Pasajeros corren riesgos al abordar buses de Metrovía
Emilia González, de 32 años, abordó por primera vez la ruta de Metroexpress (troncal 2 de la Metrovía) que avanza hasta la Playita, con el objetivo de llegar hasta un dispensario de salud ubicado en la ciudadela Valdivia, al sur de Guayaquil.
A través de una amistad, conoció que había una parada justo en el punto de su destino. Al llegar al sitio, dos cosas la tomaron por sorpresa: Tenía que avanzar hasta el vagón delantero para salir... Además había una distancia que consideró exagerada entre el vehículo y la estación.
“Por ahí cabe perfectamente un niño que no pise bien”, cuestionó González.
La situación se repitió en dos ocasiones posteriores por lo que considera que no fue una eventualidad.
Leopoldo Falquez, gerente de la Fundación, aseguró que el espacio entre los vehículos y estaciones no pasa de los 20 cm. “El mecanismo de las puertas no se abriría si fuese una distancia mayor”.
Además sostiene que se monitorea a través de un sistema de vigilancia para corroborar si las unidades cumplen con las disposiciones en cuanto a puntos de parada y límites de velocidad.
Sin embargo, para los usuarios consultados, estos controles resultan insuficientes. La falta de rampas en los articulados ya ha sido fuertemente criticada “y un espacio así para abordar es muy peligroso”, dijo Betsabé Pilaloa, presidenta de la Asociación de Hemipléjicos, Parapléjicos, Cuadripléjicos y Amputados del Guayas.
Destaca los avances en los buses de transporte urbano y señalética en la Metrovía. “Esperemos que, en el futuro, se dé una solución definitiva al tema de las rampas”.
Para César Cárdenas, del Observatorio Ciudadano de Servicios Públicos, el ‘hueco’ que se forma durante el acceso, es igualmente peligroso para todos los usuarios.
“No hay control durante las horas pico, la gente ingresa apresuradamente, como quiere y ya muchos se han caído y lesionado”. (I)