Segundo Guanoluisa descansaba tranquilamente en su domicilio ubicado en La Prosperina, la noche del sábado 7 de noviembre, cuando un intenso olor a humo empezó a inundar su habitación.

Al levantarse rápido de su cama, observó que el humo provenía de una bodega cercana. Antes que nada, buscó a su hijo para salir del inmueble.

Una vez fuera veía cómo las llamas se apoderaban de un sitio usado para almacenaje de cartón. “A todos siempre nos dio desconfianza ese local”.

El lugar siniestrado correspondía a unas instalaciones ubicadas en el km 6,5 de la vía a Daule y pertenecían a la empresa Cartopel.

Este tipo de situaciones se han vuelto demasiado repetitivas para las familias que viven cerca de la denominada zona industrial de la ciudad, en el norte.

Al menos 6 de estas situaciones  se han presentado en el sector durante los últimos 18 meses. En uno de los casos, la Corporación para la Seguridad Ciudadana de Guayaquil (CSCG) reveló que los permisos de funcionamiento estaban en trámite.  

DATOS

En junio de 2014, un incendio en las bodegas de Ecuaquímica (km 6,5 de la vía a Daule) provocó la suspensión de actividades en planteles por el espesor del humo que generó.

En octubre y noviembre de 2014 se registraron dos flagelos dentro de una misma bodega de almacenes Juan Eljuri, ubicada en la avenida Carlos Julio Arosemena.

En diciembre de 2014, una persona murió luego de un incendio ocurrido en una bodega de zapatos, ubicada en el Parque Industrial Inmaconsa, en el kilómetro 10,5 de la vía a Daule.

En agosto de 2015, el Cuerpo de Bomberos sofocó un incidente registrado en una bodega ubicada en el km 9,5 de la vía a Daule. Las mencionadas instalaciones no tenían permiso de funcionamiento.El artículo 25 de la Ordenanza Sustitutiva de Edificaciones y Construcciones dispone que el Cabildo garantice y verifique que los inmuebles cuenten en el correspondiente registro de construcción, “en atención a requerimientos sobre la protección contra incendios, explosiones y la utilización de gas licuado”.

No obstante, la Ordenanza del Plan de Ordenamiento Territorial de Guayaquil, de 2012, también establece que las zonas comerciales, industriales y residenciales pueden coexistir a lo largo de la av. Carlos Julio Arosemena y la vía a Daule.

Tanto habitantes de estos sectores como autoridades difieren en cuanto a los niveles de riesgo que representa el hecho de que instalaciones empresariales que operan maquinaria y artículos inflamables permanezcan cerca de viviendas.

Para Santiago Peña, director de Prevención de Incendios del Cuerpo de Bomberos, los casos se presentan por la falta de cumplimiento de normas técnicas que previenen desastres y no porque la zona industrial sea vulnerable a incendios.

En la situación más reciente, se determinaron responsabilidades sobre Cartopel, que deberá pagar una multa de $ 35.000 por incumplir ordenanzas, informó la Dirección de Justicia y Vigilancia municipal.

Se estableció también que la bodega de empresa en La Prosperina no cumplió con requisitos mínimos de seguridad y no contaba con los permisos respectivos.

Los moradores del sector comentaron que el punto de almacenaje ni siquiera tenía techo o protección alguna. “Cualquiera podía lanzar un cigarrillo encendido y provocar un incendio”, comentó el ciudadano Javier Mendoza.

Según el Reglamento de Prevención de Incendios vigente en el país, corresponde a los bomberos realizar las respectivas inspecciones de seguridad. “Sin embargo, si después del control los dueños de locales implementan cambios o ampliaciones sin notificar a las autoridades, eso complica nuestra labor”, afirmó Peña.

Tanto en la vía a Daule como en la av. Carlos Julio Arosemena, los habitantes desconocen si empresas o industrias cercanas a sus domicilios cuentan con las seguridades exigidas por el Reglamento de Prevención de Incendios.

En la ciudadela Santa Adriana (km 6,5 vía a Daule), Yamileth García tiene sus dudas respecto de que los controles sean exhaustivos.

En casi 5 años de vivir en el sitio,  ha observado 2 incendios cercanos a su lugar de residencia: el ocurrido hace una semana y otro en una bodega que almacenaba productos veterinarios, en junio de 2014.

En aquel entonces, la quema de alimentos balanceados, talcos, aerosoles e insumos plásticos generó un humo que cubrió un radio de 2 km que inicialmente fue considerado como nube tóxica por los organismos de socorro.

García recuerda que las autoridades ofrecieron mitigar este tipo de situaciones. “Pero pasa año y medio y volvemos a lo mismo”.

Una de las sugerencias de los habitantes en estos sectores empresariales e industriales es trasladar las instalaciones lejos de las zonas residenciales.

Pero sacar a las empresas del lugar representaría una pérdida económica con el consecuente impacto a las familias que dependen de estos inmuebles, argumentó José Centeno, expresidente de la Cámara de la Construcción.

Acotó que las disposiciones municipales vigentes contemplan la disminución de gases contaminantes, el uso de maquinaria con bajo nivel de ruido y restricciones para el almacenamiento de tóxicos. También se establece una distancia mínima de 50 metros entre fábricas y casas.

Centeno considera injusta la idea ciudadana de retirar a fábricas y empresas de la vía a Daule y av. Carlos Julio Arosemena “porque las primeras en llegar (al lugar) fueron las fábricas”.

Las primeras fábricas llegaron en la década de 1970 y los asentamientos, estimó, se presentaron casi en forma inmediata.

Los datos de la Alcaldía porteña revelan que, solo en la vía a Daule, las viviendas coexisten junto a 1.000 empresas, aproximadamente, que equivalen al 80% del parque industrial de la ciudad. (I)