Restricción de horario en bares, otra controversia
Los delitos de asesinato, robo, violaciones, entre otros vinculados con el consumo de bebidas alcohólicas, disminuyeron desde que se restringió el horario de atención en bares y discotecas en 2009 por disposición del Ministerio de Gobierno y la Policía.
El horario se redujo al lapso de 20:30 hasta las 02:00 los viernes y sábados, mientras que el domingo y lunes no hay atención.
En Guayaquil, desde el primer día de la vigencia de esta orden, los propietarios de bares y discotecas de la “Zona Rosa” cuestionaron la medida asegurando que los perjudicaría económicamente.
Actualmente, los gremios relacionados con los establecimientos nocturnos aseguraron que la medida del Ministerio de Gobierno ha perjudicado las ganancias en, al menos, el 50%.
Por otra parte, el Observatorio para la Seguridad Ciudadana (OSC) de Guayaquil informó que las restricciones dirigidas a los horarios de bares y discotecas y expendio de bebidas alcohólicas permitieron una reducción de los delitos en un 17%, entre 2010 y 2011.
Pero entre gran parte de la ciudadanía no se percibe una baja significativa de los casos de robos, violaciones y asesinatos, especialmente aquellos que se presentan en los alrededores de locales de entretenimiento y reuniones nocturnas.
Discordia en Las Peñas
El ruido, las ganancias, los robos, la diversión, las “dulces sueños”... Los moradores del barrio Las Peñas y los usuarios de los bares y discotecas de este sector no se ponen de acuerdo con respecto a la continuidad de estos establecimientos en la zona regenerada.
Los propietarios de estos locales defienden lo suyo como un aporte al turismo nacional e internacional; en cambio, quienes no tienen negocio alguno señalan que perdieron la paz desde que llegó el “maquillaje”, según calificaron algunos, por parte del Municipio de Guayaquil.
“Pasamos de zona roja a zona rosa”, expresó Evy Sarmiento, quien vive hace 19 años en el lugar.
Agregó que reconoce que el sector luce mucho mejor con la regeneración urbana, pero que se tuvo que pagar un alto precio: la tranquilidad.
“Se diría que esa restricción de horario nos otorgó más horas de sueño los fines de semana... es una lástima que el límite no sea la medianoche”, dijo Sarmiento.
Por su parte, Máximo Léon lleva 38 años como habitante de Las Peñas, de los cuales ha dedicado 7 al expendio de cerveza en un pequeño bar que instaló en la planta baja de su vivienda.
El impacto de la restricción de horario, afirmó, llegó recién a mediados del año pasado. “Según creo, fue hasta que la gente empezó a encontrar otras opciones para poder tomar sin restricciones de consumo y tiempo”, comentó León.
Varios vecinos, que solicitaron la reserva de sus identidades, manifestaron que dentro de los bares se siguen presentando problemas por clientes inconformes, pasados de tragos, o que no han querido pagar la cuenta.
Ganancias vs. tranquilidad
Bernardo Ovalle, coordinador del OSC, manifestó que las cifras de reducción de los delitos relacionados con el consumo de alcohol son contundentes en cuanto a la efectividad de las restricciones.
Incluso, afirmó, los bares son el sitio preferido por las bandas de “dulces sueños” debido a que, según denuncias ciudadanas, el 53% de las víctimas ha sido abordado en estos lugares.
“Sería necesario potenciar la medida y evitar la diferenciación de horarios por la locación turística”, dijo Ovalle en referencia a los establecimientos nocturnos en Quito que cuentan con una hora más de atención al público.
Por su parte, Enrique Barreiro, presidente de la Asociación de Propietarios de Establecimientos Nocturnos, no cree que la medida haya sido tan efectiva.
“Basta con ver lo que ocurre cada día para darnos cuenta de que lo que se ha conseguido es solamente limitar las alternativas de entretenimiento y no la delincuencia y el sicariato”, opinó Barreiro.
En este tema, los dueños de bares y discotecas consideran imperativo un acercamiento entre el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, y la nueva gobernadora del Guayas, Viviana Bonilla, para llegar a un consenso que permita obtener réditos económicos en sus negocios, sin que ello afecte los niveles de seguridad alcanzados hasta el año pasado.