Los guardias del sistema de movilidad en guayaquil no pueden retener a los delincuentes
Usuarios de la Metrovía siguen denunciando robos en paradas
César Villamar es uno de los usuarios frecuentes del servicio de transporte municipal Metrovía, en el norte de Guayaquil. También es uno de los que presenció los problemas de seguridad que se registran en la parada de la ciudadela Bellavista.
En un día laborable, hace dos semanas, intentó tomar la unidad a las 19:00. Cuando esperaba el articulado había varios adultos, estudiantes y jóvenes sin uniforme.
Durante el abordaje, mientras estaban abiertas las puertas, uno de los chicos, con pantalón azul y camisa blanca, se agachó y extendió su mano hacia el interior del automotor para quitarle el teléfono celular a un pasajero que iba sentado. “Esperaba que la unidad arrancara y que el perjudicado se quede dentro del vehículo, sin que pueda reaccionar. Así podría huir”, relató el usuario.
Pero el vehículo no pudo partir y el estudiante que intentó robar el teléfono fue retenido por el perjudicado. Villamar, quien observó todo, ratificó al guardia que efectivamente el adolescente había sustraído el dispositivo.
En ese instante, el grupo de jóvenes que estaba en la estación, de forma sospechosa, lo amenazó: “No te metas veterano. ¿Es tu familiar?”.
Todos discutían. Pero repentinamente, el autor del delito se escabulló entre la multitud y se fue en otro articulado. Entonces empezaron los reclamos al guardia por no impedir la huida. “El celador dijo que no es autoridad y que no podía retenerlo”, contó Villamar.
La historia es una de las tantas que se repiten a diario en las diversas estaciones.
A Tatiana García, quien hace 4 semanas tomó el vehículo en la parada del colegio 28 de Mayo, también le sustrajeron el teléfono en la tarde de un día laborable.
La mujer se dirigió a Bellavista, a las 13:00, pero cuando bajó se percató de que no tenía el celular en la cartera. “Me lo sacaron sin darme cuenta cuando había un tumulto en la estación del colegio. Había un montón de chicos metidos en la parada a los que se le notaba que no tenían la intención de viajar. No entiendo por qué los dejan estar allí. Es obvio que están a la expectativa de una oportunidad para quitar las pertenencias a los pasajeros”.
El usuario Carlos Bravo, quien a diario se traslada por todo el trayecto de la vía a Daule en el servicio municipal, coincidió con que hacen falta operativos para impedir que se siga perjudicando a los ciudadanos.
Bravo ha observado a menores de edad, con calentadores de colegios públicos, que van drogándose dentro de las unidades. “Buscan una esquina e inhalan un polvo blanco. Los llevan en maletas y en los bolsillos. Lo hacen tan rápido que es casi imperceptible”, denunció.
Un equipo de EL TELÉGRAFO realizó un recorrido por varias paradas y constató que el problema se da en las horas ‘pico’ de la mañana y la tarde.
Los jóvenes ingresan a las paradas con ropas deportivas: gorras, bermudas y zapatillas. Luego se suben y se bajan sin un destino fijo. En ocasiones, se encuentran en una estación acordada. Algunos, además, dicen insultos a las mujeres que ven pasar junto a ellos.
Los ciudadanos que en ocasiones ven ese tipo de situaciones optan por quedarse callados. “A veces son más bravos que uno”, comentó José Morante, de 20 años.
Varios guardias consultados, que pidieron la reserva, expresaron que no es fácil detenerlos, ya que legalmente no son autoridades.
También manifestaron que andan en grupos y en cualquier momento pueden ser víctimas de venganzas. “Una vez me sustrajeron una pertenencia mientras estaba cuidando al otro extremo de la estación”, indicó uno de los celadores.
En una consulta al teléfono de atención de la Fundación Metrovía recomendaron que, en caso de presenciar un robo, se denuncie el hecho a la Policía Nacional. Ratificaron que los guardias no pueden aprehender a nadie. “Hay que llamar al 911”. (I)