El arte puede expresarse de diferentes formas, solo basta la creatividad del artista y el material que utilice. Para el colombiano Marlon Orjuela, la palma de coco se ha convertido en la materia prima con la que realiza sus obras y que le ha permitido conocer al menos tres países de América Latina.

La calle Pedro Moncayo, entre 10 de Agosto y Clemente Ballén es el lugar idóneo para trabajar en un ‘cuatricanasto’ (como él llama a los sombreros) que le habían encargado minutos antes.

Cuenta que este oficio lo aprendió hace 5 años, gracias a un paisano suyo. Este joven, de 21 años, explica que con el tejido de la palma de coco elabora sombreros, flores, canastos, animales e insectos.

En 2014, cuando emprendió el viaje desde Colombia, le dijo a su madre: “mamá, me voy para Ecuador”, luego recibió la bendición y 5 mil pesos como parte de un regalo, con eso compró un cepillo de dientes, una pasta y un jabón.

Johnny Reasco, de 43 años y comerciante de la zona, dice que con la habilidad que tiene, Orjuela puede viajar a cualquier sitio.

En fabricar sus obras tarda al menos  20 minutos. Lo primero que debe hacer es coger una rama y comenzar a trenzar una por una sus hojas hasta formar el objeto deseado; los excesos los corta con un cuchillo. Cuando termina la obra, su color es verdoso, pero al transcurrir los días se torna café, porque se seca la rama y se endurece.

Antes de visitar Ecuador, Marlon residió por 1 año en Perú. Conoció casi todo el país. Luego se trasladó a Brasil. Ahí compró una bicicleta que bautizó como ‘Vicky’. Además aprendió a hablar portugués para comunicarse con sus clientes.

Al terminar el día gana al menos  $ 20, suficiente para pagar su estadía en un hotel, comprar la comida y ahorrar algo para su siguiente viaje.

Piensa visitar Colombia para culminar este año con su familia, y cuando llegue el 2018 cogerá su mochila y su próximo destino será Chile, luego Argentina.

“Vea parce cuando se toma una decisión de viajar, hay que hacerlo, usted no se pone a pensar en el dinero y eso. Se viaja despacio, con calma, así se demore en recorrer 367 km en dos o tres días, ¡hágale! Lo importante es conocer otras culturas, otras nacionalidades y llevar el arte que uno sabe. Tanto en Perú, Brasil y Ecuador he recibido muestras de afecto”, acota Orjuela. (I)