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El Telégrafo
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Grandes plumas: Eduardo Zamacois y Quintana

Izquierda: Apunte al carbón de Nicolás Delgado, 26 de septiembre de 1919, de El Telégrafo. Imagen digitalizada de Diario El Telégrafo del jueves 31 de julio de 1919.
Izquierda: Apunte al carbón de Nicolás Delgado, 26 de septiembre de 1919, de El Telégrafo. Imagen digitalizada de Diario El Telégrafo del jueves 31 de julio de 1919.
Fotos: Archivo / El Telégrafo
20 de octubre de 2019 - 00:00 - Juan Calderón Fuentes

LA PIEDAD

El altruismo, la caridad, son sentimientos que revisten en el hombre aspectos paradójicos muy notables. Hay en esta emoción de piedad que la desgracia ajena inspira, un contrasentido constante que ayuda a eternizar sobre la tierra el dolor.
Un individuo cae al mar y grita: ¡Socorro...que me ahogo!
Y nunca falta quien, con riesgo de su vida, se lance a salvarle.
Asimismo, de día, a medianoche, un ciudadano comienza a gritar desde un balcón:
¡Socorro…!. Fuego, fuego…
Y, en el acto, los transeúntes se arremolinan ante el lugar del siniestro, funciona el teléfono, voltean las campanas en la torre parroquial, acuden los bomberos, y todos, con ejemplar heroísmo, y temeraria filantropía, se precipitan a través de las llamas para rescatar las vidas, y hasta los muebles, que haya en la casa incendiada.
 
EDUARDO ZAMACOIS

ALGO MÁS DEL PERSONAJE
Estudios, periodismo, guerras y revoluciones

Sus estudios iniciales los realizó entre Bruselas y París. A los diez años, toda la familia se radicó en Sevilla, España, donde culminó sus estudios secundarios. La familia se trasladó hacia Madrid, donde empezó sus estudios en la facultad de Filosofía y Letras, 1 año, continuando con Medicina, 3 años. Finalmente en esta ciudad tuvo tres hijos.

Se estableció en París trabajando para la editorial Garnier y Bouret, regresando a Barcelona para dirigir la revista “Vida Galante”. Su pasión por el periodismo lo llevó a fundar el periódico “La Justicia”.

En su vida personal tuvo muchos problemas sentimentales hasta convertirse en bígamo.

Estuvo en Ecuador en las ciudades de Guayaquil y Quito en 1919, dictando conferencias.

La primera guerra mundial lo llevó a  ser corresponsal del periódico “La Tribuna”. De igual forma con la Revolución Española escribió una serie de crónicas a favor del Frente Popular.

Escribió una gran cantidad de obras: novelas -galantes, eróticas y de ambiente social-, cuentos, retratos de amigos y escritores, teatro, ensayo, artículos periodísticos, etc.

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La voz y representante de los indígenas nació en Otavalo, Imbabura, el 29 de junio de 1909. Sus padres fueron Abel Rubio y Virginia Orbe. Siendo niño mezcló sus estudios en la escuela de las Hermanas de la Caridad, con su trabajo en el agro, lo que lo llevó a conocer la esencia del indio explotado. Más tarde como antropólogo e historiador colocó al movimiento indigenista en los primeros lugares de la patria. Murió el 24 de octubre de 1994.

Nació en la “Sultana del Café”, Jipijapa (Manabí), el 16 de noviembre de 1907. Hijo de Francisco Carbo y de Rosario Vargas. Estudió la primaria en la escuela Daniel López. Más tarde la familia se trasladó a Portoviejo. En esa ciudad lo matricularon en el colegio Olmedo. Luego de algunos sucesos en la capital manabita sus padres lo enviaron al internado del Normal Juan Montalvo en Quito, ahí culminó los estudios. A

Nació en Ambato el 24 de enero de 1892. Desde su juventud se caracterizó por ser un excelente escritor, de ahí que colaborara con importantes revistas y periódicos del país, entre ellos diario EL TELÉGRAFO. En su hoja de vida consta, entre otras actividades, su activa participación en grandes eventos históricos de la patria, entre ellas, la Revolución Juliana acaecida en 1925. Homero Viteri falleció en Santiago de Chile, el 10 de noviembre de 1976.

Lamentamos en esta edición, sección Hemeroteca, no contar con la fecha de nacimiento como es característico de este trabajo serial, y la de su fallecimiento que ocurrió en 1946, pero tampoco contamos con el mes y el día. De esta última tenemos la seña de que fue en un carnaval (supuestamente febrero), escrito en un artículo denominado “Valiosos periodistas que pasaron por esta redacción”, 1954. Pero podemos decir con certeza que fue parte de la plantilla de diario El Telégrafo.

El redactor e historiador del Decano de la Prensa Nacional nació en Guayaquil el 20 de octubre de 1863 en el hogar formado por Alcides Destruge y Carmen Illingworth. Fue un pensador liberal convencido por el cual se enroló como un soldado más, para liberar a Guayaquil, en compañía de Eloy Alfaro. A la fundación del diario en 1884 fue llamado a integrar la redacción. Falleció el 26 de febrero de 1929.

El escritor y diplomático ecuatoriano nació el 1 de junio de 1872, en Guayaquil. Hijo de Juan Bautista Elizalde y de doña Francisca del Rosario Gómez, desde el inicio de su carrera como abogado demostró su sapiencia en el exterior, donde reflejó el potencial del comercio de Ecuador en pleno auge cacaotero, así como su predisposición para conseguir ayuda internacional. Fue un insigne colaborador para el Decano de la Prensa Nacional. Falleció el 1 de agosto de 1952.

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