24 veces intentaron enjuiciar a Lugo hasta que lo destituyeron
No solo que sienta un mal precedente sino que revela a un país con una contradicción social intensa y muy difícil de superar si no es por la vía política. Desde el mismo inicio de la gestión, el vicepresidente Federico Franco hizo lo imposible por desestabilizar el régimen y colocarse en el lugar de Fernando Lugo.
¿La razón?: el modelo de propiedad de Paraguay sigue sustentado en una oligarquía terrateniente que posee el 80% de las tierras. Y los representantes de esa oligarquía están en el Congreso, velando por sus negocios y propiedades.
El Partido Liberal ha tenido múltiples coincidencias con el Partido Colorado y por 24 ocasiones, en cuatro años, plantearon un juicio político al presidente Fernando Lugo. Y no lo consiguieron por la falta de acuerdos para definir cómo repartirse los cargos y las prebendas, lo que ahora sí podrán hacerlo sin problemas.
La carencia de una fuerza política de apoyo a Lugo, evidentemente, lo colocó en una débil situación. Incluso, su enfermedad, en su momento, le dio cierta calma para sostener la arremetida de la derecha. Y ahora, cuando la represión a una toma de una hacienda, por el mismo conflicto de tierras que revela la confrontación de fondo del fenómeno político paraguayo, aprovecharon para subir, por la vía del golpe de Estado, a quien ha concedido todas las garantías para que la repartición de tierras no se produzca a favor de los pobres sino para sostener el mismo esquema que durante años consolidó Stroessner.
Evidentemente, esto alegra a muchos que miran la caída de Lugo como un paso para que la corriente progresista y de izquierda de la región pierda espacio y presencia.
El viernes, apenas el Congreso paraguayo destituía a Fernando Lugo, un analista estadounidense se extasiaba de que se acababa con “una de las puntas del socialismo criollo latinoamericano”. Lo decía en CNN y el entrevistador no sabía cómo ocultar la vergüenza ajena que esa declaración denotaba. Otro periodista de acá, de un periódico comercial, por su nombre, en su afán de exhibicionismo recurrente decía que se caía el “presidente más fértil”, en alusión a los hijos que había procreado el mandatario paraguayo.
A eso le llaman análisis y periodismo responsable. Y con esa línea de pensamiento hacen periodismo, todos los días, induciendo tesis y posiciones políticas, camuflándolas de periodismo independiente y libre.
¿Qué dirían esos mismos “periodistas” si algo parecido ocurriera en Ecuador? Posiblemente que es legítimo y legal destituir a un presidente “autoritario” y que “violenta las libertades”. ¿No es para construir una mayoría en la Asamblea que trabajan esos medios y esos periodistas que coinciden en todo con la oposición ecuatoriana?
Ya lo han dicho los más osados opositores: con una mayoría legislativa van a desmontar todo el aparato jurídico que ordena la Constitución. Y si no lo han dicho abiertamente, en privado lo sostienen con arrogancia: un juicio político a cada ministro y en lo posible destituir al Primer Mandatario. ¿No fue eso lo que pidieron Pachakutik y MPD el 30 de septiembre de 2010?
El resultado es un mal precedente. Una mayoría en tiempo récord resuelve un juicio político y destituye a Lugo. Las razones: no cumplir con sus responsabilidades. ¿Y cómo lo demostraron? ¿Cuántos documentos procesaron en la legislatura paraguaya, en menos de un día, para llegar a esa conclusión “histórica”?
Lástima que la movilización popular ni la organización de la misma tenga dirigencia y líderes para sostener los cambios propuestos por el proyecto político de Lugo. Ojalá en las próximas elecciones se revierta este triste momento para los paraguayos.