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Personajes urbanos de antaño forman parte de la ciudad

Guayaquileños y turistas se hacen fotos en escultura de ‘El rey de la galleta’, un personaje que utilizaba coplas para convencer a sus clientes.
Guayaquileños y turistas se hacen fotos en escultura de ‘El rey de la galleta’, un personaje que utilizaba coplas para convencer a sus clientes.
Foto: Hilda Granda
11 de mayo de 2017 - 00:00 - Hilda Granda Suárez

Existen personajes que a pesar del paso del tiempo siguen en la retina de los guayaquileños. Por ello el Municipio de Guayaquil, a través de la Fundación Guayaquil Siglo XXI, emprendió desde 2014 el proyecto de esculturas urbanas.

Las obras son en bronce o fibra y reviven la historia a través de personajes que fueron representativos en la urbe.

Melvin Hoyos, director de Cultura y Promoción Cívica, cuenta que la idea se adoptó de países europeos.

La primera escultura fue la de Juan Pueblo, una idea del Alcalde, y luego vinieron otros personajes.

“Las esculturas de personajes históricos, como Pedro Carbo, Medardo Ángel Silva, Ana Villamil Ycaza, Vicente Rocafuerte, Alberto Spencer, o Juan Pueblo, son muy representativas para Guayaquil”, dice Hoyos.

También existen esculturas de oficios tradicionales, como el cangrejero, el betunero, el canillita, ‘El rey de la galleta’, o el vendedor de lotería, que están en la Plaza San Francisco; el ‘Hombre de la campana’, sobre la calle Boyacá; los niños jugando al pepo en la plaza Baquerizo Moreno, y los niños bañistas, frente al estero Salado.   

Para el historiador Rodolfo Pérez  Pimentel, Jacinto León Zúñiga, más conocido como ‘El rey de la galleta’ y quien recorría las calles vendiendo su producto, tenía facilidad para versificar coplas y todos le compraban debido a su creatividad.

“Era un vendedor que gracias a su don convencía a los clientes. Muchos guayaquileños aún lo recuerdan con cariño”.

La fotografía en el parque era otro oficio de antaño. Este arte  comprendía tomar fotos en un trípode que sostenía una caja de madera y que a la vez servía para revelar fotografías. “En su interior contenía el portaplaca, los dos recipientes pequeños para el revelador y el fijador. Además una capucha donde el fotógrafo metía la cabeza y tomaba la foto en blanco y negro. En 5 minutos la entregaba y cobraba 2 sucres”, dice Pérez Pimentel, quien de pequeño iba al parque a pasar la mañana con  su abuelo, que aprovechaba para hacerle tomar fotos.

José Valero, de 29 años, dice que las esculturas son bien elaboradas.

“Nos permiten conocer los oficios que se realizaban en la ciudad”.

En el Malecón, junto a la Torre Morisca, está la escultura de Juan Pueblo. Ahí suele fotografiarse Ivonne Guijarro, de 32 años. La imagen de Juan Pueblo le atrae.

“Es un personaje sencillo, humilde y luchador. Todas estas esculturas representan la esencia de nuestra ciudad”. (I)

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