Una cruzada para salvar la vida de Carlitos
Carlitos Andrés nació en Guayaquil, el 7 de diciembre de 2005, pero vive en Quito con su familia: sus padres Juan Carlos Cabrera y Norma Orellana y su hermana Andrea.
Es un niño que con sus hermosos ojos y pestañas cautiva la atención de muchas personas. Carlitos es el segundo hijo de un hogar común en el cual, luego de tener su primera hija, vino el varón tan esperado.
Sin embargo, al séptimo mes de embarazo su madre empezó a perder líquido amniótico, por lo que su ginecólogo de cabecera le realizó una cesárea de emergencia. A los 7 meses Carlitos Andrés no se desarrollaba como los niños de su edad.
Según su pediatra, era normal, pero consultaron a un especialista -un pediatra especializado en neurología-, quien solicitó una resonancia magnética de su cerebro. Una vez con los resultados, lo único que recomendó fueron terapias: físicas, de lenguaje, ocupacional, entre otras. Sus padres no dudaron en darle todo tipo de terapias necesarias. Posteriormente buscaron la opinión de otro neurólogo y ese nuevo facultativo les dijo que su hijo no escuchaba, no veía,. En otras palabras, que era un vegetal, pero su madre sabía que Carlitos escuchaba y veía.
Un médico amigo le mencionó que el único lugar confiable en donde le darían un diagnóstico es el Children’s Hospilal de Boston. Con la fe en Dios y la esperanza de que Carlitos mejorara consiguieron ser aceptados en el hospital de Boston. Para costear el viaje, la familia de Carlitos Andrés luchó haciendo eventos, rifas, bingos, comidas solidarias.
Después de varios exámenes les dieron una gran esperanza, ya que el caso no es genético, su trastorno se debe a una parálisis distónica y deficiencia cerebral. Así, se llenaron de esperanza con la certeza de que, con tratamiento, su hijo podrá mejorar.
Recolección para ayudar al tratamiento
La idea consiste en recolectar tapas de diversos tipos de envases para ayudar a Carlitos con recursos. La actividad inició en el colegio CTG, ubicado al sur de la ciudad. Poco a poco se propagó por diversos puntos del país. La iniciativa de los alumnos se replicó en diversos sitios. Grupos musicales y cristianos, asociaciones, universidades se han unido para recoger tapitas y luego venderlas para que, con ese dinero, Carlitos continúe con su tratamiento.
