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El Telégrafo
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Versiones distintas sobre mal estado del agua en la urbe

Versiones distintas sobre mal estado del agua en la urbe
20 de abril de 2012 - 00:00

Un experto en análisis físico-químico y de microorganismos del agua, otra en funcionamiento de plantas de tratamiento de agua y un representante de los usuarios de servicios básicos, quienes analizan la calidad del líquido  en la ciudad, coinciden en una tesis: los sabores y olores extraños del agua potable del cantón se originan afuera de la planta La Toma.

La respuesta de estos últimos se da luego de que el pasado 12 de abril la concesionaria Interagua informó a la comunidad que la turbiedad del líquido que ha llegado a los domicilios se debe a fenómenos que se remiten al origen del agua del río Daule, que a su vez se alimenta de otros afluentes.

Además, la vocería de la concesionaria indicó que en las muestras tomadas en las áreas del medidor de los domicilios constataron que el fluido cumplía con todos los componentes que lo hacen apto para el consumo.

Al respecto, Aurelio Mosquera Cedeño, fundador de Labmos, primer laboratorio químico-sanitario en el país, cree que las instalaciones de La Toma están en óptimas condiciones para ofrecer agua apta para el consumo humano, acorde a las normas del INEN; pero considera que el trabajo pendiente es una revisión exhaustiva de los conductos que reparten el fluido a las viviendas, “independiente del estado de los caños que están dentro de cada edificación”.

En este punto, Ilfn Florsheim, en la última rueda de prensa organizada por Interagua, aclaró que la concesionaria “no tiene nada que hacer con el agua intradomiciliaria”.

Para el también ex catedrático de la Universidad Católica, especializado en control de calidad de aguas para usos múltiples, es necesario que cada cierto tiempo se desarrolle una revisión de estas redes sin necesidad de romper las calles, porque actualmente existen pequeños robots que pueden realizar esta labor.

Además, aclara que Interagua y la Empresa Cantonal de Agua Potable y Alcantarillado de Guayaquil (Ecapag) deben, como parte de su trabajo, limpiar las cañerías.

La hipótesis sobre problemas en las redes de distribución del agua potable también es manejada por la maestra en ingeniería ambiental y catedrática de la Escuela Superior Politécnica del Litoral, Alby Aguilar. 

A esto se suma, dice, que la turbiedad y mal sabor del líquido vital podrían originarse por factores naturales. “Las lluvias invernales provocan el  arrastre de tierra hacia los afluentes que van  hacia la zona de captación de agua en la planta, ubicada en el km 20 de la vía a Daule”. 

Esta postura encaja con lo también dicho por Alfredo Pachel, director de circulación de Interagua, en días pasados.  “Se trata de fenómenos que se remiten al origen del agua del río Daule, que a su vez se alimenta de otros afluentes”.

Los citados académicos concuerdan en que Ecapag debe controlar el servicio ofrecido por Interagua y tiene que hacer cumplir los requisitos que le hicieron merecedora de la concesión, “incluidos los análisis de agua realizados por organizaciones acreditadas”.

Veeduría hace acusaciones

Un informe de la Veeduría Ciudadana de agua y alcantarillado de Guayaquil determina que el líquido recibido por la ciudad tiene varios problemas.

Alfredo Carrasco, presidente de la Asamblea de Usuarios de Servicios Básicos de la urbe y miembro de la Veeduría, cita que el agua cruda que ingresa del Daule  viene con altas concentraciones de agentes contaminantes de origen doméstico y agroquímicos que la planta de tratamiento La Toma no está filtrando (metales pesados, órganos clorados o fosforados, o componentes de difícil biodegradación).

El documento fue realizado en base a investigaciones a cargo de varios de sus miembros y con el apoyo del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs), que puso a disposición dos peritos para que desarrollaran las pruebas necesarias para validar el informe. La agrupación cuestiona el “análisis de agua” a los que se refiere la vocera de Interagua.

La semana pasada la concesionaria recalcó que el agua cumple con todos los parámetros y su ingesta no ha   generado efectos negativos hasta ahora. La entidad basó su aseveración en las pruebas desarrolladas en laboratorios acreditados para dicho trabajo.

No obstante, de acuerdo con el organismo ciudadano, de los cuatro laboratorios que validan los resultados de Interagua, sólo dos poseen permisos.

Uno de los que no tienen autorización para realizar los ensayos de análisis de agua -según la Organización de Acreditación Ecuatoriana- es el Instituto de Higiene Leopoldo Izquieta Pérez, que consta como representante del MSP (Ministerio de Salud Pública) y fue contratado por Ecapag para realizar muestreos de la calidad del líquido.

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