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Niños y celulares, ¿beneficio o daño?

Niños y celulares, ¿beneficio o daño?
15 de marzo de 2015 - 00:00

Por Ditter Ordóñez, alumno de Comunicación de la UEES

Los niños están creciendo en un mundo digital. La tecnología está integrada en sus vidas. Hace unos 10 años, ellos jugaban al aire libre, montaban en bicicleta y hacían deporte. Hoy eso ha cambiado.

El acceso no tiene frenos. Los avances traen aspectos positivos, pero si los usos no están controlados, pueden causar problemas a niños y jóvenes.

Ahora es un requisito tener al menos una tableta o un teléfono inteligente en casa.

Los jóvenes las manejan mejor. No es inusual ver a un niño deslizar los dedos en las pantallas y presionar los botones.


Antaño, la preocupación era que los niños pasaban horas frente al televisor. Hoy la inquietud de los padres la constituye el contacto que tienen los niños con las nuevas tecnologías, ya que la afición a los dispositivos electrónicos suele convertirse pronto en una adicción.

Cuando un niño renuncia a su vida social o familiar y prefiere vivir aislado, según los especialistas, conviene acudir a la consulta psicológica.

El uso excesivo de redes sociales, videojuegos o internet puede traer consecuencias negativas: ansiedad, depresión, irritabilidad, trastornos de sueño, tristeza, bajo rendimiento escolar, entre otras.

La psicóloga clínica María Auxiliadora Peralta, de la Unidad Educativa Montessori, explica que la tecnología puede ser muy enriquecedora. “Los niños(as), como sujetos en formación, también pueden hacer uso, incluso cada vez son más las instituciones educativas que incluyen en su material de trabajo tabletas, laptops y proyectores”.

Para ella, no se debería prohibir el uso de móviles a los niños, mientras haya un adulto responsable.  “Debe haber regulaciones: tiempo de uso, programas para menores de edad, personas con las que está en contacto, entre otros”.

La psicóloga señala que es preferible que los padres instauren rutinas. “Con una hora, máximo dos, estaría bien”.

En caso de que un niño padezca adicción al móvil, habría que indagar los motivos, quizás existe una dificultad para enfrentarse a la realidad, socializar, baja autoestima; incluso algún problema familiar. “En ese caso -recomienda la experta- es necesario acudir a un profesional”.

Mariuxi Johnson, madre de familia, cuenta su experiencia. Desde el año escolar pasado, se implementó el uso de tablets y ebooks como herramientas de trabajo para reemplazar los textos. Esperaba que las clases sean dinámicas, prácticas y divertidas.

 Pero su hijo solo usaba el dispositivo para juegos o videos. Se hizo adicto. Cambió su comportamiento y sus gustos. No quería salir de casa, jugar o comer. “Le dolían los ojos, brazos, cabeza; lloraba por el dolor, el analgésico no hacía efecto”.

 En la escuela, agrega, estaba decaído, cansado, desatento, porque en clase decía que no veía bien. Dice que lo llevó al pediatra y lo derivó al oftalmólogo. Ambos dijeron que el uso de los aparatos era el causante de su malestar.

“Mi hijo es aficionado a los videojuegos y mi hija a los videos musicales y documentales; si no controlo su tiempo de conexión, ellos podrían pasar días sin desconectarse”, comenta la madre de familia.

“Son adictivas (las tecnologías). Mientras más pequeños son los niños, necesitan mayor control”, indica la psicóloga Patricia Marcial.

Los niños no desarrollan el tacto ni el gusto, ya que solo están en contacto con una superficie, confundiéndolo con el mundo real. La tecnología -señala- reduce su creatividad e imaginación. En cambio, los jóvenes deben socializar, pero cuando están con los juegos y la tecnología se aíslan. En ese instante es cuando se desarrollan los problemas y cuando crecen se convierten en adultos retraídos.

“La tecnología y los juegos son como una droga que les da satisfacción, cuando no se sienten cómodos con otras personas, vuelven a su mundo”, explica. “Es una distorsión de la realidad, están viviendo una fantasía y cuando enfrenten la realidad se dan cuenta de que es dolorosa y no quieren vivirla, lo cual no les permite madurar”.  

No todo es malo

El avance de las tecnologías también tiene su lado positivo, si se usan con control pueden ser un valioso aporte.

Pueden ser beneficiosas para el aprendizaje. Cuanto más interactivo, mejor. Se puede animar a los niños a familiarizarse con sitios web infantiles y juegos en los que el significado se vea reforzado por el sonido, el movimiento y el color.

Estas actividades interactivas son divertidas y dan a los niños el control. Hay juegos que ayudan a activar el pensamiento (actividades de memoria, concentración, creatividad, idiomas).

Desde el punto de vista pedagógico, se sustituye la tinta y se evita la deforestación con la sobreproducción de cuadernos. Además, se mantiene una comunicación constante por medio de redes sociales.

Ambas psicólogas coinciden en que los padres tienen la responsabilidad y el control de lo que sus hijos hacen con la tecnología. Las expertas entienden que ahora forma parte de la vida, pero creen que no debe sustituir a la lectura de un libro o al tiempo de juego con los hermanos.

Por eso sugieren acompañarlos siempre cuando estén online y que se haga un hábito desde el principio para mantenerlos seguros.

Ellas recomiendan limitar el uso de los aparatos electrónicos y determinar el tiempo de juego, estar siempre alerta de los contenidos que los niños ven en la tablet, celular o computadora. No todos los videojuegos o páginas de internet son negativos, pero los padres deben estar pendientes de lo que sus hijos consumen.

Influencia en el desarrollo

Existen varias razones por las que los niños no deben usar estos aparatos tecnológicos sin supervisión o en exceso. Los expertos coinciden en que estar demasiadas horas pegado al móvil o tablet es perjudicial al desarrollo de los niños.

La tecnología se convierte en adicción cuando provoca aislamiento. El desarrollo saludable del niño requiere de 4 factores: movimiento, tacto, conexión humana y contacto con la naturaleza. Esas aportaciones sensoriales garantizan el desarrollo normal de la postura, coordinación, los estados de excitación y autorregulación.

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