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Choferes del sistema -según empleados- no reciben utilidades ni para pasaje

"Nos obligaban a salir con ese daño (de la Metrovía)"

Las protestas contra el sistema municipal Metrovía, en el sur de Guayaquil, hoy cumplen 9 días.
Las protestas contra el sistema municipal Metrovía, en el sur de Guayaquil, hoy cumplen 9 días.
Foto: Eduardo Escobar / El Telégrafo
18 de junio de 2016 - 00:00 - Redacción Guayaquil

El colapso de la puerta del sistema de transporte municipal Metrovía no solo rompió el clima de paz en el que vivía la familia de Lady Freire Sornoza.           

La noche del pasado 9 de junio -cuando Lady cayó y terminó arrollada por el articulado en el que viajaba- también se abrió un drama para la familia de Mery Pilay, esposa del conductor J. Ch. (el único detenido). Vive en la empobrecida Monte Sinaí (noroeste de Guayaquil) y es madre de 5 niños (el mayor tiene 12 años y el menor 8 meses).  

Mery denuncia que su esposo, portador de una licencia tipo E, es la otra víctima del accidente registrado en el sur del cantón. Aquel día él no huyó y se quedó esperando a las autoridades junto al colectivo (número 1045) “porque es inocente”, asegura la ciudadana.

Un día después del accidente, Leopoldo Falquez, gerente general de la Fundación Metrovía, declaró que las unidades diariamente salen revisadas a las 04:00 y se constata que todo el sistema esté operativo. El mantenimiento -según la entidad municipal- lo hace el Consorcio (Metroquil). “Es el conductor quien debe percatarse de si algo está funcionando mal y salirse de la ruta”.

Mery lo desmiente. Los conductores de las unidades -añade- solo tienen permiso para revisar que el volante esté limpio, que la carrocería no esté dañada y que no tenga las llantas golpeadas.

Máximo Guaranda también es conductor de la Metrovía. Él ratifica la versión de la cónyuge del detenido. “El Consorcio Metroquil nos prohíbe (revisar algún aspecto técnico). Incluso, hay una zona restringida para nosotros, no podemos entrar a los talleres”.

Los empleados -dice- recibieron capacitación de manejo, no de revisión técnica. “Si se desconecta el pito, no podemos conectarlo”, detalla el empleado del consorcio.

Pero más versiones entre la fundación y los empleados se contradicen. Metrovía afirma que cuando ingresó Lady, antes de la desgracia, la unidad no estaba llena; en cambio, el conductor asegura que sí iba llena. Las versiones de testigos, recogidas en diversos medios de comunicación, coinciden con la de J. Ch.

¿Por qué colapsó la puerta?

Guaranda, quien además es presidente del Sindicato General de Trabajadores de Metroquil, estuvo el día del peritaje. Él confirma que ayudó accionando los botones (del carro).

Además señala que la puerta funciona con un sistema de aire y electricidad al que denominan “botella”. “Una de las mangueras se zafó y ocasionó que la puerta se abriera. Si 10 personas se arriman a esa puerta, no se abre. Lo hace solo cuando la manguera se rompe, pero no por presión”.    

El trabajador indica que entre el martes y el miércoles recién se estaba revisando el estado de las compuertas de 19 unidades. En un recorrido que hizo el equipo periodístico de EL TELÉGRAFO, en esta semana, constató que hay articulados con portones que no cierran completamente.  

Guaranda revela que han reportado averías recurrentes: alta temperatura en los vehículos, carros frenados y boyas dañadas. “En ocasiones, si el carro tenía algún daño, nos obligaban a salir con ese daño”.

Con esos antecedentes, Pilay pidió ayuda a Metroquil, que opera la ruta desde hace 10 años, para que asista a su esposo. “El abogado del consorcio Metrovía, de apellido Pérez, dijo que deje a mi esposo preso, porque allí la iba a pasar mejor que en casa.  En cambio, José Luis Macías, jefe de operaciones, dijo que no se puede poner abogado porque si yo contrataba uno debía correr con los gastos”. La familia del detenido denunció los extenuantes horarios de trabajo y la poca responsabilidad social de la empresa.

Él salía de su casa a las 12:00 y trabajaba hasta las 23:45 (sin horas de comida). Sin embargo, pese a que los dejan irse casi a la media noche, no les reconocen dinero para un taxi ni poseen expreso. A Monte Sinaí llegaba a las 01:30. Tampoco reciben utilidades. Guaranda -agrega- decidió hablar porque está harto de las injusticias que se cometen contra los choferes de la Metrovía.  

Hasta el momento, los directivos del consorcio Metroquil no se han pronunciado públicamente sobre el caso de Lady ni de su conductor. (I)

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