A partir de las 17:30, el paradero Iglesia Victoria de la Metrovía en Guayaquil se vuelve un mercadillo. Desde la entrada se observan vendedores ambulantes ofertando agua, dulces, galletas y, dentro de la estación, la situación se combina con las decenas de pasajeros que buscan ingresar.

Los usuarios, en ocasiones, deben lidiar con los lectores electromagnéticos descompuestos porque retrasan el ingreso de quienes poseen la tarjeta.  La pugna por entrar se complica cuando son los dispensadores para recarga los que se averían. Hay quienes solicitan ayuda de los que  tienen saldo suficiente.

Desperfectos de la infraestructura, retraso de las unidades, congestionamientos en las paradas, entre otras, son las situaciones que los pasajeros esperan que desaparezcan con el posible aumento del pasaje a $ 0,30.

El incremento es considerado desde hace varios años, según manifestó Augusto Aguirre, gerente de Metroquil, en una entrevista a este diario.  

Las observaciones y quejas no han podido solucionarse en el 100% y son más comunes en las estaciones que se encuentran en el casco comercial durante los horarios de 06:00 a 08:00 y de 17:00 a 19:00.

Esto incidió en las dos últimas rendiciones de cuentas de la Fundación Metrovía. A finales de 2014, el nivel de conformidad que la ciudadanía tuvo con respecto a este servicio se ubicó en el 76%.

Mientras que al término de 2015 se registró una reducción del 11% en el número de usuarios. La invasión de carriles y competencia desleal por parte de cooperativas de transporte, fueron los justificativos presentados por la Fundación Metrovía.  

Aguirre acotó que restringir el acceso al sistema solo con tarjeta también incidió en las cifras negativas, según afirmó a un rotativo local. Por su parte, la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) advirtió que la flota de la Metrovía también será sometida a revisión y lineamientos requeridos. (I)