Recuerdos de 100 años del Cristóbal revivieron en pregón
Alumnos actuales, maestros, padres de familia y ex estudiantes que han ocupan o han ejercido cargos públicos ayer se reencontraron en la celebración de los 100 años del colegio Cristóbal Colón.
En el estadio Modelo Alberto Spencer, desde las 16:00, estuvieron estacionadas cerca de 25 chivas decoradas por cada paralelo del Colegio Cristobal Colón, las cuales formaron parte de un pregón.
En el lugar hubo venta de comida, música, globos y fuegos artificiales que causaron alegría y lágrimas en los presentes. Los ex cristobalinos fueron los más emocionados con el acontecimiento.
Dos chivas en las que se encontraban los compañeros de las promociones 32 y 34 se juntaron en una fiesta móvil que incluyó canto, bromas, risas y tequila.
En el vehículo perteneciente a la generación 32, los recuerdos fueron el principal ingrediente para pasarla bien. En ese automotor los amigos rememoraron las épocas del colegio donde al ahora concejal de Guayaquil, Octavio Villacreses, lo llamaban Guineo.
“El apodo nació porque yo era un muchachito muy pecoso, entonces me llamaban guineo mosqueado, guineo de seda, fréjol con gorgojo, leche con pulgas y cualquier cosa que tuviera pintitas. Guineo me decían en el barrio, en el colegio y hasta en la universidad”, reveló entre risas el edil.
El acto fue organizado por un comité de docentes y ex alumnos del establecimiento. El ecónomo inspectoral de los salesianos en Ecuador, Alfredo Espinoza, quien también es graduado del colegio, fue el presidente del comité.
“Hemos trabajado más de un año en esta celebración, toda mi vida ha transcurrido en este colegio, estoy orgulloso de ser cristobalino”, contó el padre emocionado.
Rodolfo Barniol, ex ministro de Gobierno, quien estuvo en la cita, afirmó que este momento ha sido muy singular para todos aquellos que pasaron por las aulas del colegio, ya que significa el cumplimiento de un siglo de buenas tradiciones y compañerismo.
Otro de los organizadores de la celebración fue el político y ex alumno Óscar Zuloaga, quien confesó que el colegio ha representado un importante lugar de reunión para los diferentes grupos sociales que representan a Guayaquil, y eso es lo que los diferencia de los demás.
“Este es un lugar muy alegre donde se deja sentir el espíritu salesiano y hoy ha sido la prueba de que puede haber pasado mucho tiempo, pero nos seguimos queriendo entre compañeros”.
El arquitecto Carlos Andrade, de la promoción 32, expresó gratitud al plantel al cual describe como el espacio que se ha dedicado a formar profesionales y seres humanos de primer nivel. “Estoy feliz de reunirme con mis mejores amigos, los compañeros del plantel salesiano”.
El ex titular de la cartera de Economía, Francisco Arosemena, quien actualmente es gerente general de Ecuavisa, recordó con cariño los últimos años de su bachillerato, cuando la solidaridad era la “actriz principal” entre compañeros. “Nos propusimos ser el mejor curso del Cristóbal, por lo que teníamos clases en las tardes, en las que nos ayudábamos unos a otros. Eso fue una cosa increíble, porque logramos juntos el objetivo”.
Reconoció tenerle mucho cariño a su antigua institución por los recuerdos que le trae. Los padres de familia mostraron satisfacción de tener varios miembros del hogar, de diferentes generaciones, cristobalinos.
“Mis 10 hijos, con mucho orgullo, son cristobalinos. Mi esposo y ahora tengo un nieto, son del Cristóbal. Lo que más me gusta es la devoción a Maria Auxiliadora, como dicen mis hijos, la fe en la casa, la devoción a María y a mi colegio Cristóbal Colon”.
El estudiante Carlos Castro, que se gradúa este año, se sintió melancólico porque extrañará ser parte del alumnado, pero está feliz porque siempre será parte de su historia.
En el desfile, que paralizó gran parte del centro y sur de la ciudad, todos pusieron su “granito de arena” y lograron reunir más de 200 vehículos.
Los automotores pusieron en marcha la celebración de una de las fechas más importantes para los alumnos, ex alumnos y docentes del Colegio Cristóbal Colón. La fiesta al final concluyó en la institución. Pero continuó en las casas de muchos.