“Un bailarín no puede tener futuro, si no hay espacio para su arte”

¿Cuándo supo que el ballet era su vocación?

Mi amor por la danza surgió desde el primer encuentro con un salón de clases. Al principio era solo una responsabilidad de asistir a tiempo, cumplir con mi compromiso de bailar lo mejor que pudiera.  Me inscribí en arquitectura en la Universidad Católica, al mismo tiempo que solicitaba al gobierno de la Unión Soviética una beca de estudios de ballet. Más tarde me llegó la aprobación para mi beca y dejé la universidad.

¿Qué es lo más difícil de estudiar ballet en un país lejano?

La primera comunicación telefónica que tuve con mi madre fue después de seis meses, porque las comunicaciones eran malas. No había discado directo, por lo que tenía que comunicarme con terceros y cuartos países para que logren la conexión.  Las cartas se demoraban más de un mes. Si tenía algún problema grave tenía que resolverlo sola. Cuando llegué a la academia, sin saber ruso, lo único que podía entender a la chaperona del internado era que había chicas latinas. A la espera de ellas para pedirles ayuda me tocó resignarme al silencio...

¿Por qué regresó a Ecuador?

El 26 de abril de 1986 hubo un accidente nuclear en Chernóbil, cuyo radio se extendió a 100 km de Kiev, donde yo estaba. Luego de la explosión nuclear viajé a Moscú. Permanecí allí por tres meses. Kiev estaba abandonada y custodiada por militares.  Así que volvimos, pero la falta de información y la muerte de personas cercanas me hicieron replantear mi vida. Por eso regresé a Ecuador en 1991.

Después abrí  mi academia Escuela Rusa de Ballet, donde imparto la técnica Vagánova. Ya llevamos 18 años.

¿Cree que el ballet es una carrera con futuro en nuestro país?

El desarrollo de la cultura en todos los países es una política de Estado. Los altos costos de producción hacen imposible presentar obras de calidad artística y esto dificulta llegar a las masas.  Vivimos en una ciudad de tres millones de habitantes y no existe una sola compañía de danza. Un bailarín no puede tener futuro si no tiene el espacio para desarrollar su arte, y ese espacio es un teatro con una compañía estable.

¿Por qué en Ecuador hay menor cantidad de hombres bailarines, en comparación con otros países?

Porque todavía existe en nuestro país la creencia de que todo bailarín es homosexual y que no es una carrera con prestigio; porque existe una gran cantidad de programas de televisión donde cualquiera se pone el título de bailarín y lo único que hace es explotar sexualmente su cuerpo. Esto desprestigia mucho a los verdaderos bailarines que dan su vida por este arte.  Últimamente he visto crecer el número de varones que quieren ser profesionales, pero no hay espacios para su desarrollo, por eso desisten y se dedican a otras cosas.  En otros países donde se sabe todo el sacrificio que conlleva ser bailarín, ellos son tratados como verdaderas estrellas.

Para usted, ballet es…

La pasión por la expresión.