Pocos negocios funcionan en el agitado Barrio Cuba
Las actividades comerciales en los alrededores del camal municipal, ubicado en el barrio Cuba, hasta el mediodía de ayer seguían sin recuperar su ritmo habitual tras la gresca que se registró el viernes entre la Policía Metropolitana (PM) y comerciantes autónomos de carne y vísceras de res.
Ese día, miembros de la PM llegaron hasta el lugar para decomisar la mercancía y desmantelar los puestos de ventas de estos alimentos.
La situación derivó en un enfrentamiento donde hubo lanzamiento de piedras, botellas y gas lacrimógeno, lo que provocó que varios ciudadanos terminaran con golpes, cortes y asfixia.
En condiciones normales, más de 50 comerciantes, a partir de las 06:00, colocan sus puestos alrededor del camal para ofrecer productos cárnicos como corazón, hígado, ubre, entre otras vísceras de res.
A las 07:00 de ayer, la cifra de vendedores apenas era de cinco. Otros, en cambio, en escaso número, se habían atrevido a colocar su puesto, pero sin ánimo aún de ofrecer los productos.
Miguel Narváez, con 40 años en el negocio de faenar y expender carne, criticó que dentro del camal existan personas que, a espaldas de las autoridades, realicen cobros no establecidos por el Municipio de Guayaquil.
Narváez denunció que entre septiembre y octubre, personal municipal empezó a cobrar 10 centavos por el retiro de cada paquete de vísceras. “La gente empezó a hablar del abuso y la posibilidad de denunciarlos por lo que a los cuatro días dejaron de cobrar eso. Seguramente alguien les alertó”.
Cerca de las 08:00, una persona empezó a vociferar, dando cuenta del avance de la PM hacia el camal. El temor de pasar otra vez por la situación de hace cuatro días hizo que los pocos comerciantes que se habían animado a salir, en menos de 3 minutos, escondieran su fuente de ingreso.
Pero varios miembros de la Policía Nacional (PN), que se mantuvieron hasta la tarde, se hicieron presentes en el lugar para notificar que los efectivos de la PM no habían recibido orden alguna para desalojar.
La noticia no causó tranquilidad y varios comerciantes se quedaron en la calle Francisco Robles para vigilar de lejos al personal municipal que se había ubicado cerca del mercado de la Caraguay.
Pablo Álvarez, quien está en el negocio desde hace más de tres décadas, sostuvo que sacan muy poco por libra o unidad y que han procurado acercarse al Municipio para ser regularizados sin obtener alguna respuesta positiva. “Lo que se quiere es trabajar, ni siquiera somos competencia para los de la Caraguay porque ellos ofrecen productos de mejor calidad que nosotros, y en mejores condiciones”, comentó .
En un buen día, los comerciantes llegan a obtener hasta 30 dólares de ganancia por la venta de las vísceras. Pero Álvarez no se formó ayer muchas expectativas porque “seguramente la gente tendrá temor de salir de sus casas”.
Varios representantes de estos vendedores se dirigieron hasta la Gobernación del Guayas donde, entre las 11:00 y 12:00, sostuvieron una reunión con Luis Cubillos, jefe político del cantón.
Miguel Torres, uno de los dirigentes, manifestó que contaron los eventos del pasado viernes y el deseo de ser regularizados por el Cabildo porteño.
Alrededor del mediodía de ayer trascendió que varias autoridades municipales visitaron el camal y ofrecieron la reubicación de 40 vendedores autónomos en un terreno situado en la calle Francisco Robles, y la regularización de quienes tienen los negocios dentro de sus casas.