Acosta promete una “democracia radical”
“Quién tam...será”, dijo ayer Carlos Ruiz, comerciante de golosinas del Centro Histórico de Quito, al ver en una gran pancarta el rostro de Alberto Acosta, candidato presidencial por la Coordinadora Plurinacional de las Izquierdas.
Sentado en las últimas gradas de la Plaza Belmonte, ubicada en el sector de San Blas, el comerciante presuroso guardó su venta (chupetes, chicles y caramelos). No tuvo ninguna invitación, llegó al lugar tras escuchar la música que emitían más de cuatro parlantes que se acondicionaron en el sitio, en donde simpatizantes del Movimiento Popular Democrático -que junto con Pachakutik y otras seis organizaciones más componen la Coordinadora Plurinacional- promocionaron un encuentro de Acosta con los comerciantes del país. El mitin fue previo a la inscripción del binomio de Acosta y Marcia Caicedo ante el Consejo Nacional Electoral (CNE).
“No, no vengas, ha sido un espectáculo de nosotros mismos, los vendedores y no dejan vender nada”, habló por teléfono Ruiz con un compañero suyo que también trabaja en el Centro Histórico. Y comentó que en la entrada a la Plaza Belmonte dos hombres supervisaban que los vendedores no ingresasen con sus ventas. “Figúrese, si ahorita que es candidato no nos deja vender, peor será en el poder. Los políticos son la misma pendejada”, sentenció antes de abandonar el lugar, junto a su esposa Luisa Sánchez, quien tampoco ocultó su malestar: “a los comerciantes nos creen shunshos (tontos), ya sabemos que nos usan hasta ganar el puesto”.
En una esquina, a unos diez pasos de la puerta principal, María Ocaña, absorta, no sabía hacia dónde dirigirse. Ella es vendedora informal de ropa en Carapungo. “De la Asociación me dijeron que viniera”, comentó sin saber para qué iba. Lo que sí tenía claro es que de no acudir tendría una multa, “debía pagar 10 dólares”. Ese criterio compartió Gabriela Calero, de El Quinche. Ella dijo pertenecer a la Asociación Vida “y nos obligaron, si no tendría una multa de 20 dólares”.
Calero no sabía el motivo del evento, pero en la gran pancarta que mostraba el rostro de Acosta, ella reconoció a un personaje: Carlos Castellanos, presidente de la Federación de Comerciantes Minoristas de Pichincha (Fedecomip). En la pancarta buscaba un cargo nuevo: candidato a asambleísta nacional.
El encuentro estaba previsto para las 08:30, pero recién inició a las 09:45 con la música de Graciela Tene. Entonces ingresó Acosta y en los graderíos Luis Villacís pedía a los comerciantes -que se protegían del sol- que llenaran los espacios vacíos.
Más de 200 personas estaban a esa hora. Y mientras los dirigentes de las asociaciones hablaban, Acosta aprovechó para subirse al graderío. “Ahhhh, este ha sido”, exclamó Margarita Aguilsaca. Mientras a lo lejos se escuchaba un “¡chiiii! ni da la mano”, de María Escolástica. Su reclamó fue escuchado por Marcia Caicedo, quien presurosa fue a estrecharle la mano. “Si no veníamos nos dijeron que nos iban a suspender -la Asociación- el trabajo”, denunció la mujer.
Pero hubo quienes estuvieron convencidos como Mónica Tene, secretaria de la Confederación Unitaria de Comerciantes Minoristas y Trabajadores Autónomos, quien indicó que piden un seguro social y créditos. Acosta, en su discurso, se refirió a aquello y prometió que en su gobierno tendrán seguro y crédito los comerciantes.