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La hermana de la fallecida afirma que el Consorcio Metroquil le pidió que parara el linchamiento mediático

¡No más Ladys! claman quienes desean "enrumbar" a la Metrovía

Las personas cercanas a Lady Freire Sornoza muestran imágenes de ella a los conductores del sistema de transporte instaurado por el alcalde Jaime Nebot Saadi.
Las personas cercanas a Lady Freire Sornoza muestran imágenes de ella a los conductores del sistema de transporte instaurado por el alcalde Jaime Nebot Saadi.
Fotos: William Orellana / El Telégrafo
17 de junio de 2016 - 00:00 - Redacción Guayaquil

Carolina Freire Sornoza, de 20 años de edad, infla globos, supervisa pancartas, participa en reuniones, realiza trámites, habla con la prensa... Camina y organiza a la vez.   Desde el pasado jueves 9 de junio esa es su rutina.  

Su hermana Lady, de 18 años, falleció luego de que se abrió la puerta de un articulado del transporte municipal Metrovía. La joven, que estaba a dos paradas de llegar a su casa, cayó y fue arrollada por la misma unidad.

La tragedia irrumpió en la tranquilidad de la Floresta 3 (popular barrio del sur de Guayaquil). Carolina, amigos y vecinos ahora se reúnen todos los días en el parque de la manzana 14 para marchar en memoria de la fallecida.

Son las 17:00 del miércoles y ya existe un grupo confeccionando carteles en los que aparece la sonriente Lady. Han transcurrido 9 días de la desgracia. El conductor del bus está detenido, sin embargo, la familia de la víctima no ha recibido asistencia económica del Consorcio Metroquil (operadora de esa ruta), ni ha obtenido respuesta sobre el porqué se abrió la puerta.  

Hasta que eso no ocurra, a diario el grupo desfila pacíficamente por la Avenida Domingo Comín (donde falleció la joven). La marcha arranca a las 19:00, pero se prepara horas antes en los hogares de quienes se sienten identificados con el dolor de los Freire Sornoza.

La vecina María Jurado, desde las 14:30, coloca velas dentro de recipientes plásticos. Logra hacer 60 lámparas artesanales que serán encendidas por la noche.

La rutina dentro de su hogar también se ha visto alterada. Desde hace una semana, para intervenir en la campaña ciudadana, solo prepara almuerzo en su casa. Como no le queda más tiempo para cocinar otro menú en la merienda, calienta el  alimento de la tarde. “Allí se le agrega algo más al arroz, pero el tiempo que estamos dedicando a esta actividad es por una buena causa”, explica.

Otro grupo de mujeres martillan sobre tapillas metálicas. Utilizan esos elementos como grapas para las agarraderas de los letreros. Los niños corretean e intentan agarrar globos blancos en los que se escribió con marcador azul: ¡Justicia para Lady!

Un padre de familia cuenta que llegó con su familia. Fernando Palacios -su hijo- era el enamorado de Lady. “Él está destrozado. Quiero apoyarlo. Aquí, participando en esto, se siente mejor”.

Fernando es uno de los más activos. Él lleva una gigantografía, que recién la hicieron el miércoles, con la imagen de Lady. “Cuando pase la Metrovía nos paramos  frente (al parabrisas) y se la ponemos cerca. ¡Para que hagan conciencia!”, expresa con una mezcla de coraje y tristeza.

Por primera ocasión, en 10 años de operación del sistema municipal, se da una protesta por varios días consecutivos contra el servicio creado en la administración del alcalde Jaime Nebot Saadi. Niños (a pie y en coches), jóvenes, adultos y personas de la tercera edad caminan lentamente por los dos carriles exclusivos.

Suenan pitos y gritos a todo pulmón: ¡No más Ladys! ¡Justicia para Lady! Por momentos, tras dos horas de manifestación, se apagan las voces por el cansancio, pero siempre hay alguien que vuelve a corear:  “¡Únete pueblo!” “No más Ladys”.

A diferencia de otros días, recuerda Carolina, ningún medio de comunicación sigue cubriendo la marcha. “Un reportero comentó que el jefe del canal le pidió que ya no siguiera con el tema”.

Al paso de cada articulado o alimentador alrededor de 50 manifestantes hacen una cadena humana para que no avancen. Los automotores tienen que detenerse y escucharlos. Luego de 10 minutos, como sintiendo vergüenza, los conductores no reclaman ni usan el claxon. Se cruzan de brazos hasta que los ciudadanos se retiren.

La acción se repite cuando aparece un nuevo bus. “Ellos van a perder unos minutos, pero ella perdió la vida”, reflexiona Fernando.

Hay pocos vigilantes de la Agencia Municipal de Tránsito. Los que están cierran el carril. Algunas motos que circulan por el sector se detienen y felicitan a los manifestantes. ¡Ya era hora de que alguien reclamase en esta ciudad! ¡Estaban demorando! Otros choferes, como muestra de apoyo, pitan y levantan el pulgar.       

A las 20:00, los allegados de Lady se detienen en la Pradera 2, lugar donde murió Lady. La sangre, cual pintura, sigue impregnada en el suelo gris. Allí colocan 60 velas y con ellas forman un corazón. Las gigantografías completan un altar. Carolina las enciende y se sienta. Luego rompe el silencio.

“Hablé con directivos del consorcio y sus abogados. Me pidieron que terminara el ‘linchamiento mediático’. Les respondí que yo no puedo controlar a todas las personas...Mi hermana era una chica de casa, no muy amiguera. Le pregunté a una vecina por qué han salido a la marcha y me indicó: ‘Carolina, lo que pasó puede ocurrirle a cualquiera de nuestros hijos. Y sabemos que te estás enfrentando sola a un monstruo poderoso. (el Municipio de Guayaquil)’”.

Hoy viernes, a las 19:00, será el octavo día de la manifestación. (I)   

Carolina (camisa de cuadros) a diario enciende velas en el lugar donde perdió la vida su hermana. Los rastros de sangre siguen impregnados en el carril.

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Revelan falta de mantenimiento

Chofer detenido no recibe ayuda de la Metrovía

Mery Pilay, esposa del conductor de la Metrovía involucrado en el accidente, denuncia que el Consorcio Metroquil no le ha dado ninguna ayuda.

La mujer desmintió a la Fundación Metrovía, la cual indicó que los conductores son los últimos que revisan el estado de los vehículos. “Solo tenían permiso para limpiar el volante y ver si tenía rayaduras. Ellos solo manejan”.

Según ella, el abogado del Consorcio Metroquil le sugirió que dejase a su esposo en la cárcel, pues allí estaría bien junto a otros colegas de la Metrovía. Otro conductor reveló que la puerta se dañó por falta de mantenimiento. (I)

Mery Pilay, esposa del detenido, denuncia que la Metrovía quiere culpar de todo a los choferes. Ella asegura que a ellos no les permiten revisar la parte técnica.

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