de agotamiento pasó a segundo plano frente a la satisfacción de tener de vuelta los ahorros que confiaron a la institución. Esperaban, conversaban y reían mientras eran atendidos en las ventanillas habilitadas por el BCE en el piso 16 del edificio La Previsora (Guayaquil), en el primer día de pago a los acreedores de la banca cerrada.
Durante 7 años al frente de este grupo estuvo Francisco Quezada, quien vive de un pequeño almacén de repuestos en Azogues y que en breve contará de nuevo con los $ 70.000 que confió a dicha institución bajo promesas de mayores intereses.
Recordó que para depositar ese dinero vendió una casa -con cuyos réditos esperaba educar a sus hijos-, y ahora que volverá a sus manos, no sabe qué hará con él. “Eso hay que analizar bien porque por más garantías que nos da el señor Presidente de que la banca está sana, nunca se sabe”, expresó Quezada.
De su lado, Mélida Romero, quien destinó los $ 25.000 de la jubilación de su esposo, también en una póliza, dijo que ya no esperaba invertir porque “personas mayores como nosotros ya no podemos ponernos un negocio, es difícil”.
Quezada comentó que fue la desesperación la que los trajo a Guayaquil, pues aseguró que en Cuenca no estuvo habilitado el sistema del BCE para iniciar el trámite.
En la capital azuaya Hilda Sarmiento, de 76 años, tampoco pudo cobrar su dinero congelado tras el feriado bancario.
Aunque llegó en horas de la mañana a las instalaciones del BCE para comenzar el proceso de cobro de los 100.000 dólares que había depositado en el banco La Previsora, tuvo inconvenientes con la cuenta a nombre de su esposo fallecido, por lo que debía presentar nuevos documentos.
Mientras, en la matriz del BCE, en el centro de Quito, se dispuso también de 8 cubículos para recibir la documentación, esto es, original de la acreencia, copia de la cédula de ciudadanía y una certificación bancaria con el número de cuenta para la trasferencia. Se habilitó además una ventanilla para pagos menores a $ 500.
En el transcurso del día llegaron también hasta estas dependencias los llamados ‘deudores de buena fe’, en busca de un recálculo de sus deudas. Uno de ellos fue ‘Leticia’, quien se acercó a arreglar la ‘situación’ de su pareja ocasionada por unos créditos en los bancos de Préstamos y Tungurahua.
Según dijo, la deuda fue de 800.000 dólares, pero con el recálculo queda en $ 230.000.