Un minuto para observar el arte de Carlos y Flor

El semáforo da la señal de alto y los vehículos se detienen antes de la línea del paso peatonal. En el parterre

se observan dos figuras inmóviles que aparentan ser de metal. En segundos comienzan a tomar vida. Se trata de Carlos Bolívar (52) y Flor Alba (42), quienes personifican la cultura antigua de su natal Colombia. Ambos decidieron plantarse en el semáforo de la Av. Agustín Freire Ycaza y Av. Rodolfo Baquerizo.

    Ahí, con sus disfraces del año 1860, dan vida a Efraín y María, personajes creados por el autor Jorge Isaacs, en su novela María.

Hace cinco años, Flor aprendió este arte gracias a un amigo, pero   a medida que veía a otros artistas quiso realizar algo más llamativo en maquillaje, pinturas y, sobre todo, en atuendos. Cuenta que al inicio su maquillaje no era bueno, pero que con la práctica lo perfeccionó.

Carlos revela que Flor fue quien le enseñó todo lo que sabe. Su encuentro se dio por casualidad en un hotel. Allí se conocieron y empezaron a descubrir sus gustos por el arte. Luego comenzó la travesía  en Ecuador y Venezuela.

Para ellos el día empieza a las 09:00, cuando pintan sus disfraces porque el sol los decolora y desvanece su brillo.

Cuando llegan a la intersección para laborar, comienzan de manera rápida a maquillarse, y, una vez listos, se suben a unos baldes que usan como pedestales.

El acto dura 1 minuto. Treinta segundos utilizan en realizar movimientos parecidos a los de un robot, y cuando la presentación concluye Carlos baja y comienza a recolectar las monedas que les obsequian.

Un día pueden ganar entre $25 y $30. “Los conductores han sido muy amables, nos apoyan, y muchos de ellos cuando paso con mi sombrero nos confunden con personajes de España o de Estados Unidos”, comenta Carlos.

Tres meses es el lapso que tienen para ejercer el oficio en el país.

Esta pareja de Cali sobresale entre los actores de su pueblo, no por ser los únicos, sino porque cada uno posee 18 trajes, entre ellos el de ‘los cafeteros’, ‘los indios’, ‘los campesinos’, y muchos otros más.

“En Colombia nos solicitan por nuestra variedad de vestimenta, muchos solo tienen un traje”, afirma Flor.

Su futuro es incierto, pero a pesar de esto alegan que seguirán promoviendo la cultura a través de su arte, en los semáforos. (I)