Las obras de los paraderos y carriles exclusivos de la troncal 2 del sistema Metrovía serán inauguradas hoy por el Municipio de Guayaquil aunque los articulados y alimentadores de la ruta recién entrarían a operar desde diciembre de este año.  

Varios obreros pulían ayer  detalles como limpieza de los paraderos y señalética de los carriles exclusivos.
Dos fueron las empresas constructoras a cargo de esta obra: ETINAR e Hidalgo & Hidalgo. Los paraderos que se construyeron a lo largo de las avenidas 25 de Julio y de las Américas, y de las calles Pedro Moncayo y Machala, cubren  una ruta de 26,45 km.

Los paraderos, todos cubiertos por banderines que los identifican como obra del alcalde Jaime Nebot, aunque guardan similitudes con las otras troncales, tienen marcadas diferencias en los puntos correspondientes a la Juan Tanca Marengo y el aeropuerto José Joaquín de Olmedo.    

En el primer caso, los dos paraderos correspondientes al punto (norte-sur y sur-norte) se encuentran unidos por un pequeño tramo que cuenta con techo y unas jardineras. 

Mientras que el paradero del aeropuerto tiene un diseño arquitectónico distinto: color blanco, vidrios verdosos y techo curvo.   

Además, continúa la construcción de cuatro pasos peatonales elevados -para igual número de paraderos-, en los que se invertirán 2’000.000  de dólares.   

Los pasos elevados están en las paradas Aguirre Abad, Carlos Luis Plaza Dañín, Juan Tanca Marengo y ciudadela Simón Bolívar.   

Se prevé que los futuros usuarios del sistema de transporte, al subir o bajar de los vehículos, salgan a través de estas infraestructuras para evitar que  corran peligro al cruzar las vías de acceso por donde circularán los buses articulados que tienen paradas obligatorias.

Hace pocos días, el Cabildo informó que se construirá otro paso elevado en el paradero de la Pradera 1, al sur de la urbe.

La mayoría de las personas consultadas por este Diario, en la ruta de la troncal 2, se manifestaron conformes con el futuro funcionamiento del sistema de transporte municipal en sus sectores. Sin embargo, tienen varias inquietudes respecto del número de unidades disponibles y la afectación a zonas escolares y comerciales. 

Propietarios de varios locales que se encuentran al pie de los paraderos vieron sus ventas disminuidas cuando comenzaron las obras de la troncal 2.

Enriqueta Carrillo, propietaria de una ferretería en la esquina de Pedro Moncayo y Manabí desde hace 9 años, comentó que los carriles exclusivos restaron espacio para el parqueo de sus clientes.

Tomando en consideración la cercanía de su local con los paraderos “espero  recuperar algunos clientes”, dijo Carrillo.
Gualberto Flores, administrador de la panadería San Agustín, frente al paradero y colegio homónimos, piensa distinto a Carrillo.    

En este punto, el paso de los articulados no dejará espacio para ningún otro tipo de tráfico, mucho menos para estacionamiento. “Difícil está el asunto  porque los clientes que paraban aquí con su carro ya no podrán hacerlo”, aseguró.

En otros puntos, las personas en cambio observaron la cercanía de planteles como Guillermo Rodhe, Sagrada Familia, Abraham Lincoln, San Agustín, entre otros.

Carlos Miranda, quien tiene matriculada a una hija en el Sagrada Familia, sugirió que las autoridades de tránsito pongan especial cuidado en la señalética y semáforos de la ruta para evitar accidentes. 

“Es bien delicado el asunto, sobre todo tomando en cuenta que todos los alumnos salen a la misma hora... creo que los buses  deberán bajar la velocidad”, acotó Miranda.

También existen dudas sobre si habrá el número suficiente de unidades. Al respecto, la Fundación Metrovía ha manifestado públicamente que los 90 articulados y 90 alimentadores previstos inicialmente no constituyen una cifra definitiva y que podrá incrementarse de acuerdo con las necesidades.