Universidades acordaron fomentar la cooperación
El III Congreso Internacional de desarrollo y cooperación que se realizó en Guayaquil en esta semana finalizó ayer en la Universidad Católica de Guayaquil.
Representantes de las universidades Autónoma de México, Lovaina de Bélgica, y la Sorbona, de París, participaron en el congreso. Todos los días se desarrollaron mesas de trabajo, nueve encuentros en total, en los que intervinieron académicos nacionales y extranjeros.
La autonomía universitaria, integración entre los países para compartir investigaciones y programas de doctorados, y la movilidad de los docentes fueron temas de relevancia que se abordaron.
Renato Carvahlo, ex presidente de la Unesco, manifestó que acerca de la cooperación y el desarrollo, conceptualmente, han existido dos grandes visiones en Latinoamérica.
La primera responde al paradigma neoliberal. Dijo que ve a la educación superior como un bien a ser privatizado, dirigido netamente por paradigmas de mercado.
La segunda visión, añadió, es un instrumento para lograr el bienestar de las poblaciones.
Michel Molitor, vicerrector de la Universidad de Lovaina (Bélgica), sostuvo que la Declaración de Bolonia, reforma de la Unión Europea (UE) para lograr la movilidad entre los estudiantes y profesores y el fin de los procesos de convalidación de títulos universitarios, bien puede constituir un paradigma para las universidades latinoamericanas.
En cambio Axel Didrikson, de la Universidad Autónoma de México, se refirió a la relación que hay entre la investigación y la docencia. Él sostuvo que el modelo económico basado en el valor agregado que dan los procesos de manufactura, está siendo reemplazado desde hace 30 años por un modelo cuyo plusvalor está en el conocimiento.
En otra de las mesas se trató el tema de la autonomía universitaria. Miguel Rojas, chileno y profesor de la Sorbona de París, destacó la necesidad de posicionar a la universidad como un servicio público y no como un bien público, pues esta última categoría “habla de una pertenencia al Estado, no a la ciudadanía”, manifestó.
La experiencia de Bolonia fue nombrada en repetidas ocasiones por los académicos y participantes.
Rojas hizo alusión a que el compartir un idioma común, el castellano, contribuye a que se puedan realizar estos procesos.
Participaron desde el foro los profesores. La presencia de estudiantes fue escasa en el Aula Magna y en las mesas de trabajo.
Una de las preocupaciones compartidas fue el proceso de selección de los docentes, pues se observó que la Internet facilita al estudiante tanta información que el profesor debería ampliar sus conocimientos para poder cumplir las expectativas de sus alumnos.