Un sector del centro que “no encaja” en lo urbano
El mercado municipal de José Mascote, ubicado en la calle del mismo nombre, tiene poca actividad cuando llega la tarde, más aún cuando la lluvia se ensaña con la ciudad. Pocos ciudadanos se animan a comprar.
En la intersección con la Pedro Pablo Gómez, el agua estancada se mezcla con basura. Daniel Argüello, un comerciante del lugar, comenta que el cuadro es bastante regular. “El carro recolector pasa después de las seis de la tarde, pero la gente saca la basura desde las cuatro... eso es una pestilencia”, se queja.
Varios moradores del sector coinciden en que, pese a ser una zona céntrica, hay bastante descuido por parte de las autoridades, tanto municipales como estatales. En otra de las esquinas de la mencionada intersección, la acera está completamente destruida. Tanto en este sitio como en otros cercanos, los desechos tapan las alcantarillas.
Esto ocurre a pesar de que en la parte posterior del centro de abastos se estaciona regularmente un vehículo de la Dirección de Mercados. Los habitantes comentan que así solo se busca prevenir la presencia de comerciantes autónomos.
María Calderón, quien habita en el sector desde hace tres décadas, reconoce los cambios en la infraestructura del mercado, pero aquello trajo un efecto colateral por parte de la Policía Metropolitana.
La ciudadana manifiesta que en anteriores años ya se registraron enfrentamientos entre comerciantes y metropolitanos.
En 2010, se originó una gresca entre la Policía Nacional y la Municipal cuando un elemento del primer grupo cuestionó el decomiso de una carretilla de frutas a un vendedor.
En aquella ocasión se registraron daños en un vehículo del Cabildo, dos detenidos y varios heridos. “Vivimos en completa intranquilidad cada vez que vemos pasar un metropolitano y un vendedor informal por el mismo sitio”, afirma contrariada.
Los habitantes comentan que los operativos son regulares debido a la gran cantidad de negocios de la zona, lo que intenta ser aprovechado por comerciantes que transportan su mercadería en carretas y canastas.
Milton Guillén, quien tiene un local de abarrotes, manifiesta que la Policía Metropolitana patrulla a, por lo menos, dos cuadras a la redonda del mercado de la José Mascote.
Los controles, en consecuencia, se desarrollan en el perímetro que conforman las calles Sucre, José de Antepara, Manabí y Los Ríos, cubriendo un aproximado de 20 cuadras. “Por un lado está bien porque protegen a los mayoristas, aunque por otro no se ve que el Cabildo quiera apoyar a los microcomerciantes”, dice Guillén, quien recuerda que el último operativo de desalojo se dio hace menos de un año.
Víctor Cueva, en cambio, se queja de la poca seguridad que existe en el lugar, y afirma que los robos y otros delitos son regulares por ese sector. En el lado de José Mascote, existen dos inmuebles deshabitados. Uno de ellos, incluso, fue demolido hace unos meses debido a su débil estructura.
Al pie de este sitio es común la presencia de mendigos que pernoctan por el lugar y que obligan a los transeúntes a esquivarlos para no ser asaltados.
Un par de estos indigentes, al percatarse de la presencia de cámaras, prefirió retirarse. “La Policía debería estar atenta a esta situación... también la guardianía privada del mercado pasa dificultades con esta gente”, comenta Cueva.
Las aceras detrás del mercado asimismo están destruidas y presentan poca limpieza.
Los transeúntes denuncian que durante las noches existe insuficiente iluminación y que deben extremar precauciones para no ser abordados por algún malhechor.