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Susana Nicolalde: “El primer punto de visita es Guayaquil”

Susana Nicolalde: “El primer punto de visita es Guayaquil”
23 de julio de 2011 - 00:00

Susana Nicolalde es guayaquileña, pero desde fines del 80 encontró su nicho en Quito, donde mantiene su grupo Mandrágora Artes Escénicas. El 7 y 8 de julio y el 14 y 15 siguientes llegó al Centro Cultural Sarao para ofrecer una temporada de repertorio con dos de sus obras principales. En Quito, las funciones seguirán desde el 28 de julio en la Sala Mariana de Jesús de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.

¿Cuándo decide establecerse en Quito para realizar su trabajo de artes escénicas?

Lo hice exactamente en el 89, porque habíamos entrado en un período de descanso con Gestus, que es un grupo con el que trabajé durante todo el tiempo acá en Guayaquil. En esas cortas vacaciones decidí tomar unos talleres en Quito con el grupo Malayerba. Tomé el primer taller, que duraba tres meses, y luego de eso tenía previsto volver a Guayaquil, pero los talleres eran secuenciales. Entonces después de terminar el primer taller, empezaba el segundo que tenía cosas complementarias del primero y así sucesivamente. Decidí quedarme al segundo taller, luego al tercero, al cuarto, hasta que me quede para siempre, hasta ahora. La razón fundamental fue la búsqueda, me fui a Quito a buscar, a estudiar.

¿Cuál ha sido su formación entorno a las artes escénicas?

La historia del país en cuanto a este tipo de formación la conocemos todos. No contamos con muchas escuelas de artes escénicas en las que tengamos una gran oferta de formación y que, además, existan posibilidades de especializarnos. Mi formación, básicamente, es autodidacta, no tengo una escuela formal, no tengo un título formal, tengo un bagaje  de treinta años de experiencia en el teatro, que es lo que me ha formado hasta ahora, además de  poder trabajar con maestros importantes extranjeros y nacionales.

¿Con qué objetivo crea Mandrágora, como una escuela, un lugar de formación, un lugar de intercambio con otros actores, cuál fue la búsqueda?

La búsqueda consistió en crear un espacio en el que personalmente
me permitiera indagar, un espacio para convocar  a otros  artistas de diferentes disciplinas a participar en proyectos artísticos.  En el 2002 se creó la escuela con la premisa de poder trabajar en un espacio para formar nuevos actores y que de ese nuevo grupo de actores salgan  artistas para trabajar dentro de Mandrágora, porque yo pienso que es la única manera de trabajar en un colectivo, manejando un mismo lenguaje y manejando los mismos principios del trabajo de las artes escénicas.

¿Qué significa para ustedes las obras Cordeles del tiempo y El hijo audaz de madre coraje?

Las dos obras marcan un giro importante dentro de lo que es nuestra propuesta. La dramaturgia de Cordeles del tiempo es mía, es una dramaturgia personal y El hijo audaz es un trabajo importante que nace como una tesis de la culminación del proceso de la escuela de Vincent Kerschbaum, pero después creció, Vincent hace un acopio  grande de todo lo que ha vivido desde la escuela hasta llegar   acá. Estas obras muestran que hemos llegado a un punto de madurez dentro de lo que es nuestra propuesta, el teatro del movimiento.
Usted se dedica un poco a dirigir, ¿siente que ya estaba lista para dirigir o fue algo que se dio por cuestiones de trabajo?
Como lo digo siempre, para mí la escuela ha sido una formación personal, tuve un aprendizaje muy importante desde la dirección. Esa es la magia que tiene este oficio, uno nunca termina de aprender, siempre experimenta,  descubriendo. Entonces para mí,  la formación como  directora ha sido la escuela. Creo que son momentos, la vida artística te va llevando. No es que te marcas un tiempo,  llega el momento que tiene que darse   y creo que para mí ya llegó.

¿Cómo ha  crecido el encuentro que ustedes organizan en Quito?

Cada vez crece más, nació en el 2004 con una idea muy sencilla de hacer una temporada de cinco obras con  cinco actrices que teníamos y luego  creció paulatinamente. Ha crecido tanto que ahora lo hacemos en cuatro ciudades: Quito, Otavalo, Ibarra y Ambato. Siempre tenemos invitados internacionales y nuestra premisa es tener el 50%  de invitadas extranjeras y 50% de invitadas nacionales, pero   son mucho más las invitadas del país que las extranjeras, porque es un encuentro de creadoras en el que el objetivo principal es poder visibilizar el trabajo de las mujeres creadoras partiendo desde nuestro país.

¿Cuál es el siguiente paso para Mandrágora?

Se viene un giro muy importante, hemos logrado   salir con nuestras obras a otros países, como Cuba,   Colombia  y Perú,  donde volveremos   en septiembre para los 40 años del grupo Cuatro Tablas, uno de los   más importantes que tiene el país peruano.
Nos hemos planteado la posibilidad de reabrir la escuela el próximo año, porque hemos estado en una etapa de stand by en ese aspecto.

¿Qué se siente volver a Guayaquil en estas fechas de fiesta?

Para mí es volver a casa, yo soy guayaquileña  y como lo he dicho siempre cuando tenemos obras nuevas, el primer puerto donde tenemos que ir  es Guayaquil,  lo digo en plural porque es un sentimiento que compartimos todos  en el grupo.

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