Un platillo de la Sierra que gusta en Guayaquil
Por: Juan Numerable. Estudiante de la ULVR.
Hace 2 décadas se observa en Guayaquil, en especial en el sur de la urbe, rústicos fogones ambulantes que con su improvisada parrilla inundan el ambiente con una humareda y un olor a asado. El producto es un tripaje hábilmente sazonado, conocido como tripa mishqui.
A las 17:00 la gente comienza a regresar a sus hogares, luego de la jornada de trabajo. Pero para Ángel Colongo, de 53 años, su labor diaria empieza en su puesto de asadero ubicado en la avenida Francisco de Orellana, en el norte de la ciudad.
Ya encendida la brasa en la parrilla, comienza a asar el tripaje muy bien por ambos lados, hasta el punto que emana los olores a asado. El proceso de cocción puede durar de 10 a 15 minutos.
En todo barrio o sector de Guayaquil es conocida como “la parrillada de los pobres”, llamada así porque está al alcance de todo bolsillo y siempre habrá un lugar donde se prepare este plato, que se expende a la intemperie ya sea en parques, mercados, esquinas y veredas.
Colongo se dedica a esta actividad hace 15 años, se levanta a las 4:00 todos los días para dirigirse al camal de Guayaquil, que está junto al mercado Caraguay.
Cuenta que antes se dedicaba a manejar un taxi y su esposa era quien ejercía esta actividad, pero ella murió en un accidente de tránsito, por ello decidió continuar con este negocio.
“Es un trabajo con mucha dedicación lo que realizo a diario, ya que salgo desde temprano, me dirijo al camal y regreso a casa al mediodía, allí comienzo a preparar el tripaje, lo limpio y le pongo sazón”.
Carlos Navarrete, de 32 años, es uno de sus clientes. Tiene 5 años consumiendo este tradicional plato. Considera que la sazón de la tripa mishqui que prepara don Colongo es inigualable. (I)
Cada vez existen más lugares para degustar
La tripa mishqui tiene gran aceptación en todas las clases sociales; las personas que la consumen dicen que tiene efectos curativos para enfermedades como la gastritis.
Los precios van de 75 centavos a un dólar; además pueden variar dependiendo la cantidad y el tipo de carne que se requiera, aseguró Colongo.
Él invierte 30 dólares y gana aproximadamente 20, al día. Posee clientes fijos como trabajadores de construcción y taxistas. (I)