Los guardias impidieron acudir a las oficinas de la gerencia
Otro usuario de la Metrovía resultó afectado cuando puertas de un articulado se cerraban
Gritos de enojo y reclamos se escucharon, durante la mañana de ayer, en la estación de la Metrovía Río Daule, al norte de Guayaquil.
Los usuarios del sistema de transporte, creado hace una década por el Municipio, aprovecharon la visita del personal de la Defensoría del Pueblo para expresar sus opiniones sobre el servicio. “No se puede viajar, mire la cantidad de gente, no hay carros. Aquí se espera más de 20 minutos”, protestó Máximo Segovia, quien se dirigía a la calle Boyacá (centro).
De su parte, Luis Mendieta, a las 08:20, estaba molesto porque habían transcurrido 15 minutos y no se había embarcado. “Ustedes ven cuánto se demora. Mire qué hora es y no podemos llegar al trabajo”.
Funcionarios de la entidad estatal visitaron la estación para hacer la primera observación del servicio. Recorrieron las instalaciones, tomaron fotos y efectuaron sondeos entre los usuarios.
Zayda Rovira, titular de la zona 8 de la Defensoría, puntualizó que los reclamos de los ciudadanos fueron repetitivos: las unidades demoraban en salir, no se brindaban facilidades a las personas con discapacidades y faltaban controles en los abordajes. “Vamos a revisar todo lo que hace el ciudadano y determinar si la prestación es de óptima calidad. Al final, convocaremos a las autoridades de transporte para que acudan a una audiencia”.
Según Rovira, la visita se repetirá en todas las estaciones y la recopilación de datos seguirá.
Las filas más extensas se formaron en la troncal que va desde la Río Daule hasta el Guasmo (en el sur); el mismo recorrido que hacía Lady Freire Sornoza cuando se le abrieron las puertas del articulado y perdió la vida.
Los usuarios que querían usar la ruta que va directo al centro se indignaron cuando algunos choferes indicaron que ayer no estaba disponible.
No estuvo presente ninguna autoridad de la Metrovía durante la diligencia. Los periodistas de diversos medios quisieron acudir a las oficinas del gerente general de la Fundación, que están en la citada estación, pero un grupo de guardias privados impidió desarrollar el trabajo de los comunicadores. “No hay nadie, no hay nadie”, dijeron.
Tampoco permitieron consultar por el horario del gerente.
Durante la cobertura dos unidades presentaron problemas en sus puertas.
Justamente este lunes un ciudadano denunció que su hijo, menor de edad, quedó atrapado entre las puertas de un articulado. Miguel Santana narró que iba abordar la unidad, en la parada del Mall del Sur, cuando se cerraron con la cabeza de su vástago en el medio.
La puerta golpeó en el rostro al niño. “Quedó con la cara roja y manchada de grasa. Como las compuertas tienen un caucho no se la partió. Cuando reclamé al chofer, este me dijo que había anunciado que iba a cerrar. Pero los que estamos afuera no podemos escuchar”.
La denuncia será llevada a la Defensoría del Pueblo.
Rovira adelantó que todos los reclamos se reunirán en un solo expediente. (I)
La fila de usuarios de los articulados fue extensa la mañana de ayer. El servicio que va directo desde el norte hasta el centro no estaba funcionando. Los ciudadanos se sorprendieron por la medida. Foto: William Orellana / El Telégrafo