Postal de Cerro Santa Ana ya no es igual a la de ayer
Los turistas que recorren el paseo León Febres Cordero y los choferes que transitan por el malecón Simón Bolívar no se percatan de la existencia del Barrio Las Peñas hasta que ya están en calle Imbabura, donde la historia asegura que nace el Puerto Principal.
La imagen del más antiguo barrio guayaquileño hoy no es fácilmente visible para quienes aún pueden navegar por el río Guayas, ni para aquellos que llegan por el complejo vial de la Unidad Nacional.
Actualmente, lo primero que llama la atención en la lejanía ya no es el emblemático Faro del cerro Santa Ana, en cuyas laderas se ubica Las Peñas, sino los edificios que se construyen en el lado noreste. Las obras que se observan corresponden a los proyectos Puerto Santa Ana y Ciudad del Río, impulsados por el Municipio de Guayaquil y el Grupo Nobis, respectivamente.
La propuesta mobiliaria municipal se inauguró, en una primera etapa, en abril de 2006 con una inversión de $ 15 millones para construir cinco edificios residenciales, oficinas, restaurantes, museos y comercios. La tercera y última etapa del proyecto concluyó en 2011.
El Grupo Nobis, a través de Pronobis, adquirió en 2008 un área de 26 mil metros cuadrados al Municipio, mediante subasta, por un valor aproximado de $ 12 millones.
El proyecto Ciudad del Río, según la agenda planteada por el Grupo Nobis, estaría concluido en los próximos tres años y tendrá una docena de edificaciones, en las que se prevé implementar, entre otras cosas, un hotel cinco estrellas y una torre que simulará un faro.
Pero en la regional 5 del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) se informó que el sitio donde se construyen estos proyectos no corresponde a la zona considerada como patrimonio.
Pérdida de protagonismo
Varios urbanistas e historiadores coinciden en que existe una contaminación visual en Las Peñas que gradualmente le resta protagonismo en las postales de la ciudad.
Sin embargo, Florencio Compte, decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica Santiago de Guayaquil (UCSG), considera que la imagen del barrio más antiguo de la ciudad comenzó a contaminarse siglos antes de los actuales proyectos urbanísticos. “Uno de los primeros cambios significativos son las mareas, que han hecho que exista sedimentación”.
Este proceso se registra antes del siglo XX y provocó que las casas, que antes daban al río, fueran tapadas por viviendas que se levantaron en la pequeña playa que se formó en la ribera. El espacio que quedó entre las primeras y nuevas casas de aquella época es lo que se conoce como la calle Numa Pompilio Llona.
Además, en el siglo XVII, según el académico, Las Peñas empieza a perder protagonismo con el traslado de los sectores comerciales hacia la Ciudad Nueva, ubicada a un kilómetro de distancia, hacia el sur. “También hay que recordar que las estructuras originales de Las Peñas se perdieron en el incendio de 1896 y lo que ahora vemos fue construido durante el siglo pasado”.
Según el académico, toca hacer una diferenciación porque no todo lo que rodea al Santa Ana corresponde a Las Peñas. “Del lado norte, incluso, nació el Barrio del Astillero, que luego se trasladó hacia la ribera sur y, en lo que vemos ahora de la ribera norte nació La Atarazana. Las Peñas corresponde solo a la calle Pompilio Llona y “el resto es el cerro”.
Las Peñas, de acuerdo con el arquitecto Ricardo Sandoya, mantuvo protagonismo urbano cuando se movilizaba por el río Guayas (antes de la segunda mitad del siglo XX).
Un estudio desarrollado por la Facultad de Arquitectura de la UCSG estableció que, por aquella época, las fachadas de las casas que quedan hacia el lado norte lucían con colores más brillantes que aquellas que se ubicaban del lado de la calle Pompilio Llona. “Hoy, por los colores pasteles que se establece en las ordenanzas, el cerro no luce”.
Por su parte el historiador Ángel Emilio Hidalgo considera que la vigencia histórica de Las Peñas no se perderá frente al desarrollo urbanístico del sector. “Estamos hablando del lugar donde nació la ciudad y eso es algo que casi todos los guayaquileños lo tienen claro”.
No obstante, sugiere, que tanto el Municipio como el Estado deben impulsar un proyecto de rescate histórico del lugar en donde los protagonistas sean sus habitantes. “La historia de Las Peñas es algo que se consigue en los libros, pero un mayor realce sería conocer la parte humana del lugar donde comenzó el desarrollo urbano de la ciudad”.
Irrespeto del sitio
Durante un recorrido que realizó este diario por el barrio Las Peñas, a lo largo de la calle Pompilio Llona se encontró indicios del poco respeto que tienen algunos ciudadanos hacia el patrimonio histórico que representa el lugar.
En el sitio de El Fortín, donde se encuentran los cañones que conmemoran el lugar desde el cual se repelió el ataque del almirante holandés Jacobo LHermite, se encuentran varios rótulos de personas que estamparon sus nombres con marcador y papel líquido.
También se aprecia un par de grafitis, uno de los cuales luce borroso debido a que, aparentemente, se lo repintó o lavó, pero aún se puede leer “S.O. Vagos de la 9” en medio de los cañones.
En la calle Pompilio Llona, pese a que existe señalización que prohíbe el estacionamiento de vehículos, se observaron automotores desde la entrada al barrio.