Un barrio de Guayaquil carece de todos los servicios

Alejandra Espinoza, vecina del barrio Vencer o Morir 3, ubicado en el sur de Guayaquil, permanece sentada durante la mañana junto a un charco de agua.

Ella, emplea una roca como asiento, observa que su cubeta se llene de agua potable con una manguera. Tiene varios recipientes a su lado.

Pero el proceso es lento. El chorro es débil y la manguera, que surca una pedregosa cuadra, tiene agujeros.

“Nosotros la instalamos (las tuberías) con nuestros recursos”, reconoce la residente, quien luce las sandalias empapadas.  

Doña Alejandra tiene que pasar por esa situación todos los días. Su barrio es uno de los que carece de los servicios básicos.

Desde las 08:00 hasta las 11:00 llena recipientes, pues a las 13:00 ya no hay presión suficiente. Lo almacenado le servirá para cocinar y bañarse.  

“Aún no sabemos con exactitud cuándo tendremos redes en la casa”, comenta resignada.

Actualmente, en el sitio solo hay una pileta, por cuyo uso les llega una planilla mensualmente.

Empero ese no es el único problema que deben sobrellevar los moradores del sector, que no aparece ni en los mapas de la ciudad.

Para pasar por su “calle” principal es necesario utilizar un carro todoterreno o moto, pues no hay pavimentación en las vías. Allí solo existen piedras, polvo y fango.

“Quisiéramos que nos arreglen la calle. No se puede vivir así”, expresa el vecino Ernesto Vera.

La falta de buenas vías a su vez ha originado otro inconveniente que perjudica a los ciudadanos: la acumulación de basura.

Los recolectores no pueden pasar cerca de las casas de Vencer o Morir 3. Por esa razón, arrojan los desperdicios en un terreno baldío.

Brenda Villarroel es una de las más perjudicadas por los montículos de desechos.

Su vivienda está a pocos metros del improvisado botadero. Los fuertes olores son insoportables en el sector. Bastan 2 minutos en el sitio para sentir náuseas.    

Brenda, quien tiene discapacidad física, apenas ve el equipo de este diario pide que se denuncie el daño a la salud que sufre su familia.   

“Hace dos días mi hijo estuvo enfermo por la contaminación. Las personas arrojan cerca de mi casa hasta animales muertos. El Municipio de Guayaquil debería enviar a los recolectores por estas calles para que se lleven la basura”, asegura la mujer, quien afirma que fue reubicada en el sitio por el Cabildo porteño, luego de que su casa se incendiara.

Lluvias empeoran situación

La falta de alcantarillado se suma a la lista de necesidades.

Los moradores coinciden en que viven sus peores momentos cuando caen intensas lluvias, porque se inundan sus viviendas.

Para hacerse una idea clara del problema, Olga Haro muestra el interior de su vivienda. En sus paredes hay una mancha de humedad. Según la vecina del sur, el nivel del agua subió cerca de un metro de altura. “Siempre que llueve hay que poner los electrodomésticos en lugares altos, para que no se dañen”.

La mujer indica que ha tenido que ir a un psicólogo por el pánico que le genera el sonido del aguacero.

Además, hay abundante maleza a lo largo del camino principal.

Los habitantes exhortan al Municipio de Guayaquil para que realice controles y obligue a los dueños de los terrenos a limpiarlos.

Márquez Vinueza estuvo cortando el monte para evitar la propagación de enfermedades. A pesar de las fumigaciones, afirma que en el sector ya se han registrado casos de personas con dengue. (I)